¿Mi molestia es él o soy yo?
Me estresa, me molesta.
He puesto mi mente y corazón sobre la mesa para entender por qué, pero nada pasa, sólo pasa el tiempo, segundos que no me dejan notar algo, ni una pésima explicación a mi pregunta, sólo lágrimas con dolor físico.
Simplemente me fastidia su presencia, me da nostalgia y repulsión verlo.
Él causa estragos en mi cuerpo, me repugna.
Ahora estaba ansioso, y nada que decir de mí.
Últimamente su vida consiste en irse a drogar cuando no resiste y desaparecer por felices días hasta que vuelve como un vagabundo, con su bolsa llena de cosas sacadas de la basura y el olor a viejo sin bañarse que al parecer le gusta llevar. Llega más a menos a las tres de la madrugada y cuando se acuesta afuera de la puerta, empieza a gritar. Él dice que es un dolor muy fuerte el que le da, que es por la necesidad de meterse drogas, de oler, de fumar, de tomar, de drogarse, de hacer algo al respecto y bueno, eso también me molesta. Mi despertador suele ser sus gemidos nada agradables, o el olor que se desprende o perfuma la casa cuando él entra al baño a defecar, no miento, ese olor entra por mi olfato y me despierta con desespero y me da rabia, ¡Carajo! me da mucha rabia.
Cuando mi mamá le organiza un lugar dentro de la casa, él se calma y duerme tranquilo, en mi casa no hay mucho espacio, y por ser de tablas entra mucho frío, pero una cobija le acompaña hasta volver a abrir los ojos. Él se despierta a eso de las diez de la mañana y comienza a revolcar la cocina, abre las ollas, busca pan y si encuentra se lo come, abre la nevera, abre las cocas donde está la poca comida que guardamos y saca lo que su cuerpo pueda digerir, por ejemplo, no hace más de veinte minutos, antes de que peliáramos, él tomó un pedazo de panela y se lo metió a la boca, bueno, él dice que el dulce le calma un poco el desespero, ahí si lo entiendo, pero mi corazón no deja de sentirse pesado.
Después de raspar las ollas y comerse el pega'o, después de vaciar su orina en el baño, de dejar la tasa sucia y rodeada de orín y volver a la cocina para tomar el poquito de agua que quedó de lo que se recogió en la madrugada, después de comerse mi almuerzo como muchas veces lo ha hecho, después de que desordenara la cocina y dejará todo hecho un revoltijo, después de actuar desenfrenadamente, después de yo haberle mirado cruelmente, le grito, caray, sí, le grito: —¡¿Usted va a venir como si nada, se va a comer todo, va a causar desorden y se va ir a dormir como si nada?!
Él me había mirado con indiferencia, no fue nada sorprendete para mí, yo también lo miré mal.
— Esta casa no es suya y no me haga hablar con su mamá.
— ¿Qué le va a decir? - solté una risa seca.- ¿Qué le estoy diciendo la verdad? Usted sólo viene, duerme, come, desorganiza, duerme, y me regaña cuando no tiene las agallas ni el ejemplo que se supone me debe dar. ¿No ve cómo estamos? Ni siquiera nos alcanza para mis estudios y usted quiere que todo alcance para usted cuando llega.- bufo y frunzo los labios.
— No me saque en cara las cosas.- dijo enojado.
— No puedo evitar decir la verdad. Usted sólo sabe despreciar las oportunidades que le da la vida, y ¿a uno qué? Hay un montón de gente que no recibe todo lo que usted sí e intenta salir adelante, pero claro, usted que tiene un lugar donde derrochar y al cual puede volver más pobre con su despilfarrajo no le conviene intentar nada, ¿cierto?
— Usted no sabe cuantas veces he intentado salir de la drogadicción.- escupió acercándose a mí y moviéndose descontroladamente.
— Claro, como la ves que se escapó cinco veces del centro de rehabilitación, cinco,-le recalqué. — o la vez que me robó dinero y cosas que me costaron sudor y lágrimas, o la ves que le prometió a su hija ser mejor papá y le dijo a su hijo que iba a mejorar por él, pero que ahora él está peor que usted, ¿Sabe dónde está? Tirado en la calle como si nada, con una hija de la cual no quiere hacerse responsable, y pues cómo lo va a hacer si está como un moribundo sin su padre que le supiera guiar y le enseñara un buen camino. Usted cree que...
Ahí fui interrumpida, él no lo soportó más que yo y me pegó un puño en la cara, sentí mi cuerpo tensarse y el alrededor de mis ojos arder de dolor, no fui paciente y actúe en mi conducta talámica respondiendo un mismo golpe, lastimosamente yo golpeo muy suave y él no reaccionó mucho, pero fue entonces como empezamos a pelear y yo terminé acostada en el piso, presa de un lobo feroz que yo había enfurecido, un ser que se dejó llevar por la ira más que yo y me dejó con ganas de nada.
Ojalá se muera.
No, ojalá me muera.
La culpable de todo fui yo por hablar barbaridades que no me incumbian.
La culpa es mía por sentirme inconscientemente prepotente ante él.
La culpa es mía porque él es mi reflejo y quise acusarlo sabiendo que debía acusar mejor a mi espejo.
— ¿Qué te dije Melissa? Deja de igualarte.- dijo mi mamá molesta. —Algún día la vida te va a devolver todo lo grosera que has sido, y más con tu tío. La vida da muchas vueltas, y no sabes en que momento tú puedas estar peor que él, debes comprender eso.- Pasó un paño húmedo por mis heridas y luego se retiró sin cambiar su rostro enojado.
¿Mi molestia es él o soy yo?
Zully MBM
3:48 PM
18/07/18
Este relato fue escrito pensando en mi tío drogadicto, con el cuál suelo enojarme mucho, tal vez por su similitud a mí en cuánto a lo débil que él es.
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