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EL CABALLERO DE FARAWIN


De las numerosas leyendas que vagan por el universo sólo nos llegan las de los grandes héroes que cambiaron nuestro mundo. Una de estas leyendas es la del caballero de Farawin. Farawin era un territorio boscoso rodeado por grandes montañas. En medio de ese bosque había un gran castillo de piedra, que estaba rodeado por bellos lagos. El señor del castillo era el caballero Nicolás Gream Farawin. Su noble familia llevaba el nombre del bosque como apellido. Nicolás era un mercenario del rey que luchaba por la justicia y, en sus ratos libres, protegía el bosque. Se podría decir que Nicolás no era dueño del bosque el bosque era dueño de Nicolás. Un día mientras el noble caballero daba un paseo a caballo junto con sus escuderos se encontró con una comitiva de caballeros que al parecer por su indumentaria eran de otra región. Nicolás que llevaba un yelmo verde y una coraza del mismo color preguntó:

- ¿Qué hacéis en mis territorios?

Un hombre con barba y escudo azul contestó:

- Somos emisarios de la poderosa doncella Catrine dueña del territorio del Este.

- No conozco a esa señora pero me agradaría conocerla- contestó Nicolás que tenía un corazón muy sensible a las mujeres.

- Perfecto porque mi señora querría hablar con vos. Si uno de vuestros caballeros nos guiara, podríamos llegar a vuestro castillo esta misma noche- contestó el hombre de la barba.

- Está bien, iré ahora a mi castillo para preparar la llegada de tu señora y uno de mis caballeros se irá contigo para que le dé una respuesta a tu señora en mi nombre.

- Me parece bien.

Nicolás ordenó a uno de sus mejores escuderos que se fuera de mensajero junto con los caballeros extranjeros. Nicolás se apresuró a volver a su castillo para preparar un buen banquete. Nada más llegar los cocineros se pusieron manos a la obra, algunos guerreros cortaron leña para calentar el horno del castillo, otros cazaron a algunos zorros y algunos jabalíes. Nicolás estaba satisfecho de que todo hubiera quedado listo para la llegada de la dama Catrine. Cuando llegó la noche un grupo de unos cien caballeros y guerreros guiados por el escudero de Nicolás entraron en el castillo. La guardia de Nicolás recibió a los soldados con música. En medio de la comitiva se encontraba la dama Catrine con un vestido azul, pelo negro que le llegaba hasta los hombros y una piel morena. Su belleza era indudable. Los ojos de la doncella eran azules como el mar o el cielo. Llevaba un abrigo de piel de oso sobre los hombros ya que la noche era muy fría. Catrine se paró enfrente de Nicolás y se inclinó hacia él:

- Por fin conozco al caballero Farawin del bosque del sur- dijo la doncella.

- Me alegro de verla mi señora- dijo Nicolás besándole la mano.

Desde el primer momento que la vio se había enamorado de ella. Pronto todos estuvieron cenando en el gran salón del castillo y charlando alegremente. Los caballeros chocaban sus cervezas mientras Catrine charlaba con Nicolás. Pronto Catrine le explicó a Nicolás el verdadero motivo de su llegada:

- Verás caballero, yo poseo grandes tierras y riquezas, pero para tener más poder necesito tu bosque. Con la madera de los árboles ganaré bastante oro.

- ¡De ninguna manera te quedarás mi bosque!- Gritó Nicolás.

- Dame tus territorios pacíficamente y no te pasará nada.

- Si te lo diera ya no habría bosque nunca más.

- ¡Tú lo has querido!-gritó Catrine al ver que desempuñaba su espada.

Catrine sacó por arte de magia un báculo y apuntó a Nicolás con el. Un rayo salió del báculo y dio de lleno a Nicolás. Todos los caballeros de Catrine sujetaban a los del caballero Farawin. Nicolás se encontraba cada vez peor, sentía que de todo el cuerpo le salía pelo. Catrine se reía aun más:

-¡Si tanto te gusta el bosque pertenecerás a él! Jajaja.-Gritó Catrine con maléfica alegría. De repente Nicolás sintió un gran golpe y lo vio todo oscuro

Despertó con los primeros rayos de luz de la mañana. Se encontraba en un claro del bosque lejos del castillo. Nicolás confuso se levantó. Había algo en él se sentía peludo y muy pequeño. Nicolás miró su reflejo en un pequeño charco de agua y vio en qué se había convertido. El caballero noble y fiero Nicolás se había transformado en una diminuta ardilla. El caballero se sintió triste y traicionado. ¿Cómo iba a recuperar el castillo en ese estado? La pequeña ardilla se giró y vio a un hombre vestido con ropas verdes y grises, llevaba un sombrero de hechicero y tenía una gran barba gris. Era, al parecer, un mago, llevaba un bastón curvo en su mano izquierda. El mago se agachó hacia la ardilla Nicolás:

- Así que tú eres el caballero Nicolás de Farawin.

- Así es buen hombre- dijo la ardilla con voz aguda- Esto es en lo que me he convertido. ¿No podría usted devolverme a mi estado normal?

- Sí podría- contestó el mago acariciándose la barba- pero para hacerlo necesitaría romper el bastón mágico que te transformó.

- Fue la dama Catrine la que me hizo esto.

- ¿Catrine? Hay que actuar rápido o en una semana este bosque tan solo será un desierto. Todos sus territorios están destruidos.

- ¿Y qué puedo hacer? ¡Amo este bosque!

- Tranquilo te ayudaremos. Yo soy el mago Kutai y suelo recoger hierbas de este bosque para realizar mis conjuros. ¡Neyrus!- gritó el mago.

De entre unos árboles apareció un joven musculoso y grande. Era moreno llevaba una cota de malla verde y unos pantalones negros. En la cabeza llevaba una cinta que le cubría el pelo salvo unos cuantos mechones que le caían por la frente.

- ¿Qué quieres viejo preguntó el joven.

- Neyrus esta ardilla necesita nuestra ayuda, para recuperar el castillo. Prepárate para la batalla y avisa a los animales del bosque.

El joven parecía desconcertado pero obedeció y se fue. Al cabo de un rato todos los animales del bosque rodearon a Nicolás:

- Esta ardilla es el caballero de Farawin- explicó Kutai- Ha sido hechizado por Catrine que amenaza con destruir nuestro bosque. Necesitaremos vuestra ayuda en esta batalla.

- ¡El caballero Farawin! ¿Aquel que decía proteger el bosque y cazaba animales cada semana? ¡Yo no le ayudaré!- gritó un lobo.

- Tal vez me excedí con la caza pero lo siento he aprendido la lección, si me ayudáis a recuperar el castillo no tendréis nada que temer.

Los animales notaron que sus palabras eran sinceras y decidieron ayudarle. Al caer la noche Catrine disfrutaba de una buena carne de jabalí cuando los soldados que estaban en la puerta del gran comedor cayeron al suelo atravesados por una espada curva. Era la de Neyrus. Los animales del bosque rodearon a los caballeros de Catrine y liberaron a los de Nicolás. La ardilla de Farawin miró a Catrine acorralada y vio su báculo en la mano. Antes de que hiciera nada Neyrus rompió el báculo y Nicolás volvió a ser humano. Kutai transformó a todos los caballeros de Catrine en animales como castigo por todos los territorios que habían devastado. A Catrine la transformaron en una hormiga. Nicolás aprendió con esta historia a proteger la naturaleza y nunca más abusó de ella demasiado ni siquiera cuando había banquetes.

                                                                                                    FIN

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