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Capítulo 15

Luego de eso la pelirroja les siguió insistiendo que se tenían que ir a cambiar porque estaban perdiendo mucho el tiempo, pero ellos seguían insistiendo en los acontecimientos del día anterior, lo cual había empezado a irritar a Mónica. Después de muchos regaños todos subieron a sus habitaciones a cambiarse y a un tiempo después todos los chicos ya estaban listos; cómo siempre la última en bajar era Mónica, la cual sentía que no había mucho de malo en hacerse esperar.

Llevaba un gran vestido rojo con algunos detalles en color negro, ella había buscado algo con lo que se pudiera camuflar en la multitud, pues si algo era seguro en Evenia era que a las personas les gustaba lucirse y mostrar las ropas y riquezas que tenían, algo que siempre le pareció muy tonto a la princesa, pero tenía que hacer lo necesario para que nadie sospechara nada de ella. Terminó de bajar las escaleras y abrió la puerta, les indicó a los chicos que podían pasar adelante, pero ellos, como los "caballeros" que eran, dejaron que ella fuera primero, el plan de la chica ya estaba hecho, pero si quería lograrlo necesitaba la ayuda de alguien en especial.

Se dirigieron hacía el pueblo y pudieron observar como todos los miraban, las mujeres a los chicos y los hombres a ella, no le tomó mayor importancia, sabía que los chicos eran atractivos de formas muy raras, no había nada de lo que preocuparse. Iba a seguir caminando, pero alguien se le atravesó en el camino y le tomó una mano y se acercó demasiado a ella, los chicos se tensaron, pues en cierto punto eso les molestaba, no solo porque fuera Mónica, sino porque ese tipo de actitudes eran odiosas, ella se le quedó viendo fijamente a la persona que la había arribado.

─ Hola linda, es un placer presentarme con una chica tan bella como tú, ¿Quieres ir a un lugar más privado? ─dijo él.

Mala idea.

Mónica lo golpeó en la boca del estómago, ella estaba harta de ese tipo de cosas, ese tipo de actitudes y de acciones, no le gustaban los hombres así, a veces hasta le aterrorizaba pensar que al convertirse en princesa tendría que casarse con alguien así, un príncipe, que sería egocéntrico, un mimado y que no sabría hacer nada, odiaba eso, ella lo odiaba con todo su ser, podría cambiar las cosas pero tendría que conocer a alguien que amara y posiblemente convertirlo en alguien de la realeza, como por ejemplo miembro del Consejo o Guardia del castillo, habían muchas cosas en ese mundo que necesitaban un cambio, ya no podían regirse solo por las clases sociales y las leyes antiguas. A

Ante todo esto el chico se quedó tirado en el suelo quejándose mientras ella sólo seguía su camino, en estos momentos Zac, Xavier, Peter, Samuel y Lucas tenían algo de miedo, era mejor no meterse con ella porque tal y como lo dijeron el día anterior:

"Si juegas con fuego te vas a quemar"

Y Mónica era esa llama, era la que sobresalía dentro de todas, ella era alguien muy difícil de controlar, quien lograra hacerlo se merecía un reconocimiento, porque Mónica era una mujer que sabía lo que quería y cual era el lugar que tenía y eso la hacía más poderosa aún, ella siguió su camino y los chicos la siguieron, ignorando al chico en el suelo, excepto Peter que se arrodilló al lado del chico.

─ No es aconsejable que alguien se le acerque, da mucho miedo y es un poco difícil de tratar ─le dijo para luego palmearle un hombro.

Siguieron caminando, la princesa siempre pendiente de los rostros y actitudes de los chicos. Compraron carnes, frutas distintas a las que estaban en la cabaña, algunos condimentos y otros ingredientes y cosas necesarias que necesitaban en la cabaña; todos colaboraron al repartirse una lista de cosas e ir por ellas cada quien por su lado, cuando se volvieron a reunir la pelirroja notó que uno de ellos estaba incómodo, tenía ganas de visitar a sus conocidos, pero dudaba que alguien quisiera acompañarlo, ya que todos ellos habían perdido a sus familias y él era el único que, tal vez no era su familia biológica, pero para él ya era una familia y quería volverlos a ver. Ya había pasado mucho tiempo sin saber de ellos.

