El bufón y la mesita de noche
Un bufón, era un bufón. Estaba atado de pies y manos. Y, sin poder hacer nada, observaba la lucha que tenía lugar a su alrededor. El terrible dragón había llegado de imprevisto, arrasándolo todo como era el deber de un dragón, pero había encontrado un rival a su altura; un rival que le plantaba cara y que estaba ganándole terreno. Ni una espada tenía, ni un arco, y más bien pareciera un tornado mortífero con veinte filos letales en movimiento. El gato le estaba dando la paliza de su vida al dragón, que nunca había encontrado un oponente con tanta saña a base de arañazos. Y el bufón observaba. Todo aquello era culpa de la abeja antimonárquica, que había alterado todo el orden de cosas, y desde entonces el caos se había instalado por todas partes; uno decían haber visto una cabra montés con síndrome de Thouré, otros una piel de serpiente animada por el espíritu de un camionero, un escorpión que aspiraba a ser la constelación de Escorpio tras haber estado en la tienda de una adivina, o un salmón que se autopercibía como carpa de río japonesa y quería convertirse en un dragón oriental, lo cual siguió alterando el orden de cosas.
¿Por qué todo aquello? Se preguntó el pobre bufón, al borde de las lágrimas. El desastre lo rodeaba, la impotencia lo atenazaba, imposibilitado y condenado en aquel suelo. No podía, no podía hacer nada, la vista se le nublaba, un nudo en la garganta lo ahogaba. Empezó a hiperventilar y no podía evitar llorar. Cada vez era peor. El agobio lo oprimía. ¿Qué hacía él ahí? Moriría, solo, en plena desesperación.
Justo entonces, cuando se creía morir, cuando creía no poder más, no respirar, no volver a abrir los ojos... entonces un niño de pelo blanco se levantó en su cama, alterado. El corazón le latía con fuerza cuando miró a su alrededor, comprobando que estaba en su casa, que no era un bufón, que no estaba muriendo. Todas las noches sufría lo mismo en sueños, de una forma demasiado real. El motivo él no lo imaginaba, y trató de conciliar el sueño de nuevo, dándole la espalda a la mesita de noche. La mesita de noche que siempre estaba ahí desde que empezó todo. La mesita de noche maldita.
***
Gracias a marcmoleo IslandTrooper y you_brokeme_first por participar/ayudar, dando elementos con los cuales he montado un mini relato de 300 palabras. Escrito en 5 minutos y sin revisar.
Los elementos: gato dándole una paliza a un dragón, cabra con síndrome, escorpión que quiere ser constelación, piel de serpiente poseída por camionero, salmón autopercibido como carpa, abeja anárquica, chico de pelo blanco y mesita de noche maldita. Lo del bufón muriéndose es cosa mía.
Llevo meses con bloqueo, pero mínimo he escrito un relato :b.
Btw estoy pensando en darle una vuelta a esta historia de relatos, quizá cambien algunas cosillas.
Y eso, guten tag, beban agüita y no se mueran.
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