Nunca cambies
Querido, Alex:
¿Muy formal? Pues...
Amado, Alex:
Mejor nos quedamos con el primero (Como si en verdad importara), ya que esta carta nunca te llegará porque nunca la enviaré, va a ser una más de nuestra colección, no sé si tú le colocaste nombre, pero yo les coloqué: “La colección de las cosas que nunca pasaron” No es muy creativa, pero le queda el nombre.
Allí encontrarás: El beso que nunca pasó en tu cuarto cuando no sentamos en tu piso que estaba frío. Ambos deseamos "algo" en ese momento, pero dejamos que el momento se nos fuera y volvimos a sentir el frío de la habitación.
Y respondías mis mensajes: Nunca cambies, ¿cómo qué no? Todo el mundo lo hace, Alex. Solo esperaba que fueras tú el que no cambiara.
El abrazo que nunca te di, cuando la mujer que amabas se fue y te dejó solo en aquel parque. Me molesté conmigo por regresar por ti porque eso me traería problemas (Pero por dentro, corría por estar a tu lado) Recuerdo que te quedaste mirando a la nada y cuando sentiste mi presencia te ocultaste en ese viejo suéter. Solo me senté a tu lado y me quedé en silencio, solo querías de nuevo un poco de calor, hasta que dije en un suave susurro: Siempre volveré por ti. Lástima que ya no puedo decir eso mismo de ti. Pero en ese momento, un solo abrazo podría haber cambiado todo, te fuera acurrucado y créeme, no te fuera soltado jamás.
El te amo que nunca salieron tus labios, es uno de mis favoritos, porque es el que deseé más, incluso más que un beso, el sonido en como me decías que me amabas. Cada vez que te hacía sonreír, cuando me llamabas para distraerte de la dura realidad, cuando te esperaba para irnos juntos a la escuela. Miraba tus labios, pero no por un beso (Aún que no fuera dicho que no) pero solo esperaba un simple «te quiero». El «te amo» después me lo ganaría.
Los sueños que teníamos juntos, yo no sabía lo que quería ser para aquel entonces, pero tú sí. Veía como la música te hacía quien eras, notaba la pasión que se fundía con la melancolía en cada letra que escribías, ahora yo ya lo entiendo, sé como las letras se hacen parte de mí; y yo hago parte de ellas, siendo uno. Recuerdo siempre que decías: No se trata de caminar conmigo, se trata de caminar unidos.
Y allí están las cosas más relevante de nuestra colección. Pero... También tengo otra, es más pequeña, pero sencillamente es hermosa por ser perfecta:
“La colección de los recuerdos empolvados” (Me gusta más ese nombre).
Allí están, las cosas más insignificantes que hicimos, son valiosos porque «Sí» pasaron, sí estuviste ahí y yo a tu lado.
Las veces que corríamos para competir, y me negaba que un niño más enano que yo me ganara.
Las veces que me cantaste tus canciones y solo me imaginaba que ojalá un día me dedicaras una.
Los momentos que nos mojábamos bajo la lluvia y al día siguiente nos regañaban por mojar nuestros cuadernos. También están las veces que me escuchaste cantar. Las veces que te vi llorar y me constabas chistes. La vez que te vi llorar y mencioné que siempre regresaría por ti.
Los momentos en que cumplí años, y me diste un sandwich con una pequeña vela, los recuerdos de que las noches nos teníamos uno al otro, y hacíamos de la noche un lugar secreto en que nos sentíamos a salvo.
Para: El chico que nunca cambió.
De: La chica que regresó por él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro