Capítulo 32
─ ¿Eso crees? ¿A qué te refieres? ¿Están juntos o no? ─le preguntó Jack confundido.
─ Es solo que, no somos nada, solo son besos, pero no más de eso ─le explicó ella susurrando y arrastrando las palabras.
─ ¿Lo quieres? ─le preguntó Jack temiendo su respuesta, no quería seguir lastimándose pensando que ella y él podrían tener una oportunidad a futuro.
─ Eso creo ─volvió a responder la pelirroja mientras salía de su trance.
─ No puedes responder "eso creo" a todo, ¿Lo quieres o no? No crees querer a una persona, o la quieres o no la quieres.
─ Sí lo quiero, Jack, lo quiero mucho y me da miedo quererlo como lo quiero ¿Entiendes? En el pasado me usaron, me lastimaron y me traicionaron y no quiero vivir lo mismo con él. Tengo miedo de que si acepto que lo quiero algo malo vaya a pasar, porque, por alguna razón, siempre pasa eso.
─ Mónica, eso es lo malo del amor, duele y duele mucho, pero ese dolor vale la pena cuando recuerdas todo lo maravilloso que pasa mientras ames a alguien y esa persona te corresponda. No puedes tener miedo toda la vida, debes enfrentar las cosas, aunque luego estas te hieran.
─ ¿Y si me trae más cosas malas que buenas?
─ Sabrás que él no es el indicado y podrás darte una oportunidad con alguien más, pero no todos son malos, métete eso a la cabeza.
─ Tal vez tengas razón ─murmuró la pelirroja mientras miraba de reojo al chico.
─ Bien, entonces te dejo para que lo pienses un poco, no te agobies ¿Sí? Cualquier cosa voy a estar en mi habitación ─le dijo él mientras le regalaba una sonrisa y salía de la habitación de la chica.
Después de dos horas los demás habían regresado a la cabaña, todos estaban bromeando, excepto Xavier que llevaba una cara de muy pocos amigos. Mónica había decidido bajar para que todos hicieran la comida, ya que todos tenían mucha hambre, así que como siempre todos se repartieron lo que tenían que hacer. Todo era risas y diversión entre todos, como si la escena de la mañana no hubiera pasado, hasta Xavier había empezado a molestar a Zac.
Cuando la comida ya estaba lista Mónica iba a ir por los platos, los cuales estaban en una alacena muy alta, se puso de puntitas para alcanzarlos, pero le costaba un poco, estiró un poco más la mano para alcanzarlos, pero era imposible. Su baja estatura no era de mucha utilidad en varias ocasiones. De repente sintió como alguien se posaba detrás de ella y la ayudaba a bajar los platos, al darse la vuelta se dio cuenta de que era Zac.
─ Creo que necesitas ayuda ─le susurró él mientras la veía.
─ Podía hacerlo sola ─le respondió ella mientras lo miraba a los ojos.
─ Mhj, sí, te creo ─le dijo él de manera sarcástico, luego le dio un beso en el cabello y se alejó de ella con los platos en la mano.
Mónica se quedó parada mientras miraba como caminaba Zac hacia donde estaba la comida e, inconscientemente, sonrió. Después caminó hasta la mesa y se sentó junto a los demás chicos, luego sirvieron la comida, pero Zac aún no se había sentado en la mesa.
─ ¿Y Zac? ─preguntó mientras miraba hacia todos lados.
─ Solo fui a traer algo ─le susurró Zac al oído mientras dejaba una rosa al lado del plato de la pelirroja y besaba su cabeza. Sus amigos observaban incómodos la situación, era muy lindo verlos a los dos de esa manera, la felicidad que expresaban no se podía comparar con ninguna que hayan visto antes, pero se preocupaban porque esa relación terminara mal y afectara sus lazos de amistad.
─ Ustedes me dan mucho asco ─ se burló Peter cuando Zac se sentó al lado de Mónica.
─ ¡Cállate! ─le dijo Mónica mientras se metía una cucharada de comida a la boca.
En ese momento todos empezaron a comer tranquilos mientras contaban algunas anécdotas o hacían chistes, Xavier no estaba hablando mucho ya que se sentía incómodo al ver como era que Mónica y su mejor amigo entrelazaban sus manos y como era que a veces la pelirroja limpiaba con una servilleta los restos de comida que le quedaban al castaño en los labios.
