Mónica se encontraba caminando de un lado a otro en la sala de juntas, frente a ella estaban Jack, Evan, Nicky, Sarah y Cassy, la última tenía los ojos inyectados en sangre, no había parado de llorar desde que le habían dicho que su madre estaba muy enferma y que tenían que esperar lo peor y en ese momento con la noticia de que su amado había sido capturado ella se había puesto muy mal. En especial porque parecía que la reina tenía muy poco interés en salvar a los cinco chicos.

─ Mónica, no debes estresarte tanto, esto te puede hacer daño ─habló Nicky.

─ ¿¡Cómo quieres que no me estrese si el rey los atrapó!? ─gritó Mónica para seguir caminando en círculos y seguir pasando sus manos por su rostro en señal de desesperación.

─ Pensé que ellos no te importaban, no veo la importancia en querer sacarlos de ahí en ese momento ─dijo la reina mientras se sentaba. No podía estar de pie mucho tiempo, al menos no frente a esos chicos.

─ Pues ¿¡Adivina qué!? Sí me importan, me importan mucho, Zac me importa, me importa tanto que tengo miedo de que el rey le haga algo malo, porque no sabría vivir sin él, no puedo estar sin mi chico enmascarado ─empezó a gritar la princesa, pero al mencionar al chico enmascarado bajó la voz─ Él me importa mucho y quiero que este aquí conmigo.

─ Lo vamos a traer de vuelta ─le susurró Evan mientras la abrazaba─, te prometo que volverá, todos lo harán. Pero solo iremos nosotros tres, no vamos a arriesgar a las chicas ¿Si?

─ Sí, gracias ─contestó Mónica mientras le devolvía el abrazo─, gracias ─susurró mientras una lágrima rebelde escapaba de su ojo.

─ Iremos por ellos en cuanto sea posible, tendremos que esperar aproximadamente una semana, seguramente el rey sabe que los iremos a rescatar y debe de tener la vigilancia a tope, y en estos momentos, aunque yo quisiera, no me puedo infiltrar al castillo, me tienen fichado, tendremos que esperar, Mónica ─dijo Jack mientras miraba a la mencionada.

─ Sí, lo entiendo. Será la semana más larga que he vivido ─murmuró Mónica mientras miraba que la reina salía de mal humor de la habitación.

─ ¿Qué es lo que tanto te preocupa? ¿Que el rey logre hacerles algo, hacerle algo a él?

─ Es que no le respondí, Cassy

─ ¿Responderle? ¿Qué se supone que deberías...?

─ Que no lo odio, yo no lo odio en absoluto.

─ Tú siempre decías que no lo...

─ Solo si fueran imbéciles se creerían eso, Jack, pero más imbécil fui yo al no desmentir todo lo que le dijeron a él y todas las cosas de las que intentaron convencerme a mí.

─ ¿Y qué fue lo que nosotros...?

─ No te hagas el tonto, Evan, ustedes saben bien de lo que intentaron convencernos, el plan de Sarah, querer separarnos.

─ ¿Tú lo sabías?

─ Sí, Evan, sí lo sabía.

─ Nunca dijiste nada.

─ Es que creí que esa mentira ayudaría en algo, pero solo nos dañó más.

─ ¿Estás enojada? ¿Lo estuviste en algún momento?

─ Un poco, a veces me molestaba que todos siguieran como si nada, pero eso no importa ahora.

─ ¿Y qué es lo que importa en estos momentos?

─ Salvarlos, traerlos sanos y salvos hasta el castillo, decirle.

─ ¿Decirle qué? ─preguntaron todos a coro.

─ Que yo también lo amo.

...

─ Oigan inútiles, tengan un poco de comida─ escucharon los cinco chicos, a los cuales les arrojaron la comida. Zac hizo una mueca de dolor, un pedazo de comida había caído en su pierna herida.

Maldición.

─ Idiota ─susurró el castaño mientras apretaba un pedazo de tela en su pierna, no lo habían llevado a la enfermería, la única razón de que no se hubiera desangrado fue que Erick le había dado una sustancia que paraba la hemorragia, se lo daba todos los días, pero la herida no mejoraba, incluso parecía que en cualquier momento pescaría una infección.

─ ¿Estás bien? ─ preguntó Lucas.

─ ¿Qué te importa, maldito traicionero? ─ escupió Zac mientras tomaba un trozo de pollo que se había caído, los habían tratado como a animales los últimos días.

─ Zac, hermano, perdón, ya te lo dijimos un millón de veces, lo sentimos, Mónica...─estaba hablando Peter.

─ Mónica me odia, y todo esto es por su culpa ─interrumpió Zac.

─ Mónica no te odia, ella te adora, Zac, ¿No has visto como te mira? Ella, al igual que tú, tienen un brillo en sus ojos cuando se miran ─dijo Xavier.

─ Y si tanto me ama ¿Por qué no ha venido a rescatarme? ─murmuró Zac.

─ No hables antes de tiempo, ella te va a escuchar y se va a enojar mucho─ dijo un soldado que se puso frente a su puerta. Jack. ─, que bueno que llegué antes que ella. No queremos ver como es que pasa de ser la dulce y tierna líder a la bruja que odia a todos ─ Jack intentó abrir la celda, pero no podía, la habían atascado.

