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Capítulo 30

Ya había llegado la noche y eso solo significaba una cosa, la pelirroja debía entregarse para salvar la vida de sus amigos. Mónica se iría antes de la media noche para llegar a tiempo y así asegurarse de que todo estuviera bien, iba a extrañar a los chicos, vaya que lo haría, aunque al principio no se lo imaginó, ellos se habían ganado su cariño y estaría siempre agradecida con ellos por haberle mostrado otra perspectiva de la vida.

Se colocó su capucha color negro y salió de su habitación asegurándose de que nadie la viera, bajó las escaleras lentamente para no hacer ninguna clase de ruido y así nadie sospechara que ella estaba saliendo a esa hora, cuando estaba a punto de llegar a la puerta de entrada suspiró aliviada, una vez fuera de la cabaña sería un camino sin intervenciones para condenarse bajo el mandato que al rey le pareciera.

─ ¿No crees que es algo tarde para salir? A esta hora deberías de estar en tu cama, durmiendo ─dijo alguien logrando que ella diera un brinco en su lugar.

─ Casi me matas de un susto, Jack ─dijo ella molesta mientras se pasaba la mano por el rostro─ ¿Y tú no crees que es algo tarde para estar metiéndose en asuntos ajenos?

─ No, nunca es tarde para eso ¿A dónde vas? ─le preguntó él mientras se recostaba en la puerta, impidiéndole a la chica que pudiera salir por ahí.

─ Voy al mundo de los no te metas ─le contestó ella de mala manera mientras se cruzaba de brazos─, ve a dormir ¿Quieres? Me provocas partirte la cara de un puñetazo.

─ Entiendo, entonces creo que yo debería de irme ─susurró mientras le sonreía a la chica y hacia una señal de que se iba a ir y a dejar a la princesa sola─ así que... Chicos, agárrenla ─ordenó mientras se ponía serio y miraba a la pelirroja.

─ Espera ¿Qué? ─preguntó ella, ya que en definitiva no se había esperado eso. El día anterior había despertado en su cama, lo cual le parecía raro ya que se había desmayado a mitad del bosque, pero no le había puesto atención ya que supuso que alguno de los chicos fue a buscar y en realidad nunca sospecharon nada. Que equivocada estaba.

En ese momento Peter, Lucas, Xavier y Samuel la sostuvieron por los brazos y piernas, ella intento zafarse, pero no podía, empezó a moverse para que la soltaran y a gritarles groserías a los cuales ellos no les prestaron atención, la llevaron a su habitación y la sentaron sobre una silla, Zac la ató con unas sogas a una silla mientras ella seguía gritando y pataleando, estaba tan alterada que no se dio cuenta que le había dado una patada en el rostro a Zac cuando la estaba atando.

Luego de que la terminaran de inmovilizar en la silla los seis se alejaron para quedarse parados frente a ella, escuchando como era que ella los estaba amenazando y observando las muecas que hacía.

─ Los voy a matar, déjenme salir ─les decía más que molesta la pelirroja mientras intentaba moverse.

Ellos solo hacían caso omiso, lo que ella les estaba diciendo no causaba ningún efecto en ellos.

─ Chicos se los juro, no estoy jugando ya basta ─siguió diciendo mientras intentaba desatarse─. Chicos, chicos, chicos, ¡Mierda! Escúchenme.

Zac se acercó a ella a paso lento, estaba demasiado cerca y ella se puso demasiado nerviosa, no haría nada frente a los demás ¿O sí? Tanto fue el nerviosismo de la chica que se quedó callada, atenta a cada movimiento del castaño, lo siguiente que pasó en serio la sorprendió, Zac colocó una mordaza en su boca para que dejara de hablar, luego solo se alejó como si ella no causara ningún efecto en él.

Ella aún con más razones empezó a mover la silla furiosa, ¡Malditos! La habían amarrado y amordazado, si la tenían ahí era porque sabían que se iba a entregar ¿No entendían que estaban en juego sus vidas? En un determinado momento se quedó tranquila y pensó en usar su elemento, pudo imaginar la soga quemándose, luego de eso saldría y ataría a los chicos, por más que le doliera, pero no pasó nada, las sogas no se quemaron, lo intento de nuevo pero esta vez se esforzó más, seguro no funcionaba porque no se concentraba solo en eso, pero no pasó nada nada, otra vez no resultaba, ¿Qué era lo que le estaba pasando a su elemento?

