Camino a Casa
Extraído de Crónicas I.
Las estrellas danzan en un ritual, sinfonía arreglada que, entre nubes y polvo cósmico, crea auroras de talla estelar. Podría jurar que están junto a mí, aunque a lo lejos las vea subir.
Bajo mi mirada y la calle vacía me parece abrumadora, durante el día la gente grita por el clima, las guerras, la economía y discute sin parar. Por la noche todos se esconden porque creen que ven al diablo pasar, aunque jamás lo hayan visto salir.
Comercios apagados, cerrados bajo llave en caso de que un vándalo se atreva a querer entrar. Algunos viven en sus locales, resguardándose a punta de pistola y filo de cuchillo, otros por su parte compran mascotas y en la noche las dejan molestas y hambrientas en el olvido, los canes podrían escapar y comerse la ciudad pero su fidelidad solo les permite ladrar.
El eco de mi pisar y algún cansado arrastrar es lo único que se escucha, junto al viento cuando algunos papeles hace volar. Los niños se esconden porque creen escuchar a alguien llorar, aunque las leyendas no son fáciles de presenciar.
La calle se termina y, para llegar a casa, el terreno baldío debo atravesar. No es mi culpa vivir ahí, tampoco es de mi mamá, es que la crisis a todos al campo poco a poco nos empujará. Podría jurar que vi algo moverse en la oscuridad, pero los ojos me pesan de tanto trabajar.
Me escabullo entre pasto, hierbas y plantas que me darán comezón, finalmente llego a la vereda y a lo lejos veo un par de luces encendidas esperando a mi arribo. Por más que le pido que no me espere llegar, su terquedad siempre le ha de ganar. Solía creer que tiene súper-poderes porque ella despierta antes que el sol y se echa a dormir después que yo.
Trato de ver la hora en mi reloj aunque sé que es muy tarde, más de lo normal, pero la recompensa por esas horas extra muy bien nos vendrá. Podría jurar que traía mi reloj y que la cartera en mi pantalón pesaba un poco más.
Me detengo a revisar mi ropa, ¿mis pertenencias dónde están? No hay nada en mis bolsillos ni el reloj de mi abuelo en mi muñeca. Creo que me los robaron, y me robaron algo más.
En el lote baldío veo linternas buscar hasta encontrar, también puedo escuchar a mi pobre madre llorar. Me acerco hasta que puedo ver su pesar, no sólo me robaron material también me quitaron algo que no me pueden regresar. Me arrancaron el reloj de mi abuelo con la misma ambición con la que tomaron mi cartera y con la misma crueldad con la que arrebataron mi vida.
Miro a mi madre con tristeza porque es mi momento de partir, sé que ella me ama pero no es su momento de venir. Podría jurar que está junto a mí, aunque cada vez más lejos la vea al subir.
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