Todos me están señalando, no entiendo, ¿Por qué todos me están tratando así? Me culpan de todas las tragedias siendo yo la víctima. No puedo comprender por qué la gente es así.

Ignoran que él me lastimó, que me humilló y denigró al polvo. Dejó de mi alma solo retazos, consumida por el fuego, reducido a cenizas y humo sofocante. Él pintó un castillo entero de mentiras, tan sólo para poseerme, un premio más en la lista de fracasos. No sólo obtuve dolor físico con su tortura, porque mi psicología también cambió.

Llegué a dudar de mi valor, a considerarme nada; y todo por su culpa, me dejé engañar, me dejé dañar.

Pero todo lo que sufrí no se comparó, ni lo hará, al momento en el que lo descubrí en el pecado. El preciso instante en el que comenzó a desplazarme, cuando me reemplazó.

Trató de pretender que no me conocía y me ocultaba. ¿Cómo podía hacerme esto si todo lo perdí por él? Hasta mi ser se esfumó...

Él me... él... me quebró por completo; y ahora todos me apuntan, me culpan de algo que no es malo. Ellos queman a las brujas incluso si no eres una, y yo siento el fuego arder en mi piel.

¡Aléjense! Él deshizo mi alma, quebrantó mi espíritu, ultrajo mi sanidad y me corrompió hasta la médula, y yo... yo sólo lo maté.