2. Sombras a la luz del día
Diez años después
Izuku creía que las personas estaban compuestas por situaciones y decisiones. Más allá del aprendizaje de cada quien, que era la base para tomar decisiones, creía que las situaciones por las que cada uno pasaba y lo que decidían hacer a partir de ellas, los convertían en quien era hoy; por lo que si no hubiera vivido aunque sea una de ellas, no sería el mismo. Creyendo eso, cuando su madre, con el paso del tiempo, fue haciendo pequeñas preguntas sobre sus vidas anteriores, le pareció injusto no hablarle de ellas, porque sería como ocultarle una parte de él. Así que lo hizo, excluyendo ciertos detalles, claro.
Inko habia escuchado cada una de las historias con atención, como si quisiera captar cada detalle en su mente y guardarlo como un tesoro.
Por eso también creía que todo el sufrimiento por el que había pasado en un principio, valía la pena ahora que realmente era feliz.
En cuánto a la escuela secundaria... Bueno, apenas estaba en su primer año, pero era extraña. Nadie lo molestaba o intimidaba, incluso la mayoría trataba de acercársele, pero a él simplemente no le interesaba relacionarse con nadie que no fuera su madre. Además, sabía muy bien que sus intenciones sólo se basaban en saber que tenía un quirk fuerte, antes, cuando no tenía ninguno, esas mismas personas lo habían rechazado una y otra vez.
La sociedad le recordaba a la cadena alimenticia.
Pensó que la actitud de los demás hacia él sería diferente al jardín de niños y la primaria—basado en que el abuso había empeorado por esos años—, pero fue igual: en cuánto ponía un pie sobre el lugar, todos los ojos se dirigían hacia él. ¡Incluso los que no sabían su nombre habían comenzado a llamarlo "Ángel"!
Pero no era sólo la escuela, cuando caminaba por la calle, para algo tan simple como ir hasta el supermercado, la gente se le quedaba viendo con una especie de fascinación. ¿Era por su aspecto físico? Tener el cabello de tres colores y heterocromía no era normal, siquiera en una era con quirks. Aunque tal vez, sólo era su actitud tan relajada lo que lo hacia atractivo, y su aspecto sólo inclinó la balanza aún más.
Retomando la fecha actual, Inko habia conseguido un ascenso en la pequeña empresa en la que trabajaba, e Izuku había sacado una nota perfecta—como siempre—en una examen, así que decidieron ir a festejar a ese pequeño restaurante en el centro de la ciudad, donde iban en cada ocasión especial. No es que fuera lujoso, es sólo que era un lugar cómodo, donde nadie interrumpía su charla.
—¿Qué pedirás, Izuku?—preguntó ella en un tono divertido, con la carta del menú entre sus manos, ocultando su rostro desde debajo de los ojos, y tratando de disimular su risa.
—Katsudon—respondió él con su ceño fruncido, y la mujer soltó una carcajada, sabiendo de antemano cuál sería su respuesta, pues siempre ordenaba lo mismo. Algunos clientes la miraron como si estuviera loca, pero los empleados, que ya conocían de memoria aquel dúo, negaron con la cabeza y una sonrisa en resignación.
—Puedes pedir otra cosa de vez en cuándo, no te matará.
—Vas a hacer que me ofenda—rebatió, su rostro completamente serio, haciendo más "dramática" la escena.
Inko suspiró y apretó su entrecejo.
—Siempre dices lo mismo.
Una señora gordita, de cabello rosa y lentes se acercó hasta ellos con una libreta y un lápiz en mano, y dirigió su vista directamente hacia la mujer de cabello verde.
—Katsudon para el niño—dijo rodando los ojos, e Izuku abrió la boca para hablar, antes de que ella lo interrumpiera, claro—. Si, si, con cerdo extra. ¿Hace cuánto crees que vienes a este restaurante?—rió—. Bien, ¿qué pedirás?
Inko pareció meditarlo por un segundo, antes de ordenar un filete con una ensalada.
Era extraño que Marcel fuera quien siempre los atendiera, pero a la vez, si fueran atendidos por otra persona, ya podrían hasta sentirse preocupados.