─ Quítate ─dijo Evan de mala manera empujando a Jack, luego le dio una sonrisa a los chicos mientras deformaba los barrotes de ambas celdas, gracias a su increíble fuerza─. Nacer en Crissan sirvió de algo.

─ Apresúrense, nos van a atrapar, no tenemos todo el día ─regañó Mónica mientras se quitaba la capucha que llevaba encima─, hola, chicos.

─ Necesitamos ayuda, Lucas y Xavier se lastimaron cuando intentaron resistirse a que nos trajeran a la celda, y Zac, bueno, la sangre lo explica todo ─dijo Samuel.

─ Está bien, tú y Peter llévense a Xavier, Jack y Evan llévense a Lucas, yo me quedó aquí ─ordenó Zac─, de que me sirve irme si no tengo a nadie allá afuera.

─ Zac, no estamos para tus rabietas estúpidas ─dijo Jack enojado mientras ayudaba a Peter y hacia una mueca hacia el chico en el suelo.

Y ese era el hombre que tenía loca a Mónica.

─ Lárguense, yo me llevo a Zac ─dijo Mónica─ ¿Qué esperan? ¿Una invitación? Lárguense ya ─exigió. Ellos se fueron por el pasillo y ella se acercó a Zac─ Vámonos, no hay tiempo nos van a atrapar.

─ No, no te tengo a ti, no tengo familia, no tengo amigos, prefiero morir. Estoy mejor aquí.

─ Los chicos son tus amigos, y yo, Zac, siempre me has tenido entre tus manos.

─ Los chicos me dijeron que besaste a un soldado, y a ti te dijeron que besé a muchas, ¿Me equivoco? ¿Qué clase de amigos hacen eso?

─ El tipo de amigos que fueron manipulados por otra persona y solo hicieron lo que creían mejor. Ese tipo de amigos son todos los que se acaban de ir, así que no te molestes con ellos.

─ ¿Lo sabías? ─preguntó Zac a lo que Mónica asintió─ Entonces no es esa la razón por la que siempre te alejabas de mí

─ Me alejaba de ti porque quería negar todo lo que me estaba pasando y al final ese esfuerzo fue en vano.

─ ¿Puedo saber en qué te esforzaste tanto?

─ En negar que te amo─ murmuró Mónica mientras lo besaba─, porque lo hago y mucho, lamento que te lo diga en esta situación y que no te diga las palabras más lindas, tampoco es algo que piense repetirte todos los días, porque no es algo que me salga tan natural, es algo muy raro para mí, Zac, así que no digas nada y ahora vámonos de aquí o nos matarán.

El castaño esbozó una sonrisa de alegría y luego sus ojos reflejaron todo el amor que tenía por la chica, pero como ella le pidió, él no dijo una sola palabra. Mónica ayudó a pararse a Zac y él se recargó en la pared, el castaño pasó un brazo por el hombro de la pelirroja e intentó empezar a caminar para que la chica no se tuviera que esforzar tanto.

─ ¿Por qué tardaron tanto? ─ preguntó Zac mientras paraba, la pierna no le ayudaba mucho.

─ ¿No estás prestando atención? Cállate y muévete ─exigió la pelirroja mientras resoplaba y empezaba a caminar de nuevo con Zac, pasaron frente al pasillo que contenía las armas y ella se detuvo un momento. Mónica pensó entrar a aquel salón, pero comprendió que no era el momento ─los chicos no encontraron la daga de mi padre, no entiendo por que, se supone que tenía que estar en ese lugar.

─ Yo la tengo, la encontré la primera noche del chico enmascarado, después de que te fuiste pasaste tirando unas cosas, me acerqué y estaba la daga, la tomé, se miraba importante, a pesar de que no la detallé a fondo ─informó el castaño mientras respiraba de manera agitada.

Estúpida pierna.

─ ¿Por qué no lo dijiste antes? ─preguntó Mónica remarcando el acento del Reino de los Mortales, a lo que Zac soltó una carcajada.

─ Amo tu acento ─dijo.

─ Sí, yo también lo amo ─dijo Erick apareciendo de la nada, llevaba una espada y los enfrentó a ambos con una sonrisa─. Me alegra conocerte al fin, Mónica, lamento que sea en esta situación, Erick Abad a tu servicio, suéltalo.

─ Estás loco si crees que...─estaba hablando Mónica cuando Erick la empujo tomó a Zac y le colocó la espada en el cuello

─ ¿Por qué hablas tanto? Por el amor de los Dioses. Tú decides, cariño, ¿Quieres que tu amado muera? Puedo ser muy malo y la verdad no es que Zac me interese tanto ─murmuro Erick mientras reía─, el rey quiere tener una charla contigo.

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Holaaaa, por fin volví a aparecer...Bueno, esto es para decirles que tengo poco tiempo para escribir, pero que cuando tengo tiempo intento escribir lo necesario... supongo que estaré publicando cada dos semanas, si se me hace posible, antes... 

En fin, voten y comenten. 

¿Les gusta como va?

¿Por que Erick odia a Zack?

¿Mónica y Zack se van a reconciliar de una vez por todas o tal vez aparezca un nuevo problema?