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Capítulo 40

Ambos chicos se levantaron del suelo y empezaron a caminar tomados de la mano.

— ¿Qué nobles van a venir esta noche, Mon? —le preguntó Zac a la pelirroja mientras caminaban de vuelta al pueblo.

— Creo que sólo son unos príncipes de Samford, Nixfork, y otros reinos vecinos y aliados de Crissan, y dentro de poco, aliados de Evenia.

— ¿Va a venir el príncipe de Samford? ¿No sólo podrían venir sus padres? —preguntó el castaño mientras apretaba los puños.

— Vienen las familias completas, Zac, ¿Por qué te molesta tanto? —indagó Mónica.

—Woodlook es un maldito casanova, no tengo ni la menor duda de que esta noche intentará seducirte, más de un hombre lo ha intentado, Mónica, y si él ya se ha enterado de los sucesos recientes no dudo en que intentará acercarse a ti y lograr que caigas en sus trucos. Además, seguro te preguntará acerca de las cartas que te manda siempre...y que yo escondo y quemo —respondió

— ¿Me ha escrito? —preguntó Mónica mientras seguía caminando, no le sorprendía, ella ya lo sabía.

— Sí, sabes que no me agrada especialmente que él se acerque a ti...además, sólo lo empezó a hacer después de que Evan mandara las cartas a todos los herederos, pudimos evitar que muchas llegaran, pero la carta ya había llegado a Samford —masculló Zac.

— ¿Evan sí las mandó? —preguntó Mónica asustada, eso sí no se lo esperaba.

— Sí, después de que se lo pediste la otra vez.

— ¡Ay! Yo no hablaba en serio. Ahora, voy a tener que estar en un salón de chicos que posiblemente creen que estoy buscando un esposo, creo que no asistiré —se quejó la pelirroja mientras hacía una mueca de desagrado.

— ¿No buscas esposo? —preguntó Zac realmente intrigado.

— Ya te tengo a ti, con uno me es suficiente —le contestó Mónica mientras lo abrazaba, de inmediato Zac metió su mano en el bolsillo, acariciando un objeto con sus dedos—, además no me apetece casarme, lo sabes ¿No?, quiero ser libre un tiempo más.

— Sí, lo sé, que nos casáramos ahora creo que no sería la mejor opción, tal vez más adelante —susurró el castaño mientras sacaba su mano del bolsillo, de inmediato ambos se quedaron callados un buen rato, era obvio que les había incomodado ese tema.

Caminaron un rato más en total silencio, pero eso era suficiente para ambos, estar abrazados era más que suficiente para saber lo mucho que se amaban, no necesitaban palabras, ellos ya habían pasado por mucho, cualquiera que dijera que ellos no se amaban pasaría por loco.

Después de caminar un rato por fin llegaron al pueblo, saludaron a algunas personas y se detuvieron a jugar con un grupo de niños que había por ahí, Mónica observaba con mucha ternura las risas de los niños cuando Zac los cargaba o les hacía cosquillas, no podía imaginar un universo donde no lo haya conocido. Y cada vez que Zac cargaba a un niño ella solo podía imaginar como se miraría con un niño de cabello pelirrojo y ojos cafés en sus brazos.

— Zac, voy a hablar con el pintor, espérame un rato aquí ¿Sí?

— Claro, mi amor, yo aquí te espero —contestó Zac mientras abrazaba a una niña.

Mónica caminó hacia el centro del mercado y pudo ver al pintor agregándole los últimos toques de color a la pintura, la observó detalladamente, llegó a la conclusión de que Zac tuvo la mejor idea del mundo.

— Disculpe —se dirigió la princesa al pintor— ¿Cree que pueda...hacer una réplica de la pintura? Más grande, como los retratos que cuelgan en el castillo.

— Claro que se puede, su majestad, pero eso llevará más tiempo, unos dos o tres días, quizá.

— No importa, me gustaría que hiciera una réplica, si no es mucho pedir.

— Nada es demasiado si es para mí reina.

─ ¿Necesita que mande a alguien por la pintura? ─preguntó la pelirroja mientras jugaba con su cabello.

─ No se preocupe, su majestad, le haré llegar las pinturas en cuanto me sea posible, pero le aseguro que le llegarán ─le respondió el pintor divertido por su actitud.

─ Bueno, muchas gracias ─le dijo Mónica y luego se alejó caminando, hasta llegar al lugar donde había dejado a Zac jugando con los niños, él estaba solo y la esperaba con una gran sonrisa en el rostro─, las pinturas estarán listas en unos días ─le informó Mónica mientras lo abrazaba por la cintura.

