Café cultural
A un café cultural podría entrar cualquier persona, pero con su perfume de amor, aquella pareja estaba llenando el lugar, que sentados en un mueble, enfrente de libros, charlaban sobre la poesía, Dios y el universo.
—¿Estaría entonces mal decir que me gustas?- preguntó él indecentemente, mientras sorbía del capuchino que tanto le encantaba, pero no más que la chica que tenía al lado.
—¿Por qué cambias de tema? Íbamos en que la aurora boreal sería perfecta verla desde Noruega.
—Pero sería aún más perfecta si estuvieras conmigo, los dos bajo el cielo iluminado, ¿Acaso no es eso más hermoso? Deberías responder qué tan mal es que me gustes, porque mira...-dijo poniéndose de pie.
—¿Qué hará ahora?- susurró para sí misma mientras prestaba atención a sus movimientos.
Felipe ya había hablado con el dueño del café, así que tenía permiso para recitar los poetas que quisiera; y para no dejar escapar la oportunidad, se paró y tomó el micrófono que le prestaron.
—Buenas noches, no quisiera interrumpirles, pero es que hay una bella dama en frente mío a la cual le quiero dedicar estas palabras tomadas de Luis Chavez.-Las otras personas que habían en el lugar observaban expectantes. Felipe miró a la chica a los ojos y después de sonreírle, comenzó a hablar.
—"Me sumerges en pasión al igual que la música de una orquesta de cuerdas llenando mi alma de sosiego y regocijo inigualable.
Me haz hecho tirar el ancla sólo por verte una vez más, tu sonrisa para mí es como el amanecer luego de la tormenta, un tesoro que pensé no existía en este mundo o en algún lugar por descubrir.
Tu piel es como magia pura de esa en la que nadie cree por no poder probar que existe, al tocarte se siente el placer de tocar una hermosa y única flor con una suavidad extraordinaria.
Me enamoré sólo al verte, tu sonrisa, tu ser, algo en ti tiene lo que el mundo conocido me hizo pensar no existía. Pero allí estas sentada junto a mí y yo perdido en un sueño."
Después de ser aplaudido, un jazz de John Coltrane empezó a sonar y la chica le recibió intimidada.
—Siempre me sorprendes.
—¿Y así mucho más?- preguntó Felipe antes de besarla.
—Si el que te guste te va impulsar a hacer esto y mucho más, creo que no está tan mal.- rieron y sobre todo, continuaron hablando de sus temas favoritos, discutiendo y dando sus puntos de vista mientras se nutrían, se divertían y pensaban a dónde podrían ir de viaje la otra semana.
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