Él texto está inspirado en el poema, por lo que recomiendo leerlo.

EN UNA ESTACIÓN DE METRO

Desventurados los que divisaron

A una muchacha en el Metro

Y se enamoraron de golpe

Y la siguieron enloquecidos

Y la perdieron para siempre

Entre la multitud

Porque ellos serán condenados

A vagar sin rumbo por las estaciones

Y a llorar con las canciones de amor

Que los músicos ambulantes

Entonan en los túneles

Y quizás el amor no es más que eso:

Una mujer o un hombre que

Desciende de un carro

En cualquier estación del Metro

Y resplandece unos segundos

Y se pierde en la noche sin nombre.

Óscar Hahn.

Amor:

¿Qué es el amor? Parece que todos lo sabemos pero ninguno sabemos responder con exactitud.

¿Qué es enamorarse? Casi todos conocemos la sensación pero tampoco nos salen las palabras con las que describirla.

¿Cuándo sabemos que nos hemos enamorado? Es un momento, es una simple frase, o un gesto, o a lo mejor no es nada si no el conjunto de un todo.

¿Te puedes enamorar de más de una personas? Sí, sin duda, no deberíamos limitar algo como el amor a una simple persona, hay muchas formas de enamorarse, no nos quedemos solo con una.

¿Compensa enamorarse aunque eso te cueste un corazón? El corazón sana y el tiempo pasa, pero las oportunidades se pierden, así que sí, merece completamente la pena llorar por un corazón roto. Porque ese es el mejor dolor del mundo, porque es el dolor que indica que has vivido, y has amado y aunque hayas perdido esos momentos siempre los llevarás contigo.

Todo esto son los pensamientos de un alma solitaria, que vaga por las calles entre la gente, la típica persona que no resalta pero eres consciente de que está ahí. Ese soy yo, el que va sin rumbo pero con un destino claro, él idealista que ve lo que nadie ve, y es duro ser así pero creo que no lo cambiaría ni por un amor eterno de esos que describen en las novelas y en las poesías, esos que todos ansiamos en conseguir.

Me he enamorado de miles de mujeres, las cuales siempre vivirán en mi, porque no solo las vi si no que también vi en ellas.

Me he enamorado de la chica que leía en el metro absorta del mundo, de la que llegaba tarde al bus y desde la ventana la veía venir corriendo sin fuerzas pero sin parar, de la que cede el paso a una persona mayor o la que les ayuda con la compra. También me he enamorado de la que va impoluta con sus tacones de aguja y sus labios rojos, inmune a todo, y también de la chica despistada que preguntaba a alguien dónde estaba algún sitio.

Me he enamorado de miles de mujeres, y no me arrepiento de ello, aunque ellas no lo sepan con solo verlas me han llenado mucho más que cualquier otra cosa.

Hay amores fugaces, que se acaban con una mirada, y hay amores eternos que da igual cuanto tiempo los contemplaras o hace cuanto tiempo que les viste por última vez que siempre vivirán en ti.

Y esa es la gracia del amor, el sentimiento infinito que nos concede, aunque a veces duela.

Aunque a veces llores mirando a la nada con música de fondo pensando en esa chica triste con el alma rota que viste sentada en el borde de la acera y a la que te acercaste a hablar, que intento evitarte y al final os quedasteis toda la noche hablando. A veces la echo de menos, pero ella no puede saberlo.

Amaba lo que significaba el amor para mí pero al final siempre se reducía a eso, a que significaba para mi. Al final siempre acababa encontrándome solo en mi pequeño refugio con un cigarro y con aquel disco de vinilo que me regaló mi primer amor del instituto. Ójala volverla a encontrar a ella también.

Los meses venideros a mi declive empecé a creer que me empecé a volver loco, de la nada veía a una chica de pelo corto y negro, más blanca que la leche y con sus labios granates y su vestido de tul negro. La veía por delante de mí, giraba la cabeza y me miraba, y empezaba a huir sin motivo, yo la perseguía pero nunca la alcanzaba.

Empecé a pensar que todo era una simple alucinación, que tanto tiempo queriendo que algo ocurriera estaba haciendo que me lo inventara, pero no había sido mentira. La chica era de verdad, la tenía delante de mí, con sus botas militares y su vestido veraniego, con sus ojos llenos de vida y sus labios entreabiertos esperando a mi pregunta para ella poder dejar escapar de su boca su respuesta. Así que la pregunté, aquello que llevaba tantos meses queriendo saber.

- ¿ Por qué siempre que te perseguía huías?- le pregunté confuso.

- Porque quería saber si aún así me perseguirías, si no pensarías que era una imaginación.

- Como ves lo he hecho, durante toda mi vida, pero tu estabas en otras personas.

- Lo sé, yo siempre he huido de ti, los demás no eran tú, ellos no me siguieron persiguiendo.

- El destino debió de querer comprobar si aún así alguno de los dos seguía y no flaqueaba.

- Creo que el destino ya tiene lo que buscaba, ahora démosle al amor aquello que tanto ansía.

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Nos vemos en unas horas con nuevo capítulo de A 15 metros y con un nuevo texto mañana por aquí, os quiere oldspirit9.