Capítulo 6
─ Claro que sí, hay armas en la cabaña y lucharan contra mí
─ No vamos a luchar contra ti ─dijo Xavier.
─ Somos cinco y tú eres... ─continuó Peter.
─ ¿Una niña? ─preguntó a lo que asintieron─ Bien, he recibido entrenamiento de toda clase durante varios años, soy una persona especializada en combate cuerpo a cuerpo y además de eso poseo una gran habilidad para manejar armas de toda clase, así que hagamos un trato, luchan contra mí o luchan contra mí, ustedes deciden.
─ No es justo ─dijo Zac─ no nos estás dejando opción.
─ A ver, ¡Ya!, déjenme demostrarles que les puedo ganar ─todos la miraron de diferentes maneras, pero al final aceptaron.
Salieron de la habitación y Mónica los llevó hacia la pequeña sala donde reposaban todas las armas de sus padres, se acercó a las paredes y empezó a examinar las armas, tendría que ver con cuales se desarrollaban mejor sus compañeros, por lo que decidió que iría probando poco a poco. Primero serían las espadas.
La joven empezó a lanzarles una espada cada uno y ella no tomó ninguna, los jóvenes dudaban pues no querían hacerle daño, pero ella era tan terca que los obligaría sí o sí. Salieron al bosque, al lugar en el que Mónica había empezado a entrenar por la mañana, se colocaron todos en un circulo y la princesa habló:
─ Bien, ataquen ─ordenó.
─ Pero no tienes armas ─dijo Samuel.
─ Sólo ataquen ─reprochó con su paciencia al límite.
Los jóvenes dudosos la atacaron, pero ella los esquivó rápido y sin ningún esfuerzo, primero tomó a Samuel y lo atacó de manera hábil haciendo que este cayera al suelo de inmediato lo que provocó que Xavier se tropezara y cayera de la misma manera, los tres restantes la atacaron para que a los demás les diera tiempo de levantarse, ella esquivaba los golpes y los devolvía, todos estaban adoloridos, mientras que Mónica a penas y se notaba cansada, para ella eso era fácil. Eran años de entrenamiento que no serían en vano.
Tardaron así una media hora, la chica les ganó en un descuido que ellos tuvieron, pero eso no significó que a ella no le pasara nada, alguien la tomó de la cintura y atravesó su pie para que Mónica tropezara y que ambos rodaran por el suelo, cuando pararon ella terminó encima del chico, ambos estaban frente a frente, el joven estaba adolorido y la joven lo miraba con detenimiento, ella se levantó rápidamente y le tomó la mano para que se levantara y justo cuando ya estaba de pie lo volvió a tirar a el suelo, haciendo que al chico le doliera la espalda.
─ ¡Auch!
─ Nadie me gana Zac, que te quede claro, todo lo que me hacen lo devuelvo.
─ ¡Au! Me duele todo ─dijo Xavier llamando la atención de la chica─ creo que no podré levantarme en una semana.
─ Se ve que no están en buena forma ─dijo seria.
─ ¿Cómo crees? ─dijo de manera sarcástica Peter.
─ Tú usaste tu elemento ─la acusó Samuel.
─ Claro que no Samuel, no puedo creer que fuera tan fácil.
─ Al menos yo te hice caer ─celebró Zac.
─ Y yo los rasguñé, los hice caer, los he golpeado, también ... ─la interrumpieron.
─ Sí, sí nos ganaste no lo presumas ─dijo Lucas.
─ Ya, vayan a sus habitaciones, ahora los alcanzo para curarles las heridas ─les informó─ voy a recoger las espadas, las cuales no usaron para nada.
─ Bien ─respondieron todos mientras entraban a la cabaña.
Mónica recogió todas las espadas, luego se dirigió a las caballerizas y gracias a sus amuletos logro aparecer seis hermosos caballos, uno era de un color blanco puro y los demás eran color negro, tomó unas sillas de montar que había en el establo y se las colocó a todos los caballos con delicadeza, los ubicó a cada uno en uno de los establos y salió directo a la cabaña. Mientras tanto en el pueblo se encontraba un soldado pensando en cómo iba a atrapar a aquella chica, no tenía descripción física ni sabía cómo sonaba exactamente su voz, varias veces había pensado en rebelarse contra el rey, pero estaba sólo y lo atraparían fácilmente. Decidió ir al bosque para despejarse, tomó su caballo y salió a éste.
─ ¡¡¡Au!!! ─se quejaba el chico.
─ Deja de moverte Peter ─lo regañaba la chica.
─ Es que duele ─reprochó.
─ Los demás no se quejaron, deja de comportarte como un cobarde.
─ Tu eres la que se comporta como una cobarde, no aceptas que me haces daño, ¡¡¡Au!!! ─gritó.