─ ¿Las pinturas? Claro, necesitamos una réplica cada uno, aunque no lo entiendo, después de todo terminaremos durmiendo en la misma habitación.

─ Tonto ─le susurró Mónica.

Fue en ese momento que se le ocurrió una gran idea a la chica, se quitó la corona y la lanzó para que Zac la agarrara y ella salió corriendo con dirección al castillo; Zac al darse cuenta de las intenciones de su novia salió corriendo detrás de ella mientras ambos reían.

Mónica pasó corriendo al lado de los guardias que custodiaban la puerta del castillo, todos los guardias sonrieron a ver a su reina en ese estado, detrás de ella entró Zac con una inmensa sonrisa en su rostro, ambos subieron las escaleras y cruzaron los pasillos entre risas, no tenían idea de cuando había sido la última vez que habían pasado un momento tan agradable o si alguna vez habían pasado por algo como eso.

Pero se sentía bien.

Al terminar de subir las escaleras que daban a las habitaciones, Mónica se topó con sus amigos, todos tenían pintada la angustia en sus rostros, pero al ver a Mónica riendo y despeinada su rostro tuvo un gran cambio; en el momento en el que la pelirroja los vio se paró derecha y empezó a arreglarse el cabello con las manos, Zac llegó por detrás y la abrazó mientras la llenaba de besos en la cabeza y en las mejillas, Mónica le soltó un pequeño codazo y le hizo una seña con la cabeza para que mirara al frente, cuando él observó a los chicos y a su hermano se alejó de la pelirroja y colocó la corona en sus manos para que ella se la colocara en la cabeza.

─ ¿De que me perdí? ─preguntó Erick. Después de esa pregunta Mónica se abalanzó sobre todos, sobre Xavier, Erick, Lucas, Peter, Samuel, Evan, Jack, Cassy y Nicky.

─ Perdónenme por no haberlos escuchado antes, son unos idiotas, pero lo quiero mucho ─susurró Mónica mientras sentía como era que los demás le correspondían el abrazo. Mónica se separó de a poco y se acercó a Zac, el cuál la apretó contra su pecho y besó su cabeza.

─ No sé que le hiciste, pero me gusta más así ─le informó Peter a Zac.

─ Bueno, eso quedará entre nosotros dos, entre mi novia y yo ─le dijo Zac y besó la mejilla de Mónica, ella se liberó del abrazo de Zac y salió corriendo a su habitación, Zac salió corriendo detrás de ella mientras reía escandalosamente.

─ Les doy una semana ─soltó Jack de repente mientras observaba como Zac y Mónica estaban afuera de la habitación de la princesa dándose algunos besos.

─ Demasiado tiempo ─le contestó Samuel

─ Dos días ─repuso Peter cuando observó como Mónica entraba a su habitación y tomaba a Zac del cuello para que él también entrara.

─ Sigue siendo demasiado ─dijo Lucas.

─ Está bien, un día ─murmuró Evan

Todos observaron como Zac salía de la habitación de la pelirroja con los labios un poco rojos, pasó al lado de ellos sin prestarles atención, cuando se dio cuenta de que los estaban viendo habló.

─ ¿Tengo monos en la cara? Como si esto fuera algo nuevo para ustedes ─luego de ello entró en su habitación.

─ Olvídenlo, no logran pasar esta noche, les apuesto lo que quieran ─susurró Erick mientras pasaba un brazo por los hombres de Xavier, el cuál tenía una mueca en el rostro.

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Bueno, los saludo de nuevo, al igual que en el libro anterior, durante estos últimos capítulos les voy a dar pequeños adelantos en algunos capítulos, no en todos, espero que les gusten.

─ ¡Búsquenla!¡Quiero que revisen cada lugar y no dejen salir a nadie sin asegurarse de que no sea ella! ─gritó Jack, ser el soldado a cargo de la seguridad del castillo era su prioridad y no iba a dejar escapar a esa serpiente─ ¡Les juro que al que la deje escapar lo voy a condenar a la horca! ¡Quiero que la traigan ante mí lo antes posible!

─ Mi amor, tranquilo ─susurró Nicky mientras lo abrazaba por la espalda, alterándose no ayudaría en nada.

Erick y Zac compartieron una mirada, de inmediato el castaño salióapurado del salón, tenía que buscar a Mónica

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