Cuando terminaron de comer todos se dividieron las tareas, mientras Peter y Lucas limpiaban la cocina y lavaban todo lo que se había usado Xavier y Samuel se encargaban de limpiar las caballerizas; Jack estaba recogiendo un poco basura junto a Zac y Mónica estaba intentando limpiar toda la ropa que usaban. Cuando terminaron de hacer todo se quedaron descansando en la planta baja.
─ Ya no hay comida para la cena ─avisó Lucas mientras salía de la cocina─, creo que tenemos que ir a comprar.
─ Yo los acompaño ─dijo Zac mientras se levantaba de donde estaba sentado, pero sintió como alguien lo tomaba de la muñeca.
─ No es seguro que salgas, el rey ha puesto carteles con tu rostro por todos lados ─le dijo Mónica mientras lo miraba a los ojos. Los demás se quedaron viendo la escena, iba a ser una discusión interesante.
─ Mon, puedo ocultarme, no soy tan tonto como para dejar que los demás me miren.
─ Entonces los acompaño yo también ─respondió la pelirroja mientras se levantaba de su lugar, Jack levantó una ceja mientras miraba a Zac, quería ver que le dijera que no.
─ Es que tú sí estás en peligro, Mon, en el reino hay muchos chicos parecidos a mí, castaños, ojos cafés, de mi estatura, pero ¿Sabes lo difícil que va a ser encontrar a alguien con tus características? Mónica, al menos en mi caso eres la primera chica que conozco que tiene el pelo tan rojo y los ojos tan azules, a veces celestes.
─ No es tan inusual.
─ Estaré bien, los chicos irán conmigo, ellos me van a cuidar bien ¿Verdad? ─preguntó Zac mientras Peter, Lucas y Samuel asentían.
─ Solo por esta vez ─aceptó Mónica mientras hacía una mueca-, Jack me ayudará a ver algunos planos del castillo, debemos seguir con el plan.
En ese momento Zac le regaló una sonrisa y antes de irse le dio un beso, el cual ella a penas le correspondió porque seguía sin sentirse segura con el hecho de que él fuera a salir. La tarde pasó realmente tranquila, los chicos salieron a comprar las cosas y Mónica junto con Jack empezaron a hablar a cerca de algunos asuntos relacionados a recuperar Evenia. Después de un rato Jack le dijo a Mónica que iba a ir a la planta baja a descansar un poco, ya que se sentí agobiado de tantos planes.
Ella se quedó tranquila mientras seguía viendo las cosas que tenía entre manos, aunque esa tranquilidad se rompiera cuando la pelirroja vio que el sol estaba por ocultarse y los chicos aún no regresaban, empezó a caminar de un lado a otro realmente estresada, ¿En dónde estaban? ¿Por qué tardaban tanto?
─ ¡¡JACK!! ¡¡JACK!! ─gritó ella para encontrar al soldado.
─ ¿Qué paso? ─preguntó él apareciendo de la nada con una evidente cara de preocupación.
─ Los...los chicos no han regresado, estoy muy preocupada, se supone que no tardarían mucho ─le dijo mientras recuperaba el aliento
─ Bueno, a ver, tranquila, iré a buscarlos ¿Si?, pero tú no te mueves de aquí ¿Entendido? No puedes salir de la cabaña, los chicos tienen razón al decir que a ti te verán muy fácil ─le dijo él.
─ Jack, a ti también te podrán ver fácil, se supone que estás muerto, no me puedo quedar de brazos cruzados ─le reclamó Mónica mientras lo miraba de mala manera.
─ Mónica, tú eres importante en estos momentos, yo me voy a confundir con la multitud, te prometo que no va a pasar nada malo, confía en mí.
─ Bien, pero no me quedo más tranquila con eso ─le respondió ella algo dudosa
El soldado tomo una capucha y salió en busca de los otros cinco, Mónica se sentó en una silla y bebió un vaso de agua mientras intentaba calmarse un poco, estaba preocupada, estresada, ¿Dónde se habían metido? Se supone que iban a regresar rápido, no debieron de haber tenido ningún problema, fue ahí cuando recordó la amenaza del rey.