─ Corrección, te estoy haciendo daño, pero no es para tanto ─le dijo tranquila─. Ahora compórtate como un adulto y deja de quejarte- le gritó.
─ ¡¡¡Duele!!! ¡¡¡Auch!!! ¡¡¡Mónica!!! ─seguía diciendo el chico.
─ Te quedas tranquilo para que te limpie la herida o se te va a infectar.
─ Pero me arde.
─ Ya una última, quédate quieto ─dijo y le colocó el algodón en la última herida.
─ ¡Auch! ¡Duele! ¡Para! ─gritó Peter.
─ Bueno, ya está, llorón ─informó gritando la chica.
Inmediatamente los dos bajaron a la primera planta donde esperaban los demás para la pequeña sorpresa que les tenía la chica, antes de que ella pudiera decir algo, el de ojos azules hablo.
─ Antes que cualquier cosa, no quiero volver a pelear.
─ No, tranquilos, vamos a las caballerizas.
─ ¿Hay caballerizas? ─preguntó ilusionado Samuel.
─ Claro que sí ─respondió la princesa.
─ ¿Y para qué? ¿Vamos a limpiarlos? ─dijo sarcástico el de cabello castaño.
─ ¿No que eran amigos? ─preguntó Peter.
─ Sí, yo también pensé eso Peter ─dijo la pelirroja.
─ Perdón, sarcasmo, viene de familia, no lo puedo evitar ─se excusó Zac─ está en mi naturaleza.
─ Eso me consta ─respondió Xavier.
─ Bueno, vamos ─dijo la pelirroja.
Todos se dirigieron hacia las caballerizas en un total silencio pues Mónica no era una persona de muchas palabras, portaban trajes que tenían capa para cubrirles los rostros y que no los identificaran, ya que podían haber soldados que sospechen que ellos eran los "forajidos" y si les identificaban el rostro, el plan que tenía la joven se arruinaría por completo, al ver los caballos rápidamente los cinco chicos se dirigieron hacia el caballo blanco, era hermoso y estaba muy limpio, Mónica no pudo evitar reír, puesto que el caballo blanco era el suyo y los negros de ellos, al no ponerse de acuerdo los chicos empezaron una "pelea" entre ellos para ver quien se lo quedaba, tiempo suficiente para que la pelirroja pudiera acomodarse encima del caballo.
─ Mmmm ¿Chicos? Pueden dejar de pelear, el blanco es mío, los negros suyos, cada caballo tiene grabado nuestros nombres en la silla de montar, ya no se peleen que si no van a terminar peor de los que están ahora.
─ Rayos ─comentó Samuel.
Después de eso todos emprendieron camino hacia el bosque, esta vez fue Peter el que interrumpió el silencio haciendo una cosa totalmente descabellada.
─ ¡Hey! Miren, sé cabalgar parado.
─ Peter te vas a caer ─dijo Samuel.
─ ¡Claro que no! ─dijo al mismo tiempo que se caía del caballo, haciendo que todos los chicos soltaran una carcajada.
─ Mónica ¿Por qué no ríes? ─preguntó Xavier.
─ No me parece gracioso ─dijo seria.
─ Oh vamos, acéptalo lo fue ─dijo Zac─ ¿No tienes sentido del humor?
─ No me causa gracia
─ Oh, ya entendí ─dijo Peter─ ¿Tú nunca te has divertido?
─ Me entrenaron en el ámbito físico, las emociones son algo que no van mucho con mi personalidad, hay ciertas cosas que no me parecen graciosas, sino tonterías sin chiste, como esta.
─ Por primera vez tienes razón ─dijo Lucas haciendo referencia al comentario de Peter.
─ ¿Qué acaso nunca hiciste bromas con tus amigos? ─exclamó Samuel sin poder creer lo que la chica decía.
─ Nunca tuve amigos
─ Pero.... ¿un novio? ─preguntó Xavier.
─ No, si no tuve amigos es evidente que no tuve novio, mi vida se basó en planear todo para cuando viniera acá, no estaba para esas cosas ─exclamó Mónica.
─ Ya entendí, nunca te divertiste, tu vida fue aburrida ─murmuró en tono bajo Zac, dejando a los demás confundidos─ Eso es, Mónica, nosotros te podemos enseñar a divertirte, mientras tú nos enseñas a pelear, ¿Qué dices? ─dijo entusiasmado─ es un intercambio justo.
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Perdón, perdón, perdón por la tardanza, en serio lo siento pero he estado demasiado ocupada, además de la falta de inspiración, les juro que intentare subir seguido pero no estoy segura, en serio lo lamento. En multimedia Zac. Voten y comenten.
Nos leemos en el próximo capítulo, muchos abrazos (^o^)
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