Empezamos siendo verano, estábamos tan llenos de vida por la juventud y el amor que no nos dimos cuenta del daño que nos hacíamos, hasta que fue demasiado tarde.

Éramos demasiado soñadores e ingenuos que cuando el otoño llegó no nos dimos cuenta que las hojas ya habían empezado a caer, dejándonos expuestos al otro sin nada con lo que cubrirnos.

Sin nada que decir y con todo que perder.

Con miedo y sin fuerzas para seguir.

Nos queríamos, pero eso nunca fue suficiente para nosotros.

Brillamos como el sol en verano, nos marchitamos como los días en otoño y nos congelamos con las rafagas del invierno.

El otoño nos había vencido, dejándonos abandonados y perdidos sin poder volver a encontrarnos.

Al final, en las noches frías de invierno ya nos habíamos separado irremediablemente, dejándonos con el alma helada y el corazón vacío.

El invierno nos había devastado, a ambos, pero dejando heridas más profundas a una parte y dejando a la otra casi ilesa, pero poco nos recompusimos con las primeras caricias de otras manos, con los roces de otros labios, con el calor de otro corazón...

Yo seguí pensando en ti pero tu no ibas a volver, y eso me quemaba por dentro aún teniendo el corazón congelado.

Quizás en otra vida..., quizás si no nos hubieramos querido tanto en tan poco tiempo todo hubiera sido distinto. Quizás...¿ quién sabe?

Ambos ahora somos personas nuevas, en una nueva primavera, cada uno floreciendo en un tiempo distinto hasta llegar al mismo final, pero esta vez separados.

No te voy a mentir sus caricias en invierno no son iguales a las tuyas, ninguna lo será, pero por lo menos ahora no acabo llorando, con la cara roja y el rimmel corrido.

Porque cariño, empezamos siendo un verano eterno y por poco morimos en el invierno.

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Se que no es el mejor texto pero espero mejorar poco a poco y que os guste, el tema son las estaciones ya que una amiga me reto a escribir algo sobre ello en clase y bueno esto es lo que ha salido.

os quiere Oldspirit9, hasta el próximo capítulo.