Querido Andrés:

En mis noches furtivas te voy a extrañar, en mi memoria estará presente indulgentemente tu fugaz amor y las sonrisas llenas de gas y polvo que me provocaste hasta expulsar cometas desfilando en el mar de nuestra precavida utopía ¿Fuimos amor de verdad? ¿Entre el baile de las auroras boreales estuvimos retenidos? ¿No habrá sido, cariño, todo parte de un juego, todo parte de un sueño?

En mis amaneceres hinchados de emoción cantaré para ti, para que aunque te encuentres lejos, mis melodías puedan abrazarte en medio de la oscuridad y seas atrapado como un hombre lo es por una sirena atractiva; para que tus oídos sean endulzados con el sonido del universo y pienses en que no estarás solo aunque ya te halles en la ¿Eternidad? ¿En el infinito? ¿En los ojos de otra chica?

En mis atardeceres serás un olvido, te detestaré porque no queriéndome herir, terminaste convirtiéndome en restos de un cruel mundo, porque aunque tus intenciones fueran buenas para conmigo, me hiciste sentir la que buscaba donde era indebido, la que quería donde ya no es querida puramente. Me dejé enrollar por mis monstruos para sentirme atenta a ti, aunque estaba dispuesta a dejar mi incomodidad por volar contigo ¿O estar en caída libre? Ya no importa, no importaba, no importará, sólo fui alguien más a quién no debías soltar por miedo a que yo fuera a fracasar, o a que tú te sintieras mal, pero, amor, querido amor, ¿Sentíamos algo de verdad? ¿Sí fue real? ¿No habrá sido, cariño, todo parte de un juego, todo parte de un sueño?

Con galaxias y mucho amor,
de tu fantasma Melissa.