Capítulo 16
Samuel y Peter llegaron de inmediato gracias al grito de Lucas y pudieron ver como la mancha roja que tenía Mónica se hacía cada vez más grande, sin esperar respuesta los castaños la llevaron a su habitación, para que ella no tuviera que gastar mucha energía estando parada, abrieron la puerta y la recostaron en su cama, los demás entraron casi pegados a ellos mientras analizaban qué harían con ella en ese estado.
─ ¿Y ahora qué hacemos? ─dijo Samuel en busca de una buena idea, tenía el cerebro en blanco en ese momento.
─ Chicos salgan ─pidió la chica entre quejidos─ necesito que salgan de la habitación, yo puedo arreglármelas sola, solo salgan de la habitación.
─ Mónica, no te vamos a dejar aquí, te vamos a ayudar, deja de ser orgullosa ¿Quieres? Todos necesitan ayuda de vez en cuando ─dijo Zac mientras se despeinaba el cabello con las manos.
─ Salgan de la habitación ahora, chicos, sólo tráiganme el botiquín que está en el baño de la planta baja, podré hacerlo sola ─reclamó ella.
─ Mónica no te vamos a dejar aquí, métete eso en la cabeza de una buena vez, Peter ve por el botiquín ─indicó Lucas mientras pasaba sus manos por su rostro.
─ Duele mucho ─dijo ella y luego gimió en señal de que ya no aguantaba más─ Duele, chicos salgan, ahora, esto está empeorando y no creo que haya mucho que hacer.
─ No, mira ahí viene Peter ─dijo Xavier mientras señalaba al rubio que estaba entrando en la puerta
Los chicos intentaron curarle la herida, pero ella se retorcía demasiado para que ellos no intervinieran, así que todos se lanzaron una mirada y se dividieron, Lucas y Samuel la sostenían de los pies; Zac y Xavier de las manos y Peter tenía las manos en su estómago para intentar curar su herida. El rubio se colocó un par de guantes en las manos y tomó algunas vendas para parar la hemorragia de la pelirroja, ejerció un poco de presión para que esto fuera posible.
─ No, Peter, para por favor, duele mucho ─se quejó ella mientras intentaba moverse, pero los demás no lo permitieron.
Peter siguió ejerciendo fuerza en la herida en un intento porque la hemorragia parara, cuando por fin lo logró tomó un frasco de alcohol.
─ Bueno Mónica, ya no falta mucho, solo te tengo que limpiarte la herida y ponerte unas vendas y es todo, aguanta un poco más, estás demostrando ser una chica muy fuerte ─dijo Peter, luego tomó un trozo de alcohol y lo untó en el alcohol, luego de eso procedió a limpiarle la herida a la pelirroja
─ ¡Peter! Duele mucho, por favor, ya fue suficiente ¡BASTA! ─gritó la pelirroja mientras su rostro se contraía de dolor.
─ Ya Mónica, esto te hará sentir mejor, vas a estar mejor después de esto ─dijo Samuel
Ella soltó un sonoro quejido en respuesta a esa, Zack se atrevió a solo sostenerla con una mano y con la otra empezar a acariciar su cabello para que ella pudiera calmarse un poco.
─ Tranquila Mónica, ya va a estar, aguanta un poco más ─dijo Zac dándole ánimos─ necesito que me demuestres que tan fuerte eres.
─ ¡YA NO PUEDO! ES TODO, YA TERMINA ─se quejaba ella mientras intentaba zafarse y aguantar el dolor que le provocaba lo que el rubio estaba haciendo
Peter terminó de limpiar la herida y tomó unas vendas del botiquín y luego las colocó alrededor del abdomen de la princesa, ella se quejaba y gritaba debido a que la herida le dolía mucho. Ellos estaban muy preocupados, la herida era grave y se notaba demasiado dolorosa, por suerte Peter sabía cómo hacer todas estas cosas ya que él ayudaba a sus amigos cuando se lastimaban y ya tenía suficientes conocimientos de medicina, al final lograron colocarle la venda a la pelirroja, el chico comprobó que no estuviera muy apretada y cuando se dio cuenta de que estaba bien puesta la pudieron soltar; en el rostro de la chica había gotas de sudor, su respiración estaba entrecortada, ella tenía los ojos cerrados mientras esperaba a que su respiración se regulara, colocó ambas palmas de sus manos sobre sus ojos mientras intentaba calmarse.
