Llevaban un año completo de novios, sin beso ni nada de nada, se querían guardar, así la carne les jugara feo, o las personas les incitaran a hacer cosas indebidas y sin dudarlo, eso era algo bonito de aquella relación. Todos los días eran agradables, tanto los que compartían juntos, como los que no. Unas veces salían a comer las empanadas de Doña Margarita, o las hamburguesas de dosmilquinientos, esas que chorreaban salsa y la primera vez que comieron, por la timidez tan notable de Jenny, la dejaron regar en la blusa nueva. Mantenían en eventos de la iglesia, oraban por una misma voluntad, iban a conciertos, exposiciones de arte, y aún con mucho ánimo, mantenían en el teatro.

En un día muy soleado, Cristian la llevó a su lugar favorito, a el mar. Allí fue donde Jenny le conoció la espalda tan atractiva que él tenía y notó la forma tan extrovertida con la cual su cabello bailaba al son del viento. Cristian también observó, de una manera más profunda y querida, la mirada inquietante y llamativa de Jenny, ésta le enloquecía.

Otro día, salieron a caminar bajo la lluvia, fue algo de locos, ¿Quién lo creería? Sinceramente, un momento espléndido, lleno de goce y nostalgia, todo en un mismo paquete.

Hoy, no siendo más ni menos, Cristian se encontraba llevando a su favorita, a su musa preferida para darle una sorpresa.

—¿Ya puedo abrir los ojos? - preguntó Jenny con voz temblorosa, no hallaba la manera de ocultar su nerviosismo.

—Un momento.- Delicadamente, Cristian fue quitando la tela que tapaba los ojos y sonreía levemente.— Aún no mires.

—No entiendo, mi cumpleaños ya pasó.

—No importa, ¿Acaso sólo eres especial ese día?- Jenny sonrió y sintió que él se alejó.

—¿Cris? ¿Estás ahí? - podía abrir los ojos para ver, pero tenía temor de lo que encontraría.

—Ya. Puedes mirar.

Por la mente de Jenny no pasaba nada, estaba bloqueada, la emoción no le permitía ver la realidad, ¿Cómo es posible describir la impresión que acaba de tener?

Estaban en un cuarto decorado con su color preferido, el azul. Unas bombillas en orden, daban luminosidad y belleza. En la pared había fotos de ellos. Tantos momentos pasmados, instantes que necesitaban ser revividos, recuerdos bonitos. Jenny dio la vuelta al cuarto lentamente, observando todo, dejándose impactar, volviendo a su mente el pasado. Una mesa tenía golosinas y mecatos, Jenny no dudó en agarrar para comer, ante esa acción, Cristian se rió.

Perfect de Ed Sheeran, empezó a resonar en todo el lugar. Espontáneamente, ella se acercó a él y le miró a los ojos.

—¿Es en serio?

—Aparte de Dios, sabes que eres la más perfecta en mi vida, ¿Te molesta que sea así?

—No, no, es sólo que... Ven.- susurró Jenny.— Acércate.

Se acoplaron de la mejor manera y empezaron a moverse al ritmo de la canción. Un, dos, un, dos, aquí, allá, aquí, allá, voltereta y giro abierto. Cosa que ella no haría con nadie, lo hizo con él, una canción que no se le dedica a cualquiera, la bailó con Cristian, con su amado.

—Espera un momento.- dijo él después de terminarse la canción.— cierra otra vez los ojos y cuenta hasta tu número preferido.

—Un, dos, tres, cuatro, cinco...- Cristian subió el telón que había y dejó relucir el letrero que hizo con esfuerzo. Cogió la guitarra que había escondida y se acomodó en una banca.- ... ¡Doce!

"¿Te gustaría ser mi costilla para ser tu cabeza y que Dios sea nuestra guía?"

Jenny abrió los ojos y soltó una carcajada nerviosa. Los pelos se le pusieron de punta y la piel estaba como de gallina. Él empezó a dedicarle una poesía mientras tocaba la guitarra de fondo, y le miraba por momentos, llamando su atención, notando otra vez su tic de excitación.

—¿Entonces? -preguntó después de arrodillarse y mostrar un anillo con diamante.— ¿Sí te gustaría?

—Párate, no hagas ese oso. -ella recibió el anillo, esperó que estuviera a su alcance y se le acercó. Despertando más las emociones, lo abrazó, con ansiedad, con amor, dando todo de sí.

—No sabes cuanto me gustaría.- dijo en su oído, suavemente, endulzándolo.— Dios muestra cual es su voluntad siempre.

¿Te gustaría?

Zully MBM.