
Murmullo
Es mi primer día de Universidad en la ciudad de Barcelona, estoy nerviosa porque soy nueva y la verdad que no sé muy bien cómo voy a encajar en el grupo. Voy a secretaria y cojo mi horario nuevo, me quedo mirando el plano y me quedo parada al ver lo inmensa que es. ¿Cómo voy a encontrar mi clase si no sé ni donde estoy ahora? Una joven muchacha pasa por mi lado y aprovecho la oportunidad.
—Hola, disculpa, ¿me podrías decir donde está ésta clase?
—Oh, claro. Ven conmigo yo también voy a esa asignatura —me sonrío y marcho con ella. La chica parece simpática, sin embargo, cuando entro a clase no esperaba nada de lo que hizo —Chicos y chicas, darle la bienvenida a la foca de la clase. —La miro con extrañez porque no entiendo cómo puede aparentar ser alguien que no es —Es lo que hay guapa, aquí la que manda soy yo y no me hagas perder mi tiempo, si te he ayudado ha sido porque me has dado demasiada pena... —me quedo estática en mi lugar, no puedo creerlo. No puede estar pasándome a mí.
Decido pasar de todo lo que ha dicho la joven y me siento a primera fila para, al menos, poder aprobar los exámenes porque por lo que veo, trabajar en grupo va ser algo difícil. El profesor entra a clase y empieza a explicar, hay tan gran murmullo que no se escucha prácticamente nada y eso que estoy en primera fila. La gente de delante empieza a quejarse y la joven maleducada empieza a reírse como si su vida dependiera de ello. Mi estado de humor ha pasado por varias fases y ya me estoy cansando de esta tipa, así que, sabiendo que pueden expulsarme de clase, me levanto golpeando la mesa y toda la clase se queda mirándome.
—¡Ya está bien de reírte y de hablar maldita cotorra! Si vienes aquí es porque quieres estudiar. No estás en un circo y no tienes cinco años, y sí así es, lárgate porque aquí queremos estudiar y sacarnos una carrera —dicho esto, me siento y suelto todo el aire que tenía retenido. Me he quedado muy a gusto. El maestro se me queda mirando y asiente con la cabeza.
—Ya era hora que alguien entrara con dos dedos de frente. Bien hecho. —me sonríe y sigue apuntando cosas en la pizarra. Y así me quedo yo, con media clase mirándome y sonriéndome y otra media mirándome con reproche. Pero me da igual. Yo puedo decir lo que quiera y a quien quiera, esa no me va a pisotear.
Las horas han pasado tranquilas, la muchacha subida de tono no ha hecho nada contra mí, pero sé que lo hará tarde o temprano. Ya es la hora de ir a mi nueva casa. Comparto casa con mi chico, aunque él lleva tres semanas de viaje y todavía no he podido contactar con él. La verdad que hoy me hubiera gustado estar con él y contarle todo, saber que todavía le tengo a mi lado, dándome ese apoyo que siempre me daba. Sin embargo, un par de manos quitan mis pensamientos de golpe y doy un pequeño brinco al ver que me imposibilitan ver nada.
— ¿Quién es? Mira niñata si eres tú más vale que...
— ¿Desde cuándo soy una niñata? —No puede ser. Es él.
Aparta las manos de mis ojos y doy la vuelta para verle. No puedo creer que esté aquí, al fin puedo sentirle, oírle, oler su perfecto aroma.
—Te quiero.
—Yo mucho más —me atrapa entre sus brazos, rodeando sus brazos en mi cintura y regalándome uno de sus perfectos y únicos besos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro