Esta no es una carta normal de amor, en ningún momento pretendo que lo sea ya que odio lo normal. ¿ Qué palabra tan aburrida y simple, no? Bueno ese no es el tema.

Esta carta no es normal ya que no la escribo pensando en una pareja, en una amiga o incluso en mis padres, esta la carta la escribo pensando en mi. Antes de escribirla y de que la leáis quería pararme a pensar sobre el amor, más concretamente sobre el amor propio.

Siempre estamos celebrando el amor pero nunca el nuestro propio, ¿pero por qué?

Porque como muchas cosas en esta sociedad está mal visto, pensareis que lo que digo no tiene sentido pero es lo más real que he dicho en mucho tiempo. 

Cuando una chica no se quiere debe quererse pero si consigue quererse así misma es una egocéntrica. ¿ No tiene mucha lógica, no? Hablo de chicas porque yo lo soy, porque yo he sufrido lo que la sociedad nos hace, porque yo he llorado y he reído pendiente del que dirán, porque yo lucho continuamente con y contra la sociedad... y eso, eso no lo hace un hombre, asi que perdonarme si no hablo de los problemas de los hombres, porque no los conozco ni los sufro, y porque sobretodo ya tengo bastante con los míos por ser lo que soy.

Y lo peor de todo, mis problemas se han multiplicado desde que soy una mujer independiente que no va a callarse en un mundo de hombres y que encima se quiere, no soy un bicho raro solo me he atrevido a dar el paso. Así que perdonarme si os excluyo de esta carta, como nos habeis echo a nosotras en todo.

Por eso estoy ahora mismo en mi habitación con la lluvia chocando contra la ventana y un café humeante invadiendo mis sentidos escribiendo esta carta, una carta que necesita leerse, que necesita arder y te necesita a ti, para que ardas con ella . Bueno no lo necesita la carta, lo necesito yo que soy la que la escribo. Porque esta carta es única, inconformista, diferente y revolucionaria, como cada una de vosotras, que sois únicas pero todavía no os habéis descubierto, yo ya lo he hecho y ha sido lo mejor que me ha pasado, ahora os toca a vosotras que tarde o temprano os daréis cuenta por mucho que la sociedad os quiera hacer sentir ordinarias.

Creo que ya es momento de dar rienda suelta a todo esto que tengo guardado y plasmarlo en este trozo de papel. Es hora de empezar, es momento de haceros detonar:

Querida yo, querida alma gemela:

Podría decirte todo esto sin necesidad de escribirlo pero así queda más poético, más real y más auténtico. Como tú, como yo; que somos la misma persona pero sufrimos como dos distintas.

Sé que te estoy escribiendo y que eres mi subconsciente pero para mi eres mucho más que eso, eres mi compañera de vida y de batalla, eres la caja de cerillas con la que me raspo para empezar a arder, eres lo que me hace ser como soy... Muchos dicen que el hilo rojo te conecta con tu alma gemela, y tienen razón porque a mí me conecto contigo y sin necesidad de hilo.

Pero por dónde empezar, hemos vivido tanto que no creo que sea capaz de mencionarlo todo y a la vez agradecértelo.

Me has acompañado en mis buenos momentos, en los que reía, sonreía, me enamoraba, en definitiva, era feliz. En esos momentos que sentía que nada malo podía pasar, esos momentos que creía que serían eternos, al igual que las personas. Pero hemos aprendido algo juntas, ni los momentos ni las personas son eternos, por mucho que queramos creerlo.

Pero por otra parte me has acompañado en mis peores momentos, sin esperar nada a cambio, ni un simple gracias por mantenerme todavía en pie. Ahora creo que es el momento de decir ese gracias, así que gracias.

Hemos llorado: por besos que no dimos y hemos llorado por otros que sí dimos, hemos llorado por tanto y sonreído por tan poco, que a veces nos faltaba el agua para poder continuar.

También hemos gritado, discutido, y nos hemos quedado sin voz en la garganta, de tal forma que perdíamos la manera de defendernos.

Y hemos muerto sin dejar de respirar, aunque lo sentíamos como si nos pusieran una bolsa en la cara y el aire no dejara de escaparse de nuestro cuerpo hasta que caíamos rendidas al suelo, inconscientes. Pero de repente volvíamos en si, tomábamos una respiración profunda, nos levantábamos y seguíamos hacia delante.

Nos hemos roto, y no como un jarrón, nos hemos roto como un corazón,  que las dos sabemos que es el peor de los rotos posibles.

La vida ha sido muy puta con nosotras, pero aquí estamos ahora, conscientes de que lo hemos sido y no volveremos a ser, conscientes de que al fin y al cabo lo hemos hecho bien. Ya que final no hemos hecho otra cosa que vivir.

Estamos en el mejor momento, han sido meses duros, no te estoy diciendo algo que no sepas. Nos han roto el corazón, rompiéndonos a las dos, dejándonos echas un estropicio de cristales y recuerdos rotos, que al principio cuando los intentábamos coger para reconstruirnos solo nos hacían sangrar. Pero después de ponernos tiritas en los dedos los cogimos sin miedo a cortarnos y de forma que comenzamos a construir una nueva versión de nosotras mismas. Una versión que en vez de huir de lo que cortaba y estaba afilado se había convertido en ello, porque antes de que nos volvieran a romper por lo menos les dejaríamos heridas de guerra a los que lo intentaran.

Nos han echo demasiado daño, mucho más de lo que fuimos capaces de imaginar, y aún hoy nos intentan volver a dañar pero con lo que no contaban es que ya no solo conocíamos el juego sino que nosotras mismas habíamos creado las reglas, unas nuevas reglas que en vez de quitarnos y dañarnos nos hacían libres y nos enseñaban a dañar.  ¿Quién hubiera dicho que las cosas podrían cambiar tanto?

Quería darte las gracias por haberme enseñado a amarme, con mis defectos que ahora eran mis fuertes, con mis inquietudes y miedos. Gracias por haberme enseñado a verme como un cuadro del renacimiento, que por mucho que pasara y muy estropeado que estuviera seguía robando el aliento de quienes lo veían como la primera vez que se expuso.

Ahora se quien soy, quien fui y quien puedo llegar a ser, espero no escribir otra carta de este estilo en unos años, espero no volver a romperme por la pequeña grieta que he tenido que dejar para respirar. Y aunque suene raro en mi, en nosotras, espero que nos enamoremos pero que termine de manera diferente, que en vez de acabar en el suelo llorando acabemos en los brazos de otra persona que no nos asfixie cuando nos sujete, sino que nos brinde el aire que necesitemos.

Gracias por todo, y perdón por haberte dañado tanto, perdón por haberte perdido, es la pérdida que más me ha dolido en mi vida aunque tardé en darme cuenta de ello.

He dejado de escribirte por un momento, ahora estoy delante del espejo viendo en la mujer que me he convertido, una mujer segura y fuerte, y sobretodo libre. Me has cambiado, cuando me miro en el espejo veo a otra persona diferente a la que era hace unos meses, porque aunque el envoltorio sea el mismo el interior ha sufrido una metamorfosis dolorosa que por fin ha llegado a su fin. Me has enseñado a amar mis marcas, mis lunares, las cosas que antes odiaba, me has echo perfecta, sin necesidad de ser alguien diferente solo has sacado lo que tenía reprimido y lo has hecho brillar.

Ha llegado a su fin la carta de una mujer que le escribe a su yo interno, y que quiere despedirse con unas últimas palabras: desde ahora somos una sola, dejaremos ir a la versión anterior y podremos decir que lo hemos conseguido. Porque hoy gracias a ti puedo decir que me amo, joder que bien suena. ¡Me amo!, y no permitiré que alguien me haga desenamorare de mi misma, porque yo soy mi verdadero amor, en lo bueno y en lo malo hasta que la muerte nos separe.

¿ Y tú, persona que me estás leyendo, te amas a ti misma o necesitas romperte para empezar a hacerlo?

Pd: te recomiendo saltarte lo último y empezar a amarte hoy mismo, porque por si no te lo dice nadie: eres perfecta tal y como eres.

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Esta carta podría haber sido de Alexandra, sino hubiera sido tan tarde para ella. Pero imaginárosla en una dimensión paralela a la suya escribiendo esta carta después de todo lo que sufrió, aunque su final fue muy distinto así es como me la imagino yo: como una mujer fuerte y luchadora que pudo con todo.

O puedo ser yo abriéndome a ti, o puedes ser tu reflejándote en las letras que salieron de mi cabeza. Hay miles de opciones, pero lo que esta claro es que todas tenemos una Alexandra en nuestro interior, en mayor o menor medida, y que todas antes o después pasaremos por la metamorfosis que narro en la carta. 

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¿Cómo estáis? Bueno esto es un poco diferente a lo que he estado subiendo aquí pero ya avise que habría de todo. Esta carta junto a otra que todavía no he escrito son ideas que tengo para presentar a un concurso de cartas de amor en un concurso de San Valentín que se hace en mi instituto. Cuando escriba la siguiente la subiré aquí os pediria que me dierais vuestra opinión para mejorar y poder ganar el concurso.

Nos vemos en el próximo capítulo, os quiere oldspirit9.