La conocí en un taxi, de camino al aeropuerto.

De inmediato, me enamoré de ella: de su sonrisa, de sus ojos oscuros tras las gafas de sol, de cómo tarareaba al ritmo de la radio sin separar siquiera los labios, de su animada conversación sobre cualquier tema que se le ocurriera...

Me enamoré de aquella taxista en menos de lo que tardé en decirle mi destino; lástima que, al finalizar el trayecto, mi cobardía me impidió preguntarle su nombre, su número de teléfono, cualquier cosa.

En contra de mi atribulado corazón, tomé aquel vuelo que interpuso un océano, un puñado de husos horarios y un destino no deseado entre aquella desconocida incrustada en mis venas y yo.

***

Podéis echar la culpa de esa primera frase a mis ideas mañaneras XD

En mis reflexiones sobre la vida, me he dado cuenta que este microrrelato podría ampliarse perfectamente a una de esas historias de cien partes con una frase en cada una que tanto lo petan en la categoría Historia corta.
De hecho yo tengo, más o menos, una obra así, con la que no lo he petado nada... algo estoy haciendo mal... XD

Espero que os haya gustado :)
¡Cambio y corto!