No, no, no, la amenaza, ¿Cómo los pudo dejar ir solos? Subió lo más rápido que pudo a su habitación, no le importaba lo que Jack le había dicho, lo único que le importaba era encontrar sanos y salvos a todos y cada uno de ellos, se cambió el molesto vestido que tenía puesto y justo cuando iba a bajar las escaleras, escuchó el ruido de la puerta, habían regresado. Bajo corriendo las escaleras y encontró a los cinco chicos, lo primero que hizo fue lanzarse a los brazos de Zac, pero él no lo correspondió el abrazo, solo se quedó quieto mientras la chica lo abrazaba. Una vez que Mónica logró calmarse empezó a hablar con ellos.
─ ¿Y Jack? ─les preguntó al notar la ausencia del otro chico, el soldado debería de estar con ellos.
Xavier y Lucas solo pasaron de ella, ignorándola, mientras que Peter y Samuel solo se fueron a la cocina mientras hablaban, así fue como se quedaron el castaño y la pelirroja solos, Mónica se sintió un poco mal por la actitud de los demás, pero no le dio mucha importancia, a veces ellos eran un poco raros.
Ella se le acercó al castaño e intento besarlo, pero este solo colocó sus manos en los hombros de la chica, la aparto delicadamente y subió las escaleras, ¿Por qué lo había hecho? Se supone que él había armado todo el teatro del chico de la máscara para estar con ella ¿Y ahora la apartaba? Sin esperar una explicación subió las escaleras hacía la habitación de Zac para hablar con él, entró a su habitación en total silencio y pudo ver que él estaba observando una fotografía, subió a su cama y cruzó al otro lado gateando, luego abrazó a Zac por la espalda y recostó su barbilla en su hombro.
─ ¿Que ves? ─le preguntó suave mientras acariciaba su brazo, pero él no le contesto, solo la observó por unos segundos y volvió a ver la foto─ ¿Los extrañas? ─le preguntó al darse cuenta de que era una foto de su familia. En ella había un Zac más joven junto a una chica más bajita que él, ella tenía los ojos grises, al lado de la chica había un chico alto y con un poco de barba muy parecido a Zac, a ambos lados había un señor alto de ojos cafés y una señora de cabello castaño y ojos de color gris. Era la familia Abad.
─ Lárgate de aquí, Mónica, no quiero hablar en estos momentos ─le dijo frío mientras se movía un poco para que ella ya no se recostara sobre él.
─ Mi amor, ¿Qué tienes? ─preguntó para después darle un beso en el cuello, no era un comportamiento muy normal en ella, pero él tampoco estaba actuando con normalidad.
─ ¡¡MÓNICA!! ¡¡¡TE HE DICHO QUE TE LARGUES!!! ─le grito mientras volteaba a verla enojado.
─ Bien, no hacía falta que me hablaras así ─le contestó desanimada mientras se alejaba con dirección a la puerta─ cuando tengas ganas de hablar, me avisas.
Ella salió a paso lento, y se adentró a la habitación, se sentó junto a la ventana y recostó su coronilla en el cristal de está. Esperó a que alguno de los chicos le hablara ese día, pero no pasó, además de que transcurrieron las horas y Jack no volvía, la espera fue en vano, porque ese día Jack no volvió.
(...)
Las semanas pasaban, Jack aún no aparecía y Mónica estaba realmente deprimida, desde ese día no había vuelto a ver a Jack y los chicos solo la ignoraban, varias veces intentó acercarse a ellos, pero solo la dejaban a un lado, ella ya no quería ni levantarse de la cama con cada día que pasaba así, solo deseaba que todo fuera igual que antes, no hacía falta recuperar el reino, ella solo los quería a ellos. No sabía que había pasado, pero quería regresar el tiempo para evitar que los chicos salieran de la cabaña, tal vez así nada hubiera cambiado entre ellos.
Una mañana fría al igual que todas las que tenía esa temporada de invierno en Evenia ella bajo las escaleras y todos estaban en la cocina, preparó su comida y se sentó a comer en silencio, sin intentar entablar alguna clase de conversación con sus amigos, sabía que eso sería algo inútil. Prefería terminar de comer para subir a su habitación y seguir viendo planos del castillo y horarios de los guardias del castillo, tomaba algunos datos que Jack había dejado, los cuales la ayudaban mucho, era lo único que hacía esos días.
