Capítulo 5
El sol se asomaba por el cielo de Evenia, había demasiado viento, lo que hacía que hubiera frío a pesar de estar en un lugar cálido, la joven se levantó de a poco y se sentó sobre la cama, su cabello estaba enredado y totalmente despeinado; colocó sus pies en el suelo y de inmediato sintió una corriente fría recorrer su espalda, se acercó a la ventana y pudo notar que había mucho viento.
La princesa se encargó de hacer su aseo personal y colocarse un vestido simple para estar en la cabaña, con cuidado desenredo su rojizo cabello con sus delgados y pequeños dedos, se hizo una trenza y bajo a buscar algo de comer, opto por una manzana y un vaso de leche, al terminar tomó la espada que había utilizado el día anterior para amenazar a Zac y salió a practicar, en ese momento se sintió sola, quería tener la compañía de sus padres o a alguien con quien pelear, pero ella estaba segura que después de lo que paso todos ellos se habían ido. Las personas siempre se iban.
Estaba tan sumida en sus pensamientos hasta que sintió una mano posarse sobre su hombro, ella se asustó demasiado, haciendo que colocara la espada frente a la persona que lo había hecho
─ Hey tranquila, no soy ninguna amenaza, al menos no para ti ─era Xavier, detrás de ellos los demás chicos─ solo hemos visto que estabas practicando y venimos a disculparnos por todo lo que ha pasado ¿Qué dices? ¿Hacemos las paces?
─ Tú no tienes que pedir perdón, sino otro ─dijo mirando al castaño detrás de Xavier.
─ Bueno, él también tiene algo que decirte, creo que será mejor si lo hablan solos.
Todos los jóvenes se fueron dejando al castaño y la pelirroja solos, por un momento el silencio reinó entre ellos dos, hasta que por fin el chico se decidió a hablar.
─ Perdón por todo lo que he dicho, no estoy acostumbrado a tratar con chicas y he actuado muy mal- dijo con la mirada gacha- Además me irrito con facilidad, un pequeño defecto hereditario.
─ No te preocupes, te perdono, de hecho, yo también te debo una disculpa, por amenazarte con la espada y casi matarte cuando estábamos en el río, supongo que tengo problemas de ira ─aceptó con culpabilidad la pelirroja.
─ No te preocupes, yo te provoque ─bromeó el castaño─, entonces ¿Amigos?
─ Compañeros ─entrelazaron las manos─ Ahora ya le puedes decir a tus amigos que salgan de sus malditos escondites.
─ Pero, ¿Cómo? - dijo Lucas saliendo de un arbusto mientras se arreglaba el cabello.
─ No es ninguna sorpresa, se les nota en la cara que tramaban algo, no me quieran ver la cara de tonta ─se burló la pelirroja.
─ Tienes razón, pero tenemos nuestras razones, tú y Zac solos con una espada no es la mejor combinación ─dijo Xavier
─ Vale, lo acepto, entonces, cambiando de tema, ¿Aún quieren ropa?
─ ¡¡¡Sí, por favor!!! ─gritó Peter muy entusiasmado─ Tengo esta ropa desde ayer, que asco.
─ Síganme ─ordenó la pelirroja después de soltar una carcajada.
Todos se encaminaron dentro de la casa, pasaron por la cocina y luego subieron a la segunda planta, todo en un total silencio, se detuvieron frente a una puerta y sin perder tiempo la joven entro a la habitación, en ella había muchos trajes, la mayoría color azul o celeste, en la cara de los chicos no cabía la impresión que tenían en ese preciso momento, lo único que se logró escapar de los labios de los jóvenes fue un muy audible "Wow"
─ ¿Impresionados?
─ Sí, ¿Tus padres eran caballeros? ¿Ocupaban algún puesto importante en la corte real? ─preguntó Lucas.
─ No, ahora vístanse y luego les explico, es una larga historia.
─ Está bien ─dijo Xavier.
Los cinco entraron a la habitación y se vistieron con los trajes que se hallaban en ese lugar, con todas esas prendas encima parecían todos unos miembros de la realeza, estaban totalmente diferentes a cómo solían verse siempre. Salieron y encontraron a la joven recargada en la puerta de la habitación frente a la puerta de la habitación en la que se había quedado la noche anterior, tenía una ceja alzada y una sonrisa burlona en sus labios.