─ Ni siquiera intentes usar tu elemento, Mónica, hoy Zac te llevo un jugo, tenía una sustancia que inhabilita tus elementos por unas horas, tiempo suficiente para tenerte retenida aquí ─le explicó Xavier.

Ella miro realmente furiosa a Zac, entonces todo lo que le había dicho ¿Fue mentira? Él en realidad no era el chico, no quería pensar en eso, él, Zac, el chico que ella pensaba, le había mentido, solo lo había hecho para agarrarla con la guardia baja, pero él sabía demasiado, no era posible que estuviera mintiendo y si era así ¿Cómo sabía lo que le había dicho? Intentó respirar para calmar esa tristeza y decepción que crecía dentro de ella.

─ Pero tardo más de lo que debía, ya que solo tenía que darte el jugo ¿Tú nos quieres decir que tonterías te dijo? No nos ha contado por qué tardaron tanto, no me digas que casi se matan ─repuso Lucas intentando obtener una respuesta de parte de la pelirroja.

Ella volvió a mirar a Zac y este le guiño un ojo sin que los demás se dieran cuenta, lo que le había dicho era verdad, no le había mentido en nada.

Mónica pensó mejor las cosas y llego a la conclusión de que la mejor opción que tenía era quedarse tranquila, ya no podía hacer nada, no en la manera en la que estaba restringida, lo único en lo que pensaba era si los chicos estarían a salvo, si no les pasaría nada malo, solo podía pensar en aquella visión en aquel sueño, era lo que le daba vueltas una y otra vez en la mente.

─ Veo que no te entregaste, Mónica, muy mala decisión.

─ Eso era una trampa ─contestó ella de manera egocéntrica, logrando que el rey soltara una carcajada.

─ ¿Estas completamente segura? ─le preguntó el rey.

Seis cuerpos fueron arrojados fuertemente al suelo, al ver los rostros ella se quedó petrificada, eran ellos, eran los chicos, todos estaban allí, los tenía a todos. No era posible, ellos estaban a salvo, estaban bien, no podía pasarles nada malo, nos por su culpa.

Chicos- susurró cuando logró salir del shock.

Ellos la miraron con odio, con súplica logrando que ella se sintiera como la peor persona en todos los reinos existentes, ¿Por qué había subestimado al rey?

─ ¿Por qué? ─fue lo único que salió de los labios del rubio mientras la miraba decepcionado, luego de eso agarraron a cada uno de los chicos de tal manera que eran visibles los cuellos de los seis

─ No, por favor, no les hagan daño, ellos no tienen nada que ver aquí – suplicó cuando vio como los soldados pusieron espadas en sus cuellos.

─ ¿Para qué me salvaste, Mónica? Si ahora me vas a condenar por tu egoísmo y altanería ─le gritó Jack mientras le lanzaba una mirada de odio, la cual lastimó profundamente a Mónica

─ Suéltenlos maldita sea, me quieren a mí, no a ellos ─sollozo mientras se limpiaba una lágrima de la mejilla, intentaba moverse para ayudarlos, pero sus piernas no le respondían.

─ ¿Qué pasaré si esas espadas se mueven un poquito? ─se burló el rey al ver la desesperación en el rostro de Mónica.

No les hagas daño ─suplico mientras se cubría la boca con las manos para ocultar sus sollozos.

─ Eso debiste pensarlo antes, lo que haces tiene consecuencias, Mónica, piensa en eso de ahora en adelante, tal vez ya no tengan que morir más personas por tu culpa ─le dijo él antes de dar la orden de que le cortaran el cuello a todos los chicos, decapitándoles y logrando que cualquier rastro de vida dejara sus cuerpos.

─ ¡¡CHICOS!! ─ grito ella mientras lágrimas caían sobre sus mejillas.

Era la primera vez que se veía llorar a sí misma, fue el sueño más horrible que pudo tener, siempre había visto sangre desde que era niña, habían asesinado a sus padres y una visión le había mostrado cómo, luego murieron sus padres adoptivos para salvarla, pero nada le había preocupado y dañado tanto como ver la muerte de sus amigos

Dirigió su vista al pequeño reloj que estaba en una de las paredes de la habitación y al ver que solo faltaban cinco minutos para media noche se desesperó e intento mover la silla lo más que pudo, incluso con la mirada le suplicaba a los chicos que la desataran, no los quería perder. Quería que ellos entendieran eso.