Luego de un rato, recibieron su orden y comenzaron a comer.
—¿Harás algún entrenamiento especial? Dijiste que empezarías a prepararte para la UA—fue lo que dijo Inko, mientras cortaba la carne que había pedido.
Sí, aún faltaba poco más de dos años para que el chico tomara el examen, pero Izuku habia dicho que sería más estricto de ahora en adelante. Y tampoco es como si dudara de que su hijo pudiera entrar a la tan prestigiosa academia, ella sabía que lo haría, desde siempre tuvo el heroísmo pegado a su escencia, pero es sólo que no era un lugar que se conformara con lo "bien hecho" (aún si él era un "exelente"). Su lema era "Plus Ultra", por supuesto que no buscaban gente superficial, querían ver que pudieran dar su máximo esfuerzo, y bueno, Izuku en realidad, era alguien bastante autoexigente.
—Mmm—musitó—. Debería experimentar un poco más con mi quirk...
—Oh, creí que ya hacías eso en el trabajo.
Hace unos meses, para que el trabajo de mamá no fuera tan pesado y que pudiera tener una carga horaria más liviana, después de muchas insistencias, logró convencerla de buscar un trabajo, y terminó consiguiendo uno en una gran tienda que vendía cosas de todo tipo. Era alguien muy joven, pero, de nuevo, mientras tuviera un quirk lo suficientemente llamativo, eso parecía ser sinónimo de "utilidad" en la sociedad actual, así que le fue fácil. Ya no podía seguir resentido por las cosas que habían pasado en su vida cero, tenía que concentrarse en este momento y hacer lo mejor que pudiera.
En cuanto a la forma de "entrenar" su quirk, bueno, como era una tienda tan grande y versátil, las estanterías también lo eran y por ende, los clientes eran muchos, por lo que estaban buscando a alguien que pudiera reponer la mercadería lo más rápido posible y ayudar a los clientes a encontrar lo que buscaban; y él resultaba ser la persona indicada. Como consecuencia, terminaba desplegando todas sus plumas para reponer la mercadería mientras atendía a los clientes. Al principio habia sido difícil orientarse y mantener el contacto con todas mientras hacía otras cosas, y al final del día terminaba agotado, pero con el tiempo fue acostumbrándose. También parecía que en cuanto comenzó a trabajar ahí, el número de clientes adolescentes había aumentado.
—Sí, pero debería empezar a usarlo de forma más apta para el combate.
Ella asintió en comprensión, y luego, lo miró con dulzura.
—¿Qué?—inquirió Izuku con extrañeza al ver su mirada.
—Sólo recordaba cuando eras un bebé—emitió un suspiro melancólico, mientras estiraba su mano sobre la mesa hacia la de él—. Desde ese momento sabía que tenías algo que te hacía diferente a los demás: no te divertían los juegos comunes y preferías armar rompecabezas y apilar cartas o leer libros. Te gustaba el silencio y la tranquilidad y mirar las estrellas por la noche. Parecías un adulto pero a la vez lucías triste y pequeño, y ese día cuando el doctor nos informó sobre tu don, supe lo que era—en este punto, sus ojos ya se sentían ligeramente húmedos, y pestañear no ahuyentaba las lásgrimas—. Creo que tengo una idea de por qué fue que tu vida se reinició.
—Yo...—titubeó, sus ojos tiñéndose de rojo y su voz rota. Inko negó con la cabeza y se puso de pie, aún sosteniendo su mano, por lo que él también se paró.
Ella lo abrazó.
«No importa lo que haya pasado, yo estoy aquí, Izuku»
—Tus ojos parecían apagados, pero con el paso del tiempo pude ver como volvían a encenderse—susurró, mientras una lágrima caía por su mejilla. Para ese momento, Izuku ya era un mar de de ellas. Habia fallado, porque al final de cuentas, no podía ocultarle nada. Y ella ni siquiera se habia enojado con él o lo había culpado por algo. ¿Acaso la merecía en su vida?
Luego de unos segundos más, cuando pudo dejar de llorar, y ambos se separaron, decidiendo que estaban en aquel lugar para festejar, se volvieron a sentar.
—Sólo quiero que me prometas una cosa—retomó Inko, volviéndose repentinamente seria, y tomando se mano con determinación—: sé feliz en esta vida—él frunció el ceño en confusión, y ante eso, ella siguió—. No importa cuántas veces creas que no hay vuelta atrás, o que todo está perdido. No importa cuánto creas que el sufrimiento no acabará, que siempre será oscuro, créeme cuando te digo, que siempre encontrarás una luz, por pequeña que sea. Así que déjame ser un poco egoísta cuando te pido que no reinicies tu vida de nuevo. Vive en este momento y disfruta todo lo que puedas, todo lo que quieras, porque pase lo que pase, yo siempre estaré allí para apoyarte.
Oh, Izuku creía que ya había dejado de llorar pero al parecer no era así, porque comenzó a hacerlo de nuevo.
¿Decía que era egoísta? Si todo lo que siempre había visto de ella, no era más que el sacrificio por hacerlo feliz. Esto sólo era algo más que pedía para que él lo fuera.
Asintió, y mientras su madre secaba sus lágrimas, dijo:
—Lo prometo.
Siguieron charlando sobre temas triviales y divertidos, mientras la gente pasaba frente a la ventana a un lado de ellos.
Pero hay que recordar, que aunque haya mucha luz o el sol brille más que nunca, las sombras siempre están cerca. Y nunca se irán porque son parte de ti.
—¡Vamos!—se quejó Inko—¿Por qué no aceptas a alguna de todas esas chicas?—se cruzó de brazos—¿Cuántas van este mes? ¿Seis?
—Oye...—se quejó él, con su ceño fruncido—. No es como si fuera a salir con alguien sólo porque se me declare. ¡No puedo simplemente decir que sí cuando ni siquiera sé su nombre!
—¡Pero al menos deberías...!
No pudo terminar la frase.
El techo encima de ellos crugió, y antes de que alguien pudiera reaccionar, cayó.
Sus ojos se abrieron en pánico mientras sentía que todo se movía en cámara lenta, y por supuesto, que eso también lo incluía a él.
Estiró su mano, desplegó sus plumas, pero de igual manera, no alcazó siquiera a tocar a su madre.
Y para cuando se dió cuenta, todo se había vuelto oscuro.
(...)
—¡Hey, niño!—una voz distante lo llamaba, mientras agitaba su cuerpo.
Ah... había estado dormido. ¿Cuánto tiempo había pasado?
—¡Oye! ¿Te encuentras bien?
¿Si se encontraba "bien"? Era difícil decirlo, sentía que su cabeza iba a explotar.
—¡Oye! ¡¿Me escuchas?!
¿Qué era lo que había pasado? Él estaba en el restaurante con mamá y de repente el techo cayó sobre ellos...
Un momento. ¿El techo cayó sobre ellos...?
Abrió sus ojos de golpe, y de la misma manera, se enderezó.
Ni siquiera le importó el mareo que sintió o el hombre a su lado que parecía ser un héroe, ni el dolor que sentía en su cuerpo, la única cosa en su mente en este momento era «¿Dónde está mamá?»
—¡Hey, niño!—gritó detrás suyo, mientras él recorría el lugar con la vista y caminaba apresurado buscándola, sin saber muy bien qué hacer.
Sus ojos comenzaron a arder y su respiración se volvió irregular cuando vió los escombros y el fuego alrededor, esparcidos por todo el lugar. Lo único que no vió, fueron personas.
¿Dónde estaba?
—Oye, chico, mírame—volvió a insitir el héroe, tomándolo del brazo y obligándolo a girarse hacia él—. Tenemos que salir de aquí o las cosas podrían ponerse peor—esta vez, su tono no fue desesperado, si no firme, al igual que su expresión.
Izuku negó con la cabeza.
—No puedo—su voz sonó rota—. Tengo que encontrar a mamá o si no...
—Ya todos fueron evacuados—interrumpió—. Sólo quedas tú y apagar el fuego para luego revisar si quedó alguien debajo de los escombros.
Eso alivió un poco la presión que había comenzado a oprimir su pecho, y asintió levemente con la cabeza. Entonces ella debía estar afuera, ¿no? Siendo atendida por alguno de los médicos.
El héroe lo guió hasta una ambulancia vacía y lo sentó allí, para que lo revisaran y atendieran sus heridas.
La mujer que estaba ahí le dió una pequeña sonrisa, mientras comenzaba a revisar su cabeza y demás.
Él no prestó atención a nada de lo que hacía, sólo estaba enfocado en encontrar a su madre entre todo el gentío, mientras los héroes apagaban el fuego dentro del restaurante y comenzaban a adentrarse en él con precaución.
La presión se hizo más fuerte cuando sus ojos no la ubicaron en ningún lugar, y sus ojos comenzaron a arder y nublar su vista nuevamente, mientras su pecho subía y bajaba con fuerza, y su corazón latía desbocado.
—¡Aquí, aquí!—gritó una heroína mientras salía del lugar cargando a alguien
Un doctor se acercó a ella, y entonces apoyó a la persona en el suelo.
Su cuerpo comenzó a temblar violentamente, mientras se ponía de pie con desesperación.
—¡Espera!—le gritó la mujer que lo atendía, pero no le prestó atención, simplemente corrió con desesperación hacia allí.
Las sombras te persiguen desde cerca, toman impulso y avanzan con fuerza.
Esto... no podía ser real, ¿verdad?
—Uno, dos, tres—contaba el doctor en voz alta, mientras oprimía el pecho de la persona el suelo.
Para cuando llegó a su lado y vió perfectamente su rostro, las lágrimas ya inundaban el suyo.
El hombre negó con la cabeza hacia la heroína.
Eventualmente, te alcanzan.
Y entonces, fué real: su madre había muerto.
—No...—dijo en un hilo de voz, negándo con la cabeza—No, dime que no es cierto—sus piernas fallaron y cayó al suelo—. No puedes... ¡No puedes irte!—gritó—¡No puedes dejarme! ¡No puedes hacer esto! ¡No puedes, no puedes, no puedes!
Podía sentir el peso de las miradas de angustia de los demás, pero era aún más pesado aquel sentimiento, ese sentimiento de que jamás volvería a ver su sonrisa o escuchar su voz, porque ella ahora... se había ido. Para siempre. Y jamás volvería.
—No puedes.... hacerme esto—lloró. Sus ojos estaban cerrados, su cuerpo entero cuebierto de suciedad y heridas, sangre.
Llevó sus manos a su cabeza, tirando de sus cabellos con sus dedos. Cualquier cosa estaba bien, cualquier cosa que le aliviara ese dolor.
De repente, unos brazos se envolvieron a su alrededor, con calidez y contención, en un abrazo que trataba de transmitirle paz. Era el mismo héroe que lo había sacado del restaurante.
—Lo siento—le susurró al oído, su voz también sonaba rota. Él no había podido hacer nada, y ahora estaba ahí, escuchando la desesperación de aquel niño.
Izuku siguió llorando por un buen rato en sus brazos, y cuando logró calmarse y se separó de él. Su mirada volvió a ser exactamente como era antes: vacía de alegría, o llena de tristeza.
No supo cuánto tiempo pasó sentado en el mismo lugar, observando la estructura destrozada, pero la mayoría de la gente ya se había ido.
«—Seguramente eso llevará a que haya otro cambio significativo en tu vida que no estuvo antes»
Sus ojos se abrieron con sorpresa y horror. Enseguida sintió que volvía a temblar violentamente, y su pecho ardió de una manera indescriptible, era casi como si le clavaran veinte cuchillos ardientes, que se hundían más y más con cada respiración. ¿Un cambio por despertar un quirk...? ¿Eso signifcaba... que el hecho de que su madre haya muerto, era porque el destino le estaba cobrando el favor que le había hecho?
Y en algún momento, aunque no te des cuenta, las sombras te consumen por completo.
Entonces era su culpa... Por su culpa ella había terminado de esa manera. Nunca dejó de ser un inútil. ¿En qué momento creyó que podría ser feliz? Era imