En una ocasión me dijiste que tu corazón me pertenecía; entonces... ¿por qué esa expresión de confusión y terror en tu rostro cuando, con mis manos bañadas en sangre, lo arranqué de tu pecho?

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Este no es el primer microrrelato que escribo con tan pocas palabras. Tampoco es el primero en el que interpreto literalmente alguna expresión para lograr un resultado algo sádico y sangriento. Me gusta cómo quedan: tan breves e impactantes (o al menos eso espero), pero no pretendo que mis futuros microrrelatos sean siempre del mismo estilo, pues también me gustó mucho cómo me quedaron algunos de mis primeros microrrelatos, los cuales eran más largos y, en ocasiones, mucho más trabajados que éste, que no es más que un impulso nacido de una idea fugaz...