─ Anda Peter, ¿Qué quieres preguntar? ─dijo ella.

─ ¿Y tú cómo sabías que quería preguntar algo? ─le respondió con otra pregunta─ ¿También eres mitad bruja?

─ Estoy entrenada para descifrar los gestos y reacciones de las personas, se te nota en la cara, tampoco es tan... ─ empezó, pero no pudo continuar porque chocó con alguien.

─ Perdón ─se disculpó él al tiempo que la sostenía para que no cayera.

Perfecto, pensó ella, era justo la persona a la que quería encontrar, la pieza faltante para su pequeño plan, los chicos lo miraron un tanto enojados, pues era él quien posiblemente había asesinado a sus familias, aunque los rumores eran que él no estaba con el rey cuando todo eso sucedió, pero empezó a estarlo después del asesinato de sus familias. Ellos no tenían ni idea de la historia que se hallaba detrás de la adopción del rey hacia ese soldado.

─ No, perdóname tú a mí, no mire por donde iba, debo de tener más cuidado ─dijo la chica mientras le sonreía.

─ No, nada de eso, creo que haber tropezado no fue tan malo, es un gusto volverte a ver, me llamo Jack ─le contesto el soldado mientras le tendía la mano.

─ Me llamo Mónica, también es un gusto volverte a ver ─se presentó ella mientras dejaba que el tomara su mano y le besara los nudillos.

─ ¿Qué te trae por aquí? ─dijo él con una sonrisa.

─ Bueno, me hacen falta unas cosas en mi hogar y vine acá ─le respondió con cierta obviedad─ normalmente las personas vienen de compras aquí ─luego de eso soltó una pequeña risa.

─ Claro, creo que era más que obvio ─dijo él cuando comprendió la pequeña broma de la pelirroja─ Perdóname, ¿Quiénes son ellos? ─apuntó con un dedo hacía los chicos.

Todos estaban enojados, Mónica estaba hablando con un soldado e incluso parecía que ella le estaba coqueteando, ella sonreía satisfecha y el soldado permanecía confundido, éste era el plan perfecto, ella quería verlos enojados, era algo muy divertido, además de una buena forma de cobrárselas por lo que había pasado el día anterior. Además de que no solo serviría para eso, sino para planes a futuro.

─ Nosotros somos sus hermanos, no nos agrada que ella hable con desconocido así que nos tenemos que ir ya ─dijo Samuel enojado.

─ No, no es cierto, además hablar con él no hace daño y no es un desconocido, ya he hablado con él antes ─respondió ella.

─ Bueno, no quiero problema con ellos ¿Está bien? Así que, señorita, dentro de unas semanas hay un baile y espero poder verla ahí, está invitada de mi parte, tú y tus hermanos ─dijo el soldado cordialmente.

─ Claro, cuenta con eso ─le respondió mientras sonreía─ ahí voy a estar.

En ese momento uno de los chicos la tomó por los hombros y se la llevó del lugar seguido de los demás, ella lo había logrado, estaban enojados, tanto como ella la noche anterior, se notaba en sus caras el enojo y la furia que sentían, al parecer ese soldado no les caía para nada bien. El chico que la llevaba por los hombros se le acercó al oído para que nadie más escuchara lo que le iba a decir a continuación.

─ Ni siquiera pienses en ir a ese baile ─advirtió.

─ Wow, espera un momento, yo quiero ir a ese baile, creo que no estaría para nada mal distraerme un poco o al menos tener un poco de diversión que no tenga que ver con besos y comentarios groseros ─dijo ella mientras se volteaba a ver al castaño.

