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- Contrarrefranes de curiosidad asesina. -
A lo mejor... A lo mejor no es la curiosidad lo que mató al gato. A lo mejor fue otro gato. Un gato tan curioso como él. Un gato que también quería saber lo que había en el fondo del abismo, pero que tenía miedo a lanzarse en paracaídas. A lo mejor también tenía miedo a enfrentarse a sus miedos, por lo que acabó enfrentándose al primer gato de la historia, que a decir verdad es del único del que se habla siempre. A lo mejor la explicación del tan esparcido contrarrefrán moderno -"...pero murió sabiendo"- era que entonces supo cuan altamente traicionado había sido. También descubrió lo que existía en el fondo del abismo: nada más que profunda y alta traición, y algún otro que sueño olvidado mezclado con unas cuantas esperanzas disipadas. Aquel gato sólo lo había usado para un único y rastrero fin: averiguar lo que ocultaba aquel desafiante precipicio. De tal renegado designio, se saca el refrán de que la curiosidad mató al gato. Sin embargo, con el tiempo se ha descubierto que murieron dos gatos aquel día: uno, por ingenuo; y el otro, por traidor. En verdad sólo uno había muerto, pero es inefable pensar que el otro seguía vivo si carecía de corazón.
Palabras: 209.
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