─ Ya, Mónica, ya está, todo está bien ─dijo Lucas mientras le daba unas palmadas en su pantorrilla.
─ Sí, gracias ─respondió la chica con la voz un poco entrecortada, luego intentó levantarse.
─ No te levantes ─la regañó Peter mientras la señalaba con un dedo─ no podrás hacerlo, tienes que estar en reposo al menos un mes, además de ello te tenemos que poner analgésicos, pastillas para el dolor...mira, el punto es que de esta cama no te vas a levantar tan rápido ─siguió hablando.
─ No puedo hacer eso ─se quejó mientras hacía una mueca de dolor.
─ Mónica, no importa si puedes o no, lo tienes que hacer, te vas a lastimar más si no lo haces, piensa en tú salud ─le dijo Zac mientras apartaba le colocaba un mechón de cabello tras su oreja.
Luego de ese acto él pasó un brazo por la cintura de la chica y sin mucho movimiento la levantó poco a poco para que pudiera incorporarse en la cama, tardó unos momentos en lograrlo, pero al final pudo sentar a la pelirroja en la cama, mientras ella se recostaba en la pared: al ya estar así ella soltó un leve quejido pues le había dolido mucho, colocó una mano en su vientre y esbozó una mueca. Esa flecha no era normal, ella lo sabía, si fuera una normal la hubiera matado al pasar unos minutos de que le hubiera dado, pero no era el caso, la flecha no la mató y estaba consciente que el cuerpo de los humanos funcionaba diferente a los cuerpos de los evenianos, pero la herida le dolía como mil demonios, era un dolor insoportable y sabía que eso no era para nada normal. La única manera de aminorar el dolor era quedarse quieta.
─ No te vas a levantar de aquí Mónica ─sentenció Zac.
─ Zac, no eres mi padre ─refutó la chica enojada, el chico rodó los ojos en respuesta, a veces esa chica era insoportable.
─ Mónica, Zac tiene razón, si te levantas te vas a lastimar más de lo que ya estás, nosotros te ayudaremos en todo lo que quieras, pero no te puedes levantar de aquí, es por tu bien, jamás haríamos algo que te dañara ¿Está bien? ─dijo Xavier mientras tomaba la mano de la pelirroja y entrelazaba los dedos con los de ella, pero ella se soltó de inmediato.
─ No creo que sea lo correcto quedarme aquí, el reino, las personas, el rey, es mi responsabilidad, no la puedo dejar a un lado ─intentó convencerlos, pero la interrumpieron.
─ Mónica, eso no importa ahora, estás lastimada y eso no te va a ayudar en nada, todo lo contrario, va a ser más difícil que lo logres, mejórate y luego hablamos de eso ─reprochó Samuel.
─ Bien, si insisten tanto, descansaré ─dijo rendida─ ¿Por cuánto tiempo? ─preguntó y luego soltó otro quejido.
─ Un mes, necesitas un mes para recuperarte y dependerá de cómo reaccione tu cuerpo para ver si necesitas más tiempo ─dijo Peter─ una herida de estas no es tan fácil de tratar, además de que necesitamos conseguir más cosas. Tendrás que parar tus planes por un tiempo.
─ En ese caso tendremos que turnarnos para cuidar de ti, además de conseguir los suplementos médicos necesarios para que tu recuperación sea optima ─dijo Lucas mientras la miraba a los ojos
─ ¿Qué? No, nadie me va a cuidar, yo puedo sola, creo que eso lo sabemos todos aquí, ustedes preocúpense por entrenar que yo me encargo de mi recuperación ─respondió ella a la defensiva.
Ante todas estas protestas Zac se hartó y le colocó una mano en la boca para que dejara de hablar y se callara de una buena vez, ella lo miro indignada, ¿Cómo se atrevía a hacerle eso?, a ella no le gustaba que la callaran, pero claro, desde que llego a Evenia y conoció a esos chicos a ella le pasaron cosas que nunca se hubiera imaginado, no sabía si era alguna especie de karma por algo que había hecho o eran los Dioses de los Elementos que habían puesto a esos peculiares chicos en su camino. Levantó una mano y quité la que estaba sobre su boca para poder hablar, se quedó con la mano de Zac entre la suya para evitar que a él se le ocurriera volverla a poner sobre su boca.
─ No hace falta que me cuiden, yo puedo sola, me he encargado de mi salud yo sola, puedo con esto también.
─ Necesitas ayuda, te lo diré cómo el día en que te conocimos, deja de ser tan orgullosa y acepta nuestra ayuda, ya no estás sola, ahora tienes a una persona que se preocupa por ti, bueno, a cinco ─dijo Zac mientras tomaba sus manos y la miraba a los ojos.
─ Yo no soy orgullosa ─se quejó la pelirroja mientras se soltaba del agarre de Zac y se cruzaba de brazos.
Todos levantaron una ceja mientras la observaban, era verdad, ella era un poco orgullosa, pero no lo iba a aceptar enfrente de todos ellos, si lo hacía les daría la razón y ella no quería eso, porque no quería aceptar que no tenía la razón...bien, ella era muy orgullosa, pero siempre fue así, nunca fue de alguna otra manera y para ella estaba bien, siempre había estado bien, lo peor era que esos chicos eran insistentes, por lo tanto, de una o de otra manera, ella tendría que ceder en algún momento, aunque aún no era el momento correcto.
─ No lo soy, ya déjense de tonterías ─se defendió de nuevo mientras arrugaba el entrecejo y hacia una mueca.
─ Está bien, lo que tu digas, pero igual, tendremos que turnarnos para ver cuando te cuidara cada uno de nosotros, ya después arreglamos eso, hoy se quedará Peter a cuidarte y mañana veremos cómo nos dividimos el cuidarte, deja todo en nuestras manos, lo haremos bien ─dijo Samuel
─ ¿Y yo por qué? ─se quejó Peter mientras hacía un claro gesto de desagrado─ Yo no estoy aquí para hacer de niñero, ya la curé.
─ Yo me quedaré, no es gran molestia para mí, además nadie te está agarrando de niñero, Peter ─dijo Lucas
─ Bien, entonces hay que comer, Lucas, ve por la comida de Mónica y luego bajas a comer, aunque bueno, no sé si sea muy recomendable por la herida.
─ ¿Qué? A ver Zac, yo voy a bajar a comer, por lo menos eso ─se quejó la pelirroja─ es que ya solo falta que digas que hasta la comida me quieren dar en la boca.
─ A ver, yo te llevo, para que dejes de quejarte tanto ─dijo Xavier mientras se acercaba a ella, pero Zac le colocó una mano en el pecho a modo de advertencia.
─ No, no puede moverse de aquí, la herida puede abrirse o te vas a lastimar y va a salirte peor, Xavier, no puedes sucumbir a todos los caprichos de esta chica ─dijo Peter mientras lo tomaba por el hombro y lo alejaba de Mónica─ Creo que ya es hora de que tengamos esa charla
─ ¿Saben qué? Mejor me duermo y descanso un poco, sola, al menos por hoy ─respondió ella mientras miraba a cada uno─ estaré bien, si me duele prometo gritar.
Los chicos no estaban muy convencidos, pero al final aceptaron el ofrecimiento de Mónica, no sin antes recordarle que no se debía levantar de esa cama o hacer movimientos bruscos. Mónica aceptó todas las condiciones que le pusieron los chicos y luego dejó que Samuel la ayudara a acomodarse de nuevo en la cama, se sentía inútil en ese momento, aunque los chicos le decían que una ayuda de vez en cuando no le caía mal a nadie. Después de eso los chicos salieron de la habitación mientras Mónica se quedaba mirando la ventana, pensando que iba a pasar de ahí en adelante.
