─ No ─respondió ella, simple y tranquila.

─ Pero, Mónica, tienes que divertirte, necesitas ser una persona normal que disfrute de su adolescencia, aún eres joven, no puedes amargarte tan pronto ─le reprendió Peter─ dentro de un par de años vas a parecer una anciana.

─ Simplemente no quiero hacer eso, chicos, esto que estoy haciendo es muy serio, no puedo perder tiempo haciendo esas cosas. Además, no creo que me haga falta ─dijo un poco molesta.

─ Vamos, por favor, deja que hagamos algo por ti, después de todo nos has ayudado mucho ─suplicó Xavier.

─ Verás que no es una pérdida de tiempo, te lo juramos ─dijo Samuel.

─ Esta bien, pero con una condición ─les respondió.

─ La que sea ─dijo Xavier.

─ Tienen que poner más esfuerzo a sus entrenamientos, no pienso divertirme sabiendo que si ustedes no están en forma los pueden matar, ¿entienden?, nos levantaremos temprano, así terminaremos el entrenamiento lo más pronto posible y podremos hacer lo que sea que ustedes quieran hacer.

Todos asintieron repetidamente, sabiendo a lo que se iban a meter, volvieron a seguir su camino, hablando sobre sus vidas, cada uno tenía una historia interesante y un poco trágica.

Zac había crecido con su familia en una cabaña que estaba establecida en el pueblo, él había crecido con una característica peculiar, tenía dos elementos. Mientras crecía le enseñaron la dominación de sus elementos, viento y agua, su hermano estaba en el ejército y su hermana era una candidata para que el príncipe de Viento la eligiera, cuando el cumplió diecisiete años y todos los monarcas fueron asesinados la vida le cambió, su hermana era parte de la servidumbre del castillo y su hermano continuó en el ejército, pero como antes era la mano derecha del rey de viento lo ubicaron en un rango que era muy peligroso, Zac sabía perfectamente que cuando cumpliera la mayoría de edad él también tenía que entrar al ejército y en un puesto mucho peor que el de su hermano, desde entonces se rebeló y escapó de casa, lo malo de todo eso, fue que por sus actos, mataron a toda su familia.

Xavier era hijo único, manejaba el poder del agua, su padre era un hombre de gran corazón y su madre, Abril Abbadie, era una amiga íntima de la madre de Mónica, al morir la princesa Clarissa su madre sufrió un mal trato, por lo que decidió alejarse de la familia real, su padre tuvo que trabajar duro, al momento de que el rey tomó su lugar él se rebeló pues todos los trabajos se habían vuelto más forzados, al escapar mataron a su padre y su madre murió tiempo después por una enfermedad, después de eso conoció a Zac y se hicieron grandes amigos.

Peter tuvo una infancia feliz, manejaba la Tierra, vivía junto a sus abuelos, nunca conoció a sus padres y sus abuelos nunca le contaron nada de ellos, tuvo muchos amigos y también era una persona súper agradable, una de las cosas que más le gustaban era ayudar a los demás, así también como divertirlos, sus abuelos murieron cuando él tenía quince años y una familia que era muy cercana a ellos lo criaron durante cuatro años, el había visto como había cambiado la vida desde que los monarcas fueron asesinados, siempre apoyo a los demás en ese cambio tan radical, pero un día se cansó y decido rebelarse, por suerte a sus seres queridos no les hicieron nada, pero nunca volvieron a ser los mismos con él.

Samuel vivía en una pequeña granja, era poseedor del elemento de Fuego, él vivía junto a su hermana mayor, Effie Vance, que lo crio como si ella fuera su madre, según tenía entendido sus padres murieron en una guerra entre Evenia y Crissan. Crissan era el reino de cristal, hubo muchos desacuerdos entre ambos reinos e intentaron hacer un acuerdo de paz, pero no lo lograron, por lo cual solo decidieron que ningún Eveniano entrara a Crissan y ninguna persona del último mencionado a Evenia, pero eso ya era otra historia. Después de la llegada del rey su hermana desapareció y él se rebeló, pues estaba seguro de que el rey tenía a su hermana encarcelada sin una razón, tiempo después conoció a los demás.

Lucas siempre fue Lucas, manejaba el agua y era un adolescente común y corriente, su familia era simple y muy humilde, tenía dos hermanas: Tess y Acacia Boada, su vida estaba bien, tenía definido que el quería ser un soldado, no podía esperar a ser mayor de edad para serlo, pero en el momento de que el reino fue arrebatado del poder de los demás monarcas no siguió creyendo esos planes, de hecho todo se había vuelto cruel y él tenía miedo, un día se armó de valor y se rebeló, claro que no sabía que su familia entera se iba a poner en su contra y luego iba a morir.

Justo cuando Mónica les iba a contar su vida a los demás se escuchó el ruido de un caballo que no era de ninguno de los de ellos, se alarmaron, se escondieron tras un árbol y la pelirroja desapareció los caballos con ayuda de sus amuletos, luego de eso pudieron ver a un chico que no sería mayor a ellos. Su caballo tenía el escudo del castillo por lo cual supieron que se trataba de un guardia, era castaño y de ojos marrones, se notaba a simple vista que tenía grandes músculos, lamentablemente lo que esos cinco chicos les hacía falta, era a simple vista el tipo de hombre que tenía a todas las damas del reino tras él, sin embargo, ellos pudieron ver que la pelirroja solo se mostraba indiferente ante la "escultural figura" de ese hombre.

Mónica siempre había tratado con hombres como los chicos y ese caballero, guapos, siempre se le insinuaban por ser la chica más hermosa del lugar donde vivía, pero ella los rechazaba, era una persona que no creía que una relación amorosa le podría servir, algunos le atraían, pero no pasaba a más de eso, eran cabezas huecas que no le podían aportar nada bueno y si fuera el caso ella no saldría con ninguno de ellos sino con alguien como Zac, por su fuerte carácter. Xavier, por su humildad. Peter, por su humor. Samuel, por su madurez o Lucas por ser tan único y atento.

─ Eso no es justo, yo quiero unos músculos así ─dijo Peter en un tono que logro hacer que el guardia lo escuchara, de inmediato el chico de ojos verdes se arrepintió de haber hablado.

─ Shhh ─le dijeron los otros cuatro, mientras la chica solo se llevaba una mano a la frente. Pasar desapercibida junto a esos chicos era una tarea imposible.

─ ¿Quién anda ahí? Muéstrese en este instante en nombre del rey- gritó el soldado mientras se bajaba del caballo y empezaba a ver hacia todos lados.

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Aquí está el capítulo, lamento la tardanza, se que lo he dicho pero estoy por empezar clases y he estado muy ocupada, les traje la historia de cada uno de los chicos, voten y comenten, l@s quiero mucho, abrazos virtuales. Nos leemos en el próximo capítulo.

Xavier en multimedia