Al terminar se le acercó a Zac y, a penas sus labios hicieron contacto con los de él, sintió un gran ardor en su mejilla, Zac le dio una cachetada, ella se llevó una mano a la parte dañada mientras miraba incrédula al castaño, todos los chicos se quedaron viendo la escena sorprendidos y Zac se cubrió la boca cuando se dio cuenta de lo que había hecho.
─ Mi amor, yo no quise... lo siento tanto ─empezó él a excusarse, pero Mónica lo interrumpió.
─ Te odio, Zac ─le dijo ella mientras daba un paso hacia atrás, buscando alejarse del castaño.
─ Yo no quise hacerlo, fue un reflejo, yo... ─ le susurró él mientras acercaba su mano al rostro de Mónica para acariciar la parte dañada, pero la pelirroja sostuvo su muñeca para que no se le acercara.
─ No quiero que me toques, Zac, he soportado todas tus estupideces, pero esto supera los límites, yo no me merezco esto ─dijo ella con los ojos cristalizados mientras empujaba el brazo de Zac, haciendo que este cayera en el pecho del castaño.
Apartó a Zac de un empujón y salió corriendo hacía su habitación, nunca lo creyó capaz de hacer eso, últimamente se estaba comportando frío y a veces un poco idiota, pero que la golpeara era algo que ella no iba a dejar pasar tan fácil. Se encerró en su habitación y se acostó en su cama abrazándose a sí misma, una lágrima resbalo por su mejilla, pero ella la limpió lo más rápido que pudo, no iba a llorar por ellos, no lo iba a hacer.
Escuchó que alguien tocó varias veces la puerta, pero no le prestó ni la más mínima atención, no quería ver a nadie en esos momentos, así que solo esperó y esperó, pero sus amigos nunca fueron a ver si ella se encontraba bien, lo cual solo la entristeció más de lo que ya estaba.
La noche llegó y ella estaba aún esperando que alguno llegara, pero no pasaba nada, a ellos no les importaba ella en esos momentos, justo en ese momento la pelirroja se percató de que le dolía más el corazón que el golpe que le había dado Zac, quería estar muerta, ya no quería más nada, se dio cuenta de que había perdido a las únicas personas que alegraban sus días y que le daban confianza, solo quería desaparecer, volver al mundo de los mortales y no regresar a Evenia nunca o tan siquiera el día en que se le ocurrió espiar a esos chicos.
─ Mónica ─escuchó que alguien la llamaba desde el otro lado de la puerta─ Mi am.... Mónica, ¿Quieres abrirme? Tenemos que hablar ─le susurró Zac mientras volvía a tocar la puerta.
─ Vete de aquí, mal nacido, no te quiero ver ni escuchar ─le dijo ella fría mientras se acurrucaba mejor en la cama.
─ Perdóname, te juro que no quise hacerte daño, nunca lo haría.
─ Zac, ya basta hermano, ella no te quiere ver, esto no está siendo útil, vámonos ─escuchó a Xavier del otro lado de la puerta, luego de eso ya no volvió a escuchar la voz de Zac otra vez, se había ido.
A ella no le quedó otra opción que dormir, era su única salida en ese momento, dormir, olvidarse por una vez de todo lo que había pasado, ¿Por qué no podía ser una chica normal? ¿Porque tenía que ser hija de los herederos al trono? ¿Porque tenía que ser una princesa? Había tantas preguntas en su cabeza que todo absolutamente todo le daba vueltas, y Zac, ese chico que había puesto su mundo de cabeza, la traicionó, tal vez no de la peor forma, pero le dolió. En ese momento recordó las palabras de Jack:
"Ese dolor vale la pena cuando recuerdas todo lo maravilloso que pasa mientras ames a alguien y esa persona te corresponda"
¿Qué era lo maravilloso? Porque ella no podía pensar en nada en esos momentos, todos los momentos juntos que habían pasado ¿Se suponía que reemplazaran el dolor que sentía en ese momento? Ella no creía que eso fuera justo, no para ella. ¿Y si Jack tenía razón y Zac no era el indicado?
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Creo que este es el capítulo más largo que he escrito hasta ahora, y les voy a decir que mis ojitos se aguadaron un poco mientras lo escribía, así que denle mucho amor a este capítulo.
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