(...)
Por otro lado, en el castillo de Evenia
En el castillo se encontraba un soldado muy feliz mientras caminaba al lado de uno de sus mejores amigos, ese día había estado muy bien, sentía que de ahí en adelante las cosas no serían fáciles, pero sí serían hermosas.
─ ¿Qué te pasa, Jack? ─le preguntó su amigo mientras lo golpeaba en el hombro─ Es un milagro verte de buenas estos últimos días.
El soldado volteó a ver a su amigo mientras una sonrisa se asomaba por su rostro. Era cierto, últimamente él casi nunca se hallaba de buenas, era por toda la presión del rey Benjamín hacia él, la decisión de elegir una esposa entre las hijas de los integrantes del consejo, además de que tenía que capturar a los forajidos antes de subir al trono como único y legítimo heredero del rey, algo que a él le desagradaba hasta cierto punto, pero se aguantaba porque sabía que como rey podría hacer muchas cosas por el reino, tal vez devolverles los que se les fue robado.
─ La chica de hoy en el pueblo, ya la había visto antes, es la chica de la que te había hablado, es hermosa, además de que tiene esa aura de misterio y de valentía que sabes que vengo buscando desde hace tiempo, espero que venga al baile, así podré presentársela a mi padre y tal vez él me deje elegirla como esposa, no estaría mal gobernar a su lado- le contestó.
El rey Benjamín no era su padre biológico, mucho menos adoptivo. Cuando su padre murió lo dejó al cuidado del rey, el cual prometió criarlo como su único hijo, dándole protección y alimento, además de haberlo educado para ser monarca y gobernar un reino entero, tal vez algunos pensaban que él tenía suerte, pero no era el caso. Jack o Jackson como lo solía llamar el rey había presenciado muchas muertes a manos del monarca, tenía conocimientos de muchas cosas horribles que el rey hacia, pero sabía que no podía hacer mucho respecto a eso. Su padre, Myles Abbot le había tenido un gran aprecio al rey, siempre supuso que debía de ser por algo importante, tal vez estaba juzgando mal a Benjamín.
─ Esa chica levanta sospechas, te diste cuenta que eran cinco chicos y una chica ¿Verdad? Sé que te gusta mucho, pero necesito que pienses con la cabeza en estos momentos. El rey te ha dejado a cargo una misión y no puedes perderla por andar detrás de una chica, que sí, está muy bonita, pero no es el momento ─dijo su compañero.
─ Claro que sí, sabes que nunca me distraigo mucho de mis responsabilidades, pero no creo que sea ella, la verdad se nota que esos chicos sí son sus hermanos, no creo que haya algo más entre ellos ─le respondió Jack mientras sonreía─ además, el rey quiere vivo a esa forajida por alguna razón, tal vez no es mala como el resto, sólo debe de estar confundida. El hecho de que Benjamín no le haya podido quitar sus elementos debe ser por algo importante.
─ Los forajidos son iguales ¿Entiendes? Además de eso te recuerdo que esa clase de personas son expertas mintiendo, sólo no te enamores, no sabes si ella es la chica a la que quiere el rey, cuando descartes la idea entonces yo te voy a apoyar, de lo contrario solo te pido que guardes la debida distancia de esa chica ─termino el amigo de Jack antes de palmearle la espalda y salir caminando hacia el jardín.
Jack resopló y luego de restregó los ojos, tal vez Alex tenía razón, tal vez esa chica no era buena para él, pero aún no era alguien para juzgarla. Ella no era una forajida, estaba seguro de eso, y si en todo caso ella lo fuera significaba que los forajidos no eran tan malos como el rey le había dicho.
Al final siguió caminando para dirigirse al despacho del rey y darle un informe detallado de lo que había pasado ese día. Aunque se ahorraría la parte de la pelirroja.
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Jack en multimedia
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