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Capítulo 25

Zac abrió los ojos lentamente y pudo sentir los pequeños brazos de Mónica en su abdomen por lo cual sonrió. Cuando miró a la pelirroja se pudo dar cuenta de que la manta se había caído al piso, ella tenía una de sus piernas montada sobre su cadera por lo tanto su pijama se había levantado un poco, él solo pudo reír y tomó la manta del piso para luego cubrir a Mónica; sabía que a ella le incomodaba tener esa ropa y, el echo de que ahora cubriera menos de lo que cubría antes, la iba a incomodar aún más.

─ Mon, mi vida, ya son las diez de la mañana, despiértate, corazón ─susurró Zac en el oído de la pelirroja.

─ Ya estoy despierta ─murmuró esta mientras se acurrucaba más en el pecho de Zac.

─ No, no lo estás ─dijo Zac mientras reía─, anda, despierta, preciosa─ dijo este mientras la movía un poco.

─ Tengo sueño Zac, el médico dijo que debía descansar, quedémonos otro rato en la cama ─susurró ella de nuevo mientras intentaba abrazarse más al castaño, mas esto era imposible, ya que no se podía estar más cerca.

─Me encantaría, Mon, pero tenemos que regresar antes de las dos de la tarde o van a pensar que algo malo nos pasó, cuando fue todo lo contrario.

─ Ya me desperté ─alegó la pelirroja de mala gana mientras bostezaba, se sentaba en la cama y se cubría con la manta

"Fue bueno mientras duró" pensó Zac mientras la miraba con una sonrisa.

─ Te ves preciosa ─susurró Zac mientras besaba su hombro.

─ Sí, despeinada y mal aliento debo verme divina ─murmuró la pelirroja mientras hacía una mueca, a lo que Zac la miró mal─. Tú también estás muy guapo ─susurró la pelirroja mientras inclinaba el cuello para que Zac pudiera besarlo con más facilidad─. Eres un idiota ¿Lo sabías? ─preguntó Mónica mientras se alejaba un poco de Zac.

─ Lo sé, te amo como un idiota ─susurró Zac mientras intentaba volver a besarle el cuello.

─ No hablo de eso ─se burló Mónica mientras se reía y se alejaba de él─ ¿Ves esto? ─preguntó mientras señalaba un círculo morado en su cuello─. Zac, me lo hiciste cuando me mordiste ¿Tienes idea de lo que van a pensar lo demás? ¿Lo que me va a decir la reina?

─ Mon, no puedes esperar que todo el mundo te de su aprobación, si es así siempre serás infeliz. ¿Tú crees que si yo hubiera buscado la aprobación de todos para inventar lo del chico enmascarado lo hubiera hecho? Claro que no, muchos me hubieran dicho que era ridículo, Xavier no me hubiera dado la aprobación porque tu le gustabas, muchos chicos me habrían dicho que no, solo para que yo perdiera la oportunidad. Solo lo hice. Además ¿Qué importa la opinión de los demás? El resto de las personas no tienen derecho a meterse en tu vida ─murmuró Zac mientras acariciaba el labio inferior de la pelirroja con su pulgar.

─ Te pones profundo por las mañanas ¿Eh?

─ Que graciosa.

─ No te pongas así, sabes que solo te estoy molestando.

─ Sabes que solo te estoy molestando ─la imitó Zac mientras rodaba los ojos.

─ Vale, lo entiendo, hazlo entonces ─murmuró Mónica mientras inclinaba su cuello para alegría de Zac. El castaño empezó a besar su cuello de manera delicada y de vez en cuando mordía la piel pálida de la pelirroja, sin olvidarse de dejarle pequeñas caricias.

Después de un largo rato, Zac bajó el tirante de la blusa de Mónica y besó su hombro.

─ Te amo ─susurró Zac al oído de la pelirroja y luego besó el lóbulo de su oreja─, me vuelves loco.

─ Creo que sentimos los mismo ─habló Mónica para luego besar a Zac─, te amo tanto, amo que me apoyes, que me aconsejes, que me cuides, que me respetes, amo tu sonrisa, amo estar entre tus brazos, amo tus besos, tus labios, lo amo todo de ti, Zac, incluso amo cuando te saco de juicio porque te ves muy sexy, mi amor.

─ Soy sexy todo el tiempo, Mónica.

─ Sí, muy modesto también.

─ ¿Quieres desayunar? ─murmuró Zac mientras cepillaba sus labios con los de su amada─ Porque si es así iré a la cocina y dejaré que tu te cambies para que no te sientas incómoda.

─ Me encantaría ─respondió Mónica mientras besaba lentamente a Zac. En ese momento ella pudo apreciar como era que Zac se levantaba de la cama y se acercaba a la puerta de la habitación─ Me gusta tu torso ─opinó la pelirroja mientras se mordía el labio, haciendo que Zac se colocara en una pose que le causó mucha risa─ Por cierto, la respuesta es sí.

─ ¿Sí qué? ─preguntó Zac mientras tomaba distraídamente el pomo de la puerta.

─ Sí quiero ser tu novia, oficialmente ─respondió la pelirroja con una sonrisa.

─ Otro motivo por el cual celebrar, por fin tenemos el título oficial de novios ─Zac sonrió mientras miraba a la pelirroja─. Cámbiate, te espero abajo.

Luego de eso Zac bajó las escaleras y se dirigió a la cocina donde encontró algunos utensilios e ingredientes para preparar el desayuno; tomó una tabla y un cuchillo y empezó a cortar pequeños pedazos de fruta, de la que había sobrado el día anterior, mientras cortaba se pudo dar cuanta de la pequeña cicatriz que tenía en la mano, era en forma de punto con el grueso de un palillo de cocina, en ese momento un recuerdo fluyó en su mente.

─ Zac, sé que tienes heridas graves y que estás muy mal, pero tenemos que inyectarte tu elemento, al principio te dolerá, pero ayudará con el proceso de sanación ─lo regañó Nicky.

¿Por qué era tan testarudo?

─ No quiero ─se negó él mientras miraba a la princesa, su cuerpo estaba quieto sobre una camilla, por momentos hasta parecía que ya no respiraba─, no quiero irme de aquí hasta que Mónica abra sus ojitos azules, me niego, no me importa mi elemento, no en estos momentos.

Tal vez le interesaba un golpe en pleno rostro.

─ Zac, no sabemos cuando va a despertar, no lo compliques más, a los chicos ya les inyectamos sus elementos, solo faltas tú ─pidió la castaña.

─ No

─ Chicos, agárrenlo por la fuerza ─ordenó la castaña harta de la actitud del chico.

Erick agarró sus piernas para que no las moviera, Lucas y Samuel tomaron su estómago, Xavier y Peter tomaron sus manos y Jack tomó su cabeza, lo habían inmovilizado por completo.

Traicioneros.

Zac sacudió su cabeza para alejar el pensamiento, recuperar su elemento le había dolido mucho y era algo que nunca quería volver a experimentar.

─ ¿Cómo me miro? ─preguntó alguien detrás de él haciendo que este se volteara

─ Preciosa ─susurró él mientras se acercaba a Mónica para darle un beso─ ¡Oye! Solo hay fruta, y yo la verdad, a dieta, no estoy, vamos a comer a Crissan, seguro hay algo más rico que solo fruta, además, así les podré presumir a todos que eres mi novia oficialmente.

─ Esta bien ─asintió la pelirroja totalmente de acuerdo con la idea.

Zac subió las escaleras para cambiarse y a los minutos regresó con un pantalón y una camisa de botones; la pareja emprendió camino hacia Crissan, en el camino hablaron de lo mucho que se querían, de lo mucho que se habían extrañado, hablaban sobre el futuro e incluso hablaron acerca de sus amigos.

