- Nostalgia huracanada. -

A veces nos cruzábamos.
Y cuando eso pasaba, también se cruzaban nuestras miradas. Era entonces cuando nuestras mentes tropezaban, y nuestros recuerdos chocaban. Y cuando eso pasaba, nuestras sonrisas se difuminaban. Era entonces cuando nuestros ojos reflejaban nostalgia, y nuestro alma un pequeño estado de embriaguez que se oponía a dejar esa pequeña parte de nosotros atrás. Pero debíamos hacerlo, debíamos dejarlo atrás. Olvidarlo, aunque la posibilidad de un nuevo comienzo siempre evocaría el pensamiento de una vida mejor. Nuestro orgulloso y estúpido corazón se estremecía ante el contacto visual. Nuestras respiraciones cesaban por un momento, y nuestras mentes intentaban detener aquel frenético impulso de, por lo menos, saludarnos. Así que nos quedábamos así unos inquietos e incómodos segundos, que bastaban para mostrarnos que el sentimiento perduraba, y el rencor no se había ido.

Palabras: 134.