Sería tan fácil dejar de sentir, dejar de pensar, dejar de existir, dejarlo todo.

Solo tendría que ir al baño, abrir el grifo de la bañera, introducirme en ella, y dejar que, gota a gota, el agua cubriese mi cuerpo. ¡Sería tan fácil sumergirme completamente hasta que todo el aire abandonase mis pulmones!

Solo tendría que ir a la cocina y sacar un cuchillo del cajón. ¡Sería tan fácil enterrarlo en mi pecho atravesando mi corazón!

Solo tendría que salir de casa, caminar hasta llegar a algún acantilado solitario y colocarme al borde del abismo. ¡Sería tan fácil saltar y dejar a mi cuerpo a merced del furioso oleaje y las afiladas rocas!

Tan fácil...

¡Pero no puedo!

¡No soy capaz de hacerlo!

Cierro el grifo que sigue goteando, arrojo el cuchillo lejos de mí y me aparto con rapidez del borde del acantilado.

No tomaré el camino fácil.

Escogeré el difícil.

El de los valientes.

LA VIDA.