Los chicos por su lado estaban en serio preocupados, solo verla ahí atada les dolía, ellos no querían que se entregara, la querían demasiado y no importaba si tendrían que pagar con su vida, ella no podía perder su libertad, ellos se encargarían de eso, Zac, en especial, que se estaba esforzando por no ir y besarla frente a todos, tranquilizarla y decirle que todo iba a estar bien, que no se preocupara, que todo estaría bien. Ellos habían observado como era que no había salido de su habitación en todo el día, fue ahí cuando armaron el plan y se dieron cuenta que, aunque su vida estuviera en juego, era lo correcto.

La media noche llegó, la oportunidad de salvar sus vidas se había ido, ella miraba hacia abajo y sus ojos ya comenzaban a pesarle, falló, le había fallado a cada uno de ellos. Estaba totalmente en silencio, nadie hablaba, se podía escuchar el sonido de las hojas y los ruidos del exterior, los chicos la miraban detenidamente, la forma en la que estaba mostraba su estado de ánimo, ella no estaba intentando ocultar el sentimiento que la abordaba, lo mostraba sin importarle nada más.

Zac se acercó a ella y le retiró la mordaza, ella ni si quiera fue capaz de verlo a la cara, solo alejó su rostro de él. No los quería ver, no después de saber que posiblemente los matarían por estar cerca de ella.

─ Mónica ─llamó su atención Xavier─, no tienes por qué entregarte, nosotros nos podemos cuidar y lo sabes ─ella no le contestaba nada, quería ignorar cada palabra que salía de la boca de sus amigos─, dime algo, no te enojes por favor ─le suplicó el chico.

─ Sí ustedes mueren va a ser mi culpa ─murmuró Mónica con pesar.

─ Mónica ─le dijo Samuel─, sabemos lo que ibas a hacer, no te íbamos a dejar, nos importas demasiado, además puede que no fuera verdad el trato, ¿No los has pensado? El rey es un mentiroso, no es sincero con nadie ¿Qué te hace pensar que sí estaba siendo sincero contigo?

En ese momento se pudieron dar cuenta de que ella se estaba quedando dormida, tal vez era por el cansancio que se había acumulado al no haber podido dormir bien la noche anterior o por el hecho de que había usado todas sus energías para intentar escapar de ellos, la razón no importaba en ese momento, los chicos hicieron que Zac se acercara a ella, siempre lo mandaban a él ya que era el único que parecía no tenerle miedo, al menos esa era la excusa que tenían los demás, el castaño tenía una totalmente diferente. Con cuidado él desató las sogas y abrazó a la pelirroja, ella enrolló sus brazos en el cuello del chico, el cual sonrió cuando se dio cuenta de lo que la chica intentaba hacer, se dirigió hacia la cama y la recostó con cuidado sobre esta, al momento de querer separarse Mónica no lo dejó, pues lo tenía sujeto muy fuerte del cuello.

─ Chicos, creo que... ─dijo él llamando la atención de los demás─, ayuda por favor.

Todos intentaron ayudarlo, pero no se podía, ya que cada que intentaban separar las manos de Mónica y alejarla de Zac esta los aruñaba o apretaba más fuerte a Zac, tan fuerte que en una de esas casi lo ahorca, al final decidieron que Zac se quedara a dormir con ella, que no le pasaría nada malo, era mejor a estar recibiendo todas esas lesiones de parte de la pelirroja. Seguro estaba teniendo algún sueño raro y se estaba defendiendo de cierta manera de ellos, pero Zac sabía que no era así, porque ella no estaba dormida.

Después de otros cuantos intentos todos salieron de la habitación y Zac se acomodó mejor en la cama al lado de la pelirroja, dejó un beso sobre los labios de la pelirroja a lo cual ella esbozó una pequeña sonrisa.

─ Chica lista ─le susurró Zac mientras acariciaba su mejilla. En ese momento Mónica se acomodó mejor en el pecho del castaño.

─ Te quiero ─fue lo único que susurró la pelirroja antes de caer dormida en el pecho del castaño.

Zac sonrió y le brillaron los ojos, era la primera vez que se lo decía y fue tan inesperado que le causo muchas cosas a Zac, él le dio varios besos en todo el rostro mientras esperaba a que ella se quedara profundamente dormida.

─ Y yo te amo ─susurró en el momento que la princesa ya respiraba con tranquilidad y estaba perdida en el mundo de los sueños, él empezó a acariciar las mejillas de su chica, luego su cabello y su espalda hasta que a él le paso lo que a ella mucho tiempo atrás, se quedó dormido.

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Hola he aquí el cap número 30, solo faltan cinco para el final, les juro que cada vez estoy más emocionada por que vean el final mis hermosos Evenianos.

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Muchos besos y Abrazos virtuales

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