- Pasado presente, presente pasado. -

Había algo dentro de mí. Algo oscuro, frío y roto. Algo que decía odiar o, por lo menos, del cual no estar orgullosa. Algo que siempre echaba al fondo de mi corazón, intentando no verlo más. Algo que yo llamaba pasado. Algo que, en realidad, se había vuelto mi eterno presente. Cada vez que oía su nombre. Cada vez que un recuerdo suyo se colaba entre mis pensamientos. Cada vez que me cruzaba con ella e, instintivamente, me entraban ganas de saludar. Cada vez que todos mis sentimientos se rebelaban y aparecían unas incontrolables ganas de llorar. Y lloraba, créeme que lloraba. Lloraba cuando creía escuchar su voz. Lloraba cuando iba al cine y no la veía a mi lado. Lloraba cuando le oía reírse de algún chiste que yo no le contaba. Lloraba cuando veía la hipocresía en sus actos, pero no en sus ojos. Pero no lloraba por fuera, qué va. Lloraba por dentro, lloraba con el corazón, si es que a aquel puñado de trocitos sin vida se le podía llamar corazón. Sin vida porque, aunque seguía viviendo, mi vida había acabado en el momento en el que todo terminó. El momento en el que me harté. El momento en el que te fuiste. El momento en el que no volviste. El momento en el que me rompí. Y el momento en el que no insististe. Porque insistías. Otras veces insistías. Insistías hasta que te perdonaba. Porque te perdonaba. ¿Por qué te perdonaba? ¿Por qué no veía lo mal que me sentías? ¿Por qué no veías lo mal que me sentía?

Palabras: 264.