Tardaron un poco en llegar al reino, pero el camino valió completamente la pena. Nunca habían podido estar tanto tiempo a solar y disfrutar tanto, incluso les daba ganas de congelar ese momento todo lo que se pudiera.

Lastimosamente, ese momento se esfumó en un abrir y cerrar de ojos. Al llegar al castillo, dos guardias tomaron a Mónica por los brazos y la empezaron a jalar de una forma muy poco amable, ella se negaba rotundamente a ir con ellos y a que la trataran así.

─ Suéltenla ─pidió Zac mientras intentaba meterse, pero lo empujaron de inmediato─ Soltadla ¿Qué le están haciendo? Ella los puede despedir si la tratan mal.

─ No se meta en estos asuntos ─le advirtió uno de los soldados mientras lo volvía a empujar.

─ Soltadme, no quiero que me agarren de esta forma, es inaceptable ─gritaba Mónica─ Zac, ayúdame por favor. Par de animales, ¿No se dan cuenta que me hacen daño?

─ Suéltenla ─gritó Zac mientras intentaba alejar a los guardias, de inmediato llegaron Jack y Peter los cuales tomaron por los brazos a Zac para que dejara de hacer lo que estaba haciendo.

─ Zac, basta, deja que se la lleven ─ exclamó Jack.

─ ¿No ven como la están tratando? ─gritó Zac mientras forcejeaba─ ¡Suelten a mi novia, carajo! ¡Suéltenme, par de brutos! ¡Animales!

─ No, Zac, basta de pelear ─ordenó Peter. En ese momento Zac pudo observar como se llevaban a una Mónica muy enojada y luego desaparecían por la puerta.

─ Zac, deja de pelear ─pidió una voz calmada, era la reina─, deja de pelear y ellos te soltaran, pero si intentas ir tras de ella, los chicos tienen la orden de encerrarte en tu habitación hasta que decidas quedarte calmado.

─ Está bien ─aceptó Zac mientras se soltaba enojado del agarre de Jack y Peter.─ ¿Quieren explicarme por qué Mónica se fue con esos dos guardias?¿¡Por que la trataban mal!?¿¡Por qué dejaron que lo hicieran!? ─gritó Zac enojado. En ese momento uno de los guardias que se había llevado a Mónica apareció, su nariz sangraba y Zac solo deseó terminar de quebrársela cuando él empezó a hablar.

─ La próxima vez, ustedes se encargan de la pelirroja, golpea como la mierda ─exclamó el soldado para luego limpiarse un poco de la sangre de la nariz─, por cierto, ya está en la celda, presentó pelea, pero nos ayudaron más guardias.

─ Gracias, puedes retirarte ─agradeció la reina para luego ver como era que el soldado se iba soltando maldiciones.

─ ¿¡Y por qué mierda la llevaron a una celda!? ─gritó muy alterado el castaño. Para ese entonces todos habían llegado al lugar. Estaban Xavier, Peter, Samuel, Jack, Evan, Cassy, Nicky y una castaña de ojos azules. Él único que faltaba era Lucas.

Ah sí, Erick también.

─Zac, ella es Meredith, la heredera de Evenia ─explicó la reina mientras señalaba a la chica, la cual miraba a Zac mordiéndose el labio inferior.

─ ¿Qué me importa quien sea ella? ¿Y como que la heredera de Evenia? ¿Es hija de los Terra o de los Vento?

─ No, Zac ─negó la reina.

─ ¿Entonces que mierda? ─gritó mientras apretaba los puños. En ese momento solo deseaba haberse quedado con Mónica más tiempo en la cabaña.

─ ¡Mónica, si es que ese es su verdadero nombre, está acusada de traición a la corona, por decir ser la heredera cuando no es más que una impostora! ─gritó la reina perdiendo el control.

─ ¿Cómo? ─preguntó Zac sin aliento mientras miraba a los demás esperando que alguno de ellos demostrara que era una broma o un malentendido, pero todos estaban demasiado serios.

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