─ Admite que te gusto el beso, nunca he recibido quejas ─le respondió

─ Ni en tus más profundos sueños, Zac, esa ni tú te la crees ─dijo mientras rodaba los ojos.

Caminaron por otro rato comprándolas cosas que aún les hacían falta, en el camino Mónica decidió ser comprensiva con los chicos y se dirigieron a los lugares a los que ellos querían ir, los chicos pudieron ver a personas con las que no habían hablado hace mucho tiempo, claro que esas personas siempre pensaban que Mónica era novia de alguno de ellos, cada que terminaban preguntando algo con respecto a eso Mónica reía y negaba todo, eso no pasaría. Cuando ya tenían todo listo Samuel, Lucas y Peter se adelantaron a llevar varias cosas a la cabaña, pues habían comprado demasiado, así que Mónica, Zac y Xavier se fueron después, de hecho, ellos casi no llevaban nada más que una bolsa con vegetales cada uno, los demás ya habían llevado muchas cosas en una competencia por quien aguantaba más. Iban hablando muy animadamente a cerca de varias cosas del reino de Evenia y el reino de los Mortales, cuando de repente, en el momento menos esperado la joven sintió una punzada en el abdomen, al mirar abajo tenía una flecha clavada en el y sintió como era que la sangre empezaba a salir de la herida.

─ A mí nadie me deja en ridículo primor ─dijo el chico que había intentado coquetear con ella ese día más temprano para luego echarse a correr

En el vestido de Mónica se empezó a formar una mancha roja, la cual casi no se miraba por el color del vestido de la chica, pero la sangre sí estaba ahí, lo único que pudo hacer Mónica fue sacarse la flecha con lo cual le causo mucho dolor.

─ Por el amor de todos los Dioses ─dijo cuándo lo hizo para luego soltar un pequeño jadeo de dolor.

─ Mónica, maldición ¿Estás bien? ─preguntó preocupado Xavier.

Mónica lo observó incrédula, ¡Le acababan de disparar una flecha! ¿¡Cómo iba a estar bien!? Ella no podía hablar, cada segundo que pasaba ella sentía que perdía más sangre, eso era horrible, en especial porque los chicos no sabían que hacer pues estaba en shock, Mónica solo puso una mano sobre su abdomen la cual tomó de inmediato una tonalidad roja, ella soltó otro quejido al sentir ese dolor agudo en su cuerpo.

─ Chicos, muévanse y hagan algo, en estos momentos necesito su ayuda ─les dijo apenas audible mientras intentaba respirar e ignorar el dolor.

─ Claro, perdón, es que esto nos tomó desprevenidos. Xavier pasa uno de tus brazos por su espalda, deja que se apoye un poco en ti, yo haré los mismo del otro lado, así podremos llevarla a la cabaña y luego veremos que hacer con ella ─ordenó Zac mientras tiraba la bolsa de compras y se acercaba a Mónica.

Los tres empezaron a caminar hacia la cabaña, a la joven le dolía endiabladamente el estómago, era un dolor insoportable que no la dejaba pensar en otra cosa más que en la herida, lo más difícil fue que su vestido no los dejaba avanzar bien, era demasiado grande y no se podía avanzar mucho con él, así que con las pocas fuerzas que le quedaban hizo que el vestido se transformara en cenizas que daban paso a un pantalón y una blusa de tirantes, los cuales estaban hecho del mismo material del vestido, otra gran ventaja de las habilidades que ella poseía, gracias a eso pudieron avanzar más rápido y así llegar a la cabaña en poco tiempo, al entrar apareció Lucas por la puerta de la cocina, aún no había visto el estado en el que se encontraban los tres.

─ Oigan ¿Por qué tardaron tanto? El camino no estan largo ─dijo Lucas, pero quedo petrificado al ver la escena frente a él ─MÓNICA ¿QUÉ TE PASÓ? ─gritó.

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