Capítulo 36
─ Mi familia sirvió a las familias reales desde hace mucho tiempo, nunca nos mezclamos directamente con una persona de "Sangre Pura", o sea, a los reyes, príncipes y princesas, éramos parte de la servidumbre y lo fuimos por mucho tiempo, no es como que yo haya estado ahí, pero supongo que me puedo incluir de esa manera, ya que es mi familia... seguía igual hasta que mi hermano, con su palabrería logró ser uno de los más allegados al príncipe de viento, supongo que sabe como ganarse a las personas, gracias a eso el príncipe conoció a mi hermana, le gustó y, a pesar de que iba a ser una competencia por la mano del príncipe, ya sabes, por las cosas de que un hermano de una familia real se tiene que casar con alguien que no sea de la realeza y eso, nosotros ya sabíamos que mi hermana ganaría, luego de eso...¿Mónica me estás escuchando?
─ Deje de escuchar cuando salimos del salón, lo siento ─le contestó Mónica a Zac con una sonrisa sarcástica.
─ Que linda, te hablo de mi familia y me ignoras ─le contestó el castaño mientras la miraba y sus labios formaban una línea recta
─ ¿Ya terminamos? Tengo una fiesta hoy en la noche y no se si sabías que vendrán príncipes de otros lugares, debo alistarme y ponerme bonita ─le dijo Mónica mientras se volteaba en dirección al castillo dispuesta a irse de ese lugar.
─ ¿Por qué haces eso? ─le preguntó Zac mientras clavaba su mirada en los ojos de Mónica y la tomaba del hombro.
─ ¿Hacer qué? ─le preguntó ella de vuelta
─ Eso, fingir alguien que no eres, como si no supieras que al natural eres bastante hermosa, como si tu inteligencia no fuera suficiente, que eres muy agradable, aunque demuestres todo lo contrario.
─ No empieces...
─ Es la verdad, conmigo o con los chicos nunca fuiste la misma que con el chico enmascarado, eras diferente, lo que más me gustó de ti fue cuando tu cara se iluminaba mientras me hablabas de todo lo que te intrigaba, de como era que razonabas y usabas la lógica para ciertas cosas... es como si fueras una Mónica diferente.
─ Deja eso...
─ No, Mónica. Eres otra y nunca he entendido el porqué actúas diferente siempre. Con el chico...
─ Hablo de eso, el chico enmascarado fue un invento, algo de niños, eso termino, lo que paso...
─ ¿Lo nuestro? ─preguntó Zac mientras la miraba.
─ Lo nuestro ya terminó, nos hacemos daño y no somos iguales, es inmaduro que lo sigas intentando, Zac, diste la idea de un baile de máscaras ¿Crees que así se van a arreglar las cosas? ¿ Que te veré y quedaré hipnotizada por tus ojos marrones?, ¿Que tu sonrisa hará que me tiemblen las piernas y que al ver a mi chico enmascarado de nuevo todo volverá a ser igual que al inicio? Las cosas no funcionan así, y sé que lo sabes.
─ Mira, ahí hay un pintor, ¿Por qué no nos hacemos una pintura? ─desvió Zac el tema.
─ Zac, estábamos hablando de algo ─le reclamó ella.
─ Disculpe ¿Cree que pueda hacernos una pintura? ─preguntó Zac al mismo tiempo que le sostenía la muñeca a Mónica para que no se fuera de aquel lugar.
─ Por supuesto ─le respondió el pintor─, todo lo que sea por mi futura reina y supongo mi futuro rey.
─ Zac, suéltame ─pidió Mónica mientras intentaba zafarse, pero solo consiguió que Zac agarrara más fuerte su mano─ Si no me sueltas voy a gritar ─lo amenazó, pero Zac hizo caso omiso
─ ¿Ocurre algo? ─preguntó el pintor mientras agarraba las pinturas, el lienzo y un pedazo de cristal.
─ No ocurre nada ─lo tranquilizó Zac y pellizcó la muñeca de Mónica para que dejara de hacer su berrinche.
─ ¡AYUDA! ─Gritó Mónica, de inmediato Zac la soltó y pudo apreciar como era que un minotauro con una espada se le acercaba amenazante.
¡Ay! Por favor, no.
─ ¿Ocurre algo, su majestad? ─preguntó el minotauro mientras miraba a Zac, el cual solo pudo retroceder un paso deseando que Mónica no lo fuera a meter en problemas.
─ No ocurre nada, es que creí tener una araña en el hombro, les tengo mucho miedo ─le respondió Mónica mientras sonreía.
─ Si este patán la está molestando, dígame, estaré encantado de darle unas clases para tratar bien a una reina ─le dijo el minotauro, hizo una reverencia y se fue del lugar.
─ ¿Todavía quieres la pintura? ─preguntó el pintor mientras miraba de Mónica a Zac.
─ Claro que sí ─afirmó Zac mientras agarraba a Mónica por detrás y le besaba la mejilla haciendo que ella volteara.
─ El patán me está molestando ─murmuró Mónica de mal humor, Zac solo le lanzó una de sus típicas sonrisas sarcásticas, pero llena de amor, que la hizo sonreír de inmediato. Justo en ese instante el pintor pasó el cristal alrededor del lienzo y les sonrió.
─ Listo, salen muy bien en la fotografía ─les dijo
─ Pero ¿Cómo? ─preguntó Mónica mientras miraba como era que Zac tomaba el recuadro, eran sólo trazos, pero contenía una linda imagen de ambos, habían tomado la foto en el momento correcto.
─ ¡Vaya, ni se nota que me quiere matar! ─exclamó Zac para luego soltar una carcajada─ ¡Hasta parece que estamos enamorados! ─agregó logrando un golpe en su hombro. La pelirroja se alejó de allí a grandes zancadas.
─ Tardaré unas tres horas en agregarle color ─le explicó el pintor mientras miraba a Zac.
─ Lo pasaré a traer, como puede observar mi chica se está escapando y.... le doy el dinero luego ─dijo Zac para luego alejarse corriendo para alcanzar a Mónica, la cuál se encontraba detrás de un lugar lleno de casas.
─ Mónica ─la llamó
─ Hasta parece que estamos enamorados ─lo imitó la pelirroja─, me dejaste mal frente al pintor
─ ¿Qué? ¿Por qué? ─preguntó Zac confundido.
─ No soy tu chica de turno, no soy una más de tu lista, odio que a veces hables como si lo fuera ¿Lo soy, Zac? ¿Soy solo una más? ─exclamó ella furiosa.
─ Claro que no ─le respondió Zac mientras la sostenía por la cintura─, eres mi novia ─le susurró mientras apartaba un trozo de cabello que le había caído a Mónica en la cara─ y te amo como no he amado a nadie nunca ─terminó para dejar un suave y largo beso en los labios de la pelirroja.
Ella de inmediato se acercó más a él y lo besó con la misma intensidad que él la besaba, haciendo que todo se le olvidara, logrando tener un momento de auténtico romance. Ese era el problema, que cuando se besaban era como si todo quedara en el pasado, pero nunca hablaban las cosas y era por eso que nunca nada se arreglaba entre ellos.
─ Disculpen ─se escuchó la voz de una niña.
─ ¿Si? ─preguntó Mónica mientras separaba del castaño.
─ Usted es muy bonita, su majestad ─murmuró la niña mientras Mónica se agachaba haciendo que la niña tocara su mejilla─ y él...él es...él es muy guapo ─susurró la niña mientras se sonrojaba, luego de eso se alejó corriendo entre las casas, haciendo que Zac soltara una carcajada y Mónica se quedara atónita.
─ ¿Cuántos años tiene? ─preguntó la pelirroja.
─ Por lo menos sé que si me rechazas tengo más opciones ─se burló Zac mientras se acercaba y la ayudaba a pararse.
─ Debe de tener como veinte años menos que tú ─se quejó la pelirroja
─ ¡Hey! No soy tan viejo ¿Estás celosa? ─le preguntó Zac mientras la abrazaba.
─ ¿De ella? Es una niña fea, seguro también es caprichosa y malcriada y...y...y no es tan inteligente como yo─ le dijo Mónica a Zac lo cual provocó que Zac le dejara un casto beso en los labios.
─ Tienes que aprender a compartir, Mónica, cuando tengamos hijos tendré que dividir mi tiempo y amor entre ellos y tú.
─ ¿Y a ti quien te dijo que quiero hijos contigo?
─ Lo estoy asumiendo, podemos empezar ahora si quieres ─bromeó Zac logrando que Mónica soltara una pequeña risa ─. Te amo ─le susurró Zac ─, pero vamos a otro lugar, donde no te pongas celosa y no insultes niños ─le dijo con un toque de diversión.
─ Ya sé a donde podemos ir ─murmuró la pelirroja, lo besó y lo tomó de la mano para que ambos se alejaran despacio de ese lugar.
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