─ Que guapos ─los halagó─ Ahora les explico todo lo que quieran, pero ustedes me tendrán que responder preguntas también, pero primero tienen que comer algo ¿No?
─ Sí, por favor ─respondió Zac.
Ella le lanzó una tierna sonrisa gracias al cambio de actitud y él se la devolvió, luego todos partieron a la cocina. Mónica les preparo algo de comer, ella era muy buena en la cocina, era uno de los muchos talentos que ella tenía y que sus padres le habían enseñado. Todos se sentaron alrededor de la mesa, eso era una de las cosas que a Mónica le impresionaban, a pesar de estar escapando sus padres hicieron la cabaña cómo para toda la familia real, un lugar demasiado lujoso como para sólo haberse usado durante algunas semanas, ni siquiera tenía idea de cuando era de que la habían construido o de quien los había ayudado a lograrlo. La pelirroja se recostó sobre la mesa y habló:
─ Bien, pregunten
─ ¿Porque la cabaña es tan grande y esta tan escondida? ─preguntó el chico de ojos azules.
─ Bueno pues mis padres estaban acostumbrados a lujos y ellos escapaban, así que por eso es que la cabaña es de esta manera ─respondió tranquila─. Ahora me toca a mí ¿Por qué los busca el rey?
─ Bueno, nosotros no seguimos sus órdenes como los demás y somos algo ¿Rebeldes?, preferimos hacer las cosas cómo nosotros queremos, no nos parece justa su forma de gobierno...además asesinó a nuestras familias ─respondió Xavier.
─ Lo siento tanto ─dijo la pelirroja con pesar─ en cuanto a lo de ser rebeldes, creo que ya me di cuenta ─luego de eso soltó una sonora carcajada para intentar aligerar el ambiente.
─ Bien ¿Por qué tienes habilidades y esta ropa? ─preguntó el rubio.
─ Está bien, ¿Recuerdan a el príncipe Charles y la princesa Clarissa? ─los cinco chicos asintieron─ Bueno, esta es su cabaña y yo soy su hija, soy Mónica Virtrow Smoke, heredera de Evenia.
En ese momento los jóvenes empezaron a reír a carcajadas, para ellos había sido un chiste pues todos estaban seguros de que la pequeña princesa había muerto, esa era la historia que se contaba, en cambio ella mantenía su postura, estaba totalmente sería, al darse cuenta de eso ellos pararon de reír y le preguntaron:
─ No hablabas en serio ¿verdad? ─dijo Xavier.
─ ¿Te parece que estoy bromeando Xavier?
─ Es que es imposible que tú seas la princesa, ella está muerta, hace diecinueve años la mataron ─dijo Samuel.
─ Bueno, si no me creen tomen ─murmuró mientras les entregaba los amuletos de sus padres─ ¿Ahora me creen? ¿O sigo estando muerta?
En la cara de los chicos había mucha curiosidad, puesto que conocían lo amuletos, pero creyeron que habían desaparecido, también tenían duda, pues la verdad nunca fue seguro que la princesa murió debido a que nunca se encontró su cuerpo y que Mónica fuera la princesa explicaba por qué aún tenía sus poderes y ese acento tan extraño.
─ No es cierto ─dijo Peter.
─ Claro que sí, Peter, te lo puedo asegurar y entiendo si se quieren ir ya que yo he venido a recuperar el reino y no creo que ustedes quieran pelear a mi lado sabiendo que probablemente terminen lastimados o peor.
─ Yo te creo y no quiero alejarme, ayudarte significa hacer justicia y eso es lo que busco, necesito vengarme del rey, así que con mi apoyo cuentas ─dijo Zac.
─ Y pensar que me odiabas a muerte ─respondió ella.
─ Nosotros también te ayudamos ─dijeron los demás.
─ Esta bien, pero los voy a entrenar, no voy a dejar que los maten antes de comenzar.
─ ¿Entrenarnos? ─preguntaron todos al unísono.
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