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Capítulo 31

La pelirroja empezó a despertar bostezó y abrió los ojos lentamente, encontrándose frente a ella el sereno rostro del castaño, Zac tenía la boca entre abierta y sus pestañas estaban rozando sus mejillas.

En ese momento la chica gritó tan fuerte que alertó a todos en la cabaña, logrando que se despertaran lo más rápido que pudieron, luego cayeron en cuenta en la razón por la que pudo haber sido su grito, así que se empezaron a cambiar con calma para ir a hablar con ella

─ Zac ¿Qué haces aquí? Te...te quedaste ─le dijo al ver que se empezaba a despertar, él sabía que posiblemente su reacción en la mañana iba a ser esa o alguna peor, pero no le tomo mayor relevancia, así que se tomó su tiempo para terminar de abrir sus ojos.

─ Buenos días a ti también, mi amor ¿Dormiste bien? ─le dijo él con voz ronca y aún un poco adormilado.

─ Zac, sal de aquí ─le ordenó Mónica mientras se sostenía en un codo y lo miraba seria.

─ Vamos, fue lindo dormir juntos, además tú fuiste la que no dejo que me fuera ayer ─le dijo tierno mientras tomaba su mano y la posaba sobre su pecho, logrando que la pelirroja lo apartara de inmediato.

─ No pensé que te fueras a quedar a dormir, solo... quería estar contigo un rato más sin la presencia de todos los demás.

─ Sí, te creo, no es como que quisieras dormir conmigo, es que supuse que sí después de que me dijiste que me querías ─se burló Zac mientras se enderezaba en la cama.

─ ¿Qué? Claro que no, yo no dije eso, lo recordaría ─dijo ella intentando defenderse y no dejar en claro que sí había querido dormir con Zac, se sentía feliz por eso, pero tampoco lo iba a dejar tan evidente frente a él.

─ Bien, voy a dejar esto así solo porque cuando lo hiciste y me dijiste que me quería estabas medio dormida ─dijo Zac dándose por vencido, la pelirroja no iba a aceptar lo que había hecho y a él no le molestaba, en el fondo ambos sabían que lo que él le estaba diciendo era verdad─ Adiós mi vida─ se despidió mientras se levantaba de la cama, luego dejo un beso sobre los labios de la chica.

A la hora de que Zac salió empezó a caminar hacia la puerta Mónica se pudo dar cuenta de que estaba sin camisa, e, inconscientemente, se mordió el labio inferior, vaya que era perfecto ese hombre, no había quien dijera lo contrario o tal vez eso era lo que pensaba ella porque lo quería.

Cuando él cruzo la puerta ella solo tocó sus labios y se lanzó en la cama para intentar calmar su acelerado corazón, cerró los ojos para pensar en otra cosa, pero la única imagen que veía era la de Zac y ella besándose, no pudo evitar sonreír ante eso. Ella nunca se hubiera imaginado que terminaría enamorada de Zac y que el haría todo un teatro para acercarse a ella, lo quería, era algo que nunca pensó que fuera a pasarse por su mente, pero quería a Zac, estaba totalmente segura de eso.

Pensó un poco en todas las cosas que habían hablado, en las cosas que ella le había contado y como era que él siempre la escuchaba viéndola con total adoración en los ojos; se pasó la lengua por los labios y se levantó de donde estaba y agarró la camisa que Zac había dejado, a propósito, en la mesa que estaba cerca de su cama, la tomó y la guardo en su closet, se la devolvería después.

Al salir se pudo dar cuenta de que todos los chicos la esperaban afuera con una gran sonrisa, ella no esperó más y se abalanzó sobre ellos para darles un largo abrazo, que ellos, por supuesto, no rechazaron, ellos esperaban que estuviera enojada o triste después de lo que había pasado la noche anterior, pero no era el caso, ¡Claro que ella seguía preocupada por ellos!, pero sabía que juntos se las iban a arreglar para que nada malo le pasara a ninguno de los que estaban ahí. Se estuvieron abrazados un buen rato hasta que Mónica sintió unos labios en su mejilla, logrando que se apartara de inmediato.

─ Gra...gracias chicos ─dijo nerviosa mientras miraba a Zac.

─ No hay de que ─le dijo Zac mientras acariciaba su mejilla tiernamente y le sonreía. Mónica de inmediato apartó la mano del castaño y salió corriendo a encerrarse en su habitación, por lo cual Zac soltó una risa por lo bajo.

Los demás veían la escena sin comprender, ¿Ese era un comportamiento de amigos? ¿Y ahora ellos porque se estaban comportando así? Tal vez habían intentado matarse en la noche y le habían terminado de fundir el cerebro el uno al otro.

Así fue como pasaron las semanas, la propuesta del rey había quedado atrás y rara vez ellos pensaban en eso, después de un tiempo llegaron a pensar que solo había sido una mentira, tal vez en sus planes nunca estuvo hacerle daño a esos chicos. Mónica se sentía bien al saber que sus amigos habían impedido que se entregara por eso, ellos le habían dejado en claro que ella no necesitaba sacrificarse por todos, en ese momento ella ya no estaba sola, no necesitaba enfrentar todos los problemas como si lo estuviera, se protegerían los unos a los otros como la familia que eran. Hasta Jack se empezó a llevar mejor que los demás, pues para ellos ya había quedado claro que él no pensaba traicionarlos o causarles algún daño.

Por otro lado Mónica nunca podía estar con Zac ya que se ponía más que nerviosa por su cercanía, lo cual no se explicaba ¿Por qué ahora que sabía quien era el chico enmascarado actuaba tan nerviosa?, Cada vez que estaban solos él aprovechaba para besarla, besos que ella adoraba, pero eso era algo que a veces negaba, logrando que Zac siempre la molestara por orgullosa, cuando estaban con los chicos él la acariciaba y le dejaba besos en la mejilla para no dejar en evidencia la relación que ambos mantenían a escondidas, los demás siempre estaban extrañados, vaya que esos dos eran raros, no llegaban a encontrar una explicación coherente para lo que estaba pasando y era más que obvio que ni siquiera se imaginaban que ellos dos podían andar en una relación más íntima que la de amigos. Por lo menos ya no se veía con el chico enmascarado, lo cual fue un alivio para todos los que no sabían que el mismísimo chico enmascarado vivía con ellos y hablaba como si nada con los demás.

Todo había cambiado y era un poco raro, pero no hubo nada más raro que un frío viernes por la mañana, cuando Mónica despertó después de una larga noche de descanso. Últimamente ya no le había importado recuperar el reino, de hecho a veces se le olvidaba que tenía que hacerlo, se sentía cómoda en el lugar en el que estaba, pero sabía que debía centrarse en eso o nunca estarían completamente en paz.

Después de levantarse de la cama buscó en su mesa de noche sus lentes de contacto, pero no encontró nada, lo cual la preocupó un poco, los había perdido, ella sabía que en la cocina habían pares de repuesto, ya que se había asegurado de llevarlos por si acaso, los chicos se despertaban después de que lo hacía ella, al menos eso era lo que había pasado las últimas semanas, así que no se preocupó por ellos, tomó sus gafas y bajo hacia la primera planta, se adentró a la cocina y se quedó totalmente helada, todos los chicos estaban ahí, y Zac tenía sus lentes de contacto, todos dirigieron su vista hacia ella y Zac se le acercó a paso lento, había encontrado esos lentes desde hace tiempo, pero no había dicho nada, solo esperó a que se presentara la ocasión y como ya se había tardado entonces él decidió esconder los otros lentes de contacto y despertar a todos los chicos temprano esa mañana, ya era hora de que Mónica se mostrará completamente como era, sin temer a qué pensaban los demás de ella.

Ella reaccionó después de unos segundos y tomó sus gafas para guardarlas en su espalda y que ellos no la miraran con estas puestas.

─ Zac, dame eso, por favor ─le pidió al castaño totalmente nerviosa, nunca nadie la había visto usando gafas a excepción de sus padres, muchas veces ellos le dijeron que no era malo, pero ella creía que, al ser una princesa y venir de Evenia, donde nadie usaba gafas, era realmente malo y no encajaría con lo que los evenianos esperaban de una futura reina.

─ Yo creo que no ─le dijo él casi en un susurro, mientras que todos los veían, no quería que ella se avergonzara de nada, no frente a él.

Al ser el castaño más alto que ella, la pelirroja tenía que mirar hacia arriba, él en un movimiento rápido le quito los lentes que ella ocultaba tras su espalda y con sumo cuidado los coloco sobre sus ojos, para después empezar a acariciar su mejilla, ella no sabía qué hacer, otra vez se había puesto tierno frente a los demás, alborotando las mariposas que estaban en su estómago, y, como cada vez que pasaba esto, ella salió corriendo no sin antes quitar sus lentes de contacto de las manos del castaño quien hizo una mueca luego de que ella desapareciera. Lucas tomó a Zac por los hombros y él chico no hizo ningún intento para zafarse, luego el chico de ojos azules lo sentó en una de las sillas que se hallaban ahí.

─ Zac, explícanos que fue eso ─le dijo Jack mientras lo señalaba con un dedo.

─ Nada ─le respondió él indiferente, no tenía porqué darles explicaciones a sus amigos.

─ Zacarías Abad, dinos que fue lo que paso, porque no fue nada, por lo que vi Mónica estaba muy incómoda ─le reclamó Xavier.

─ En primer lugar, no me llames Zacarías, sabes que no me gusta, en segunda, bueno, ¿Quieren saber lo que pasa entre los dos con Mónica? Pues bien, si tanta curiosidad les da entonces se los voy a decir ─dijo Zac mientras se recostaba en la silla en la que estaba sentado.

─ Bien, habla ─lo alentó Peter mientras imitaba la acción de Zac.

─ El día que ella se iba a entregar y yo fui a dejarle el jugo ese, nosotros dos nos besamos y no solo esa vez, sino muchas otras veces que estuvimos solos, porque yo era, bueno soy el chico de la máscara y ella está enamorada de mí ─les explico a todos ellos, soltándoles toda la información de golpe.

Al terminar de decir eso todos soltaron una gran carcajada, pero Zac mantuvo su postura seria, sin embargo, las risas no cesaban y el castaño se enfureció

─ Que buena broma, Zac, pero te estamos hablando en serio ─dijo entre risas Samuel.

Zac se dio cuenta de que si solo se los decía ellos no le iban a creer, así que se levantó de la silla en donde se encontraba y subió las escaleras seguido de los demás, los cuales estaban intrigados por los siguientes movimientos de su amigo. Entró sin permiso a la habitación de Mónica y se pudo dar cuenta de que ya no tenía las gafas, sino que estaban en la mesa cerca de ella, al estar frente a frente la tomó de la cintura y tomó los lentes, para luego ponérselos, ella ni siquiera se había puesto los lentes de contacto debido a que las manos aún le temblaban por la escena que había ocurrido en la planta baja.

Todos en la puerta observaban atentos la escena y la pelirroja estaba realmente congelada por lo que el castaño estaba haciendo. Al terminar de ponerle los lentes Zac acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja de Mónica y lo único que pudo salir de la boca del castaño fue: "Mejor" , luego la besó.

Ella al principio se quedó pasmada, nunca la había besado frente a los chicos y en ese momento lo estaba haciendo, pero no pasó mucho tiempo antes de que ella pasara sus brazos por la nuca del castaño y él apretara más su cintura con sus manos, sin importarles que los estuvieran observando. Mónica tenía cerrados los ojos, solo estaba sintiendo los labios de Zac acariciando los suyos, en ese momento era lo único que le importaba, Zac acariciaba su mejilla lentamente, disfrutando de cada roce de sus labios con los de la pelirroja, los otro cinco veían realmente asombrados la escena, unos más que otros, lo que estaban viendo los había asombrado. Después de un largo rato el beso se terminó y el castaño juntó su frente con la de ella.

─ Saldremos a dar un paseo, ¿Vienes con nosotros? ─le preguntó él aun con la respiración agitada, pero ella solo negó, aún pasmada por todo lo que acababa de pasar─. Bien, Jack se quedará, nos vemos después mi amor ─terminó para darle un rápido beso en los labios y empezar a caminar con dirección a sus amigos.

Todos los chicos salieron aún un poco asombrados por lo que había pasado, a excepción de Zac el cual tenía una gran sonrisa estampada en el rostro. Mónica se quedó sola con Jack, quien más que asombrado estaba un poco triste, pasaron unos minutos y fue ahí cuando él empezó a hablar.

─ Mónica, ¿Zac y tú tienen algo? ─le preguntó

─ Eso creo ─susurró ella aún atónita, procesando todo lo que acababa de pasar.

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