Capitulo 5
-no tienes porque agradecerme...- le dijo sin despegarse de ella
-si no fuera por vos...-suspiro- no sé qué habría pasado, a todo esto ¿Cómo me encontraste?- le pregunto volviendo a sentarse.
Ruggero se agacho para estar a su altura.
-verás...
Flashback
-apúrate, que osino el jefe se molesta- dijo un hombre de mediana estatura y delgado
-ya, ya, tranquilízate- le contesto otro de la misma estatura pero más rechoncho
-quieres caminar más rápido- dijo el más flaco- suficiente tiene el jefe con esa chica que no quiere colaborar con el plan.
-si tienes razón, aunque, no me vas a negar que está muy linda- dijo el gordito moviendo las cejas
-ja, si, como era que se llamaba- acaricio su mentón, haciendo ademan de pensar- mercedes, si, ese era su nombre.
Eso fue suficiente para ruggero, quien estaba escondido detrás de unos árboles. Había sospechado de esos hombres desde el momento en que los vio, así que decidió espiarlos, y no fue en vano, ahora solamente tenía que seguirlos y daría con el paradero de su compañera. Pero había algo que no le cuadraba ¿Por qué la habían secuestrado?
Fin del Flashback.
-y así llegue hasta acá- sonrió victorioso.
-gracias, no sé cómo expresarte lo agradecida que estoy- sonrió
-no hace falta, lo que quiero saber es ¿Qué quieren?- miro hacia su alrededor, buscando respuestas
-pues si sirve de algo, me preguntaron acerca de una caja...
-¿una caja?
-sí, dijo que tenía algo muy valioso dentro, no sé exactamente qué, pero era algo que realmente les daría mucho dinero.
-¿no dijeron como era la caja?- pregunto con su vista clavada en la de ella.
-los escuche decir que es pequeña y está decorada por los bordes con pequeñas franjas de oro, al estilo colonial, todo lo demás es de color cobre, si no me equivoco, ah y...para abrirla tiene un pequeño seguro en forma de estrella- se detuvo por un momento- están verdaderamente angustiados y ansiosos de tenerla
Ruggero bajo la vista al piso, y tenso la mandíbula. ¿Todo esto era por esa maldita caja? ¿Qué tenía que era tan importante?
-ruggero, hombre, sabía que había hecho bien en contratarte, eres el mejor- dijo su jefe entrando en el pequeño salón con una enorme sonrisa en el rostro.
Este se puso de pie al igual que mercedes.
-gracias señor
-no me agradezcas yo debería hacerlo, y mercedes, me alegra que estés bien. No sé qué haríamos sin ti.
La chica sonrió, y luego desvió la mirada hacia ruggero.
-bueno, que hacen ahí parados, vamos, mañana tendremos una celebración, esto hay que festejarlo- rió- pero después...-su cara tomo seriedad- tendremos que juntarnos para hablar sobre esto, no me trae buena pinta.
Ambos se miraron y sonrieron para luego salir detrás de aquel hombre, tan simpático, pero a la vez tan serio y maduro.
***
-gracias por acompañarme ruggero, no hacía falta- le agradeció deteniéndose en frente de la puerta principal de su casa
-cómo que no hacía falta, pensabas que iba a dejarte ir sola hasta tu casa, después de lo que paso- mercedes intento encontrar en esa oración la parte cómica que generalmente le daba ruggero, pero no la encontró, el estaba completamente serio. Sintió algo de miedo. Algo le pasa.
-bueno de todas formas gracias- se acerco unos pasos y beso delicadamente la mejilla del muchacho- buenas noches- se dio media vuelta y abrió la puerta de su casa.
-buenas noches mercedes- susurro mientras la observaba desaparecer en la oscuridad de su hogar.
Metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta y comenzó a caminar en dirección a su casa. Su cabeza no dejo de dar vuelta en ningún momento, tenia demasiadas cosas en que pensar por un lado estaba el asunto de esta caja o cofre y las personas que querían obtenerla, pero también estaba mercedes, algo nuevo había surgido en su interior, algo que no había experimentado desde hace tiempo, algo que comenzó a sentir desde hace muy poco, pero que hasta recién se daba cuenta que sentía. En cuanto sus labios rozaron su mejilla, una oleada de calor se expandió por todo su cuerpo, sintió como se le erizaban lo pelos de la cabeza, y como sus piernas temblaron unos segundos ¿Qué rayos le pasaba? El nunca había sido así. Tenía que controlarse. Solo se sentía culpable. Sí, eso era culpa, la maldita culpa de haber puesto en peligro a mercedes, que a pesar de todo era su compañera.
Llegó hasta la entrada de su casa, subió unos escalones y tomo la manecilla de la puerta. Se quedo quieto unos segundos y luego la giro para entrar. Su casa estaba envuelta en las penumbras, no había ni un solo rincón que estuviese iluminado, la oscuridad dominaba en ese momento.
Se tambaleo cuidadosamente por la casa hasta dar con el interruptor de la luz. Pero en el momento en que la encendió, en la sala, el teléfono comenzó a sonar, dio un pequeño brinco antes de decidirse en contestar. Estaba demasiado paranoico hoy. Había sido un día largo y lleno de emociones.
-diga- dijo apenas descolgó el teléfono
-así que eres tú, vaya que nos has dado trabajo muchacho, hemos buscado por todas partes a esa persona, y no nos dimos cuenta que estaba en frente de nuestros ojos, en el bando enemigo, ayudándolos- rió despacio- aunque digamos que en vez de ayudar los estas perjudicando ¿no?- pudo sentir como del otro lado sonreían cínicamente.
-¿Quién eres?
-ah, no, no, no, esa no es la pregunta muchacho, más bien ¿Qué es lo que quieres?, pero te ahorrare la molestia, sabemos que tú la tienes así que no lo compliques más y entréganosla- su tono de voz se volvió serio y firme
-¿Qué cosa? ¿De qué hablas?
-ay, acaso naciste con retrasos mentales o algo por el estilo, la caja chico, la caja.
Su respiración se volvió entrecortada, su pulso se acelero y tuvo que aclararse la garganta para continuar ¿Qué demonios iba a hacer ahora?
-no sé de que está hablando
-deja de hacerte el inocente, sabemos que la tienes, solo tienes que entregárnosla- sonó molesto- escucha te daremos una semana para que nos la entregues, una semana me escuchaste, y si no lo haces, alguien podría salir lastimado, y no creo que quieras ver el hermoso rostro de tu noviecita manchado con sangre ¿no?- noviecita ¿de qué habla?- esa chica, mercedes es una buena persona, sería una lástima que su vida fuese tan corta- suspiro- ahora, ni el más mínimo detalle a nadie oíste, si llego a saber que tus compañeros saben algo, las cosas no terminaran bien ni para ti ni para tus amigos, piénsalo, y nos vemos dentro de una semana- antes de colgar añadió- en unos minutos te mandaran la hora y la dirección del lugar en donde tienes que dejar lo que te he pedido. Hasta pronto y espero que cumplas.
El sonido de la llamada finalizada invadió la habitación. Lentamente comenzó a bajar el teléfono hasta dejarlo donde estaba antes. Camino un poco y se sentó en el sofá más próximo
¿Qué demonios acababa de pasar? ¿Cómo se había metido en esto? y si fuera poco ¿Cómo había metido a mercedes en esto? Se sentía la peor persona del mundo, era basura, no valía nada, había metido a todos sus seres queridos en esto. Conocía la clase de persona que eran esos tipos. Había tenido que tratar con ellos toda la vida, era su trabajo. Sabía perfectamente que eran capaces de hacer todo lo que le habían dicho y mucho más. Pero ¿Qué tenía que hacer para proteger a sus amigos? Y principalmente ¿Cómo iba a proteger a mercedes?
Un sonido de su celular interrumpió las posibles respuestas a sus preguntas. Era el mensaje que le dijeron que llegaría. Lo abrió y leyó.
Encuéntranos el 24/07/2015 en el callejón las rosas número #324 a las 11:30 de la noche.
Pd: ven solo y no le digas a nadie.
Cerró los ojos con fuerza y apretó el teléfono con ambas manos. ¿Cómo sabían su número? Estas tonto o qué ruggero, se dijo a sí mismo, pueden localizarte donde sea, te vigilan todo el tiempo, y nadie se da cuenta. Soltó todo el aire que no sabía qué estaba reteniendo cuando escucho el sonido de un nuevo mensaje. Miro la pantalla y apretó de nuevo el celular. Mercedes. Dijo para sí.
Hola ruggero, te escribía para saber cómo estabas, ya sabes, después de lo que paso, te note un poco raro y me preocupe, lamento si es tan tarde pero necesitaba saber. Me preocupas.
Me preocupas. Esas palabras resonaron en su cabeza infinitas veces, provocando un dolor en su pecho. Automáticamente pensó. Tu también. Tomo el celular con ambas manos y escribió.
No te preocupes mercedes, estoy bien, debió ser cansancio, pero ya estoy mejor, gracias por preocuparte por mí, descansa y hasta mañana.
Segundos después su celular volvió a vibrar.
Deja de decirme mercedes, llámame mechi, deje a un lado la primera impresión de ti, ahora somos amigos ¿no?, confío en ti. Descansa.
¿Por qué tenía que hacerlo tan difícil? No confíes en mi merce...mechi, te lastimare, es riesgoso que te acerques a mí, por favor no te involucres más de lo que ya estás.
Claro mechi, somos amigos, duerme bien.
Apago el celular y pesadamente se levanto del sofá para ir a su cuarto. Se cambio y se dejo caer en la cama. Los días que se vienen serán complicados. Se cubrió con la manta y cerró los ojos para caer en un profundo sueño. Y vaya que lo necesitaba.
bueno espero que les haya gustado el capitulo, perdón por tardar tanto, pero algo le paso a mi computador y no pude publicar, estoy comenzando el siguiente capitulo, quizás lo suba hoy, no lo sé, voten y comenten que les parece la historia hasta ahora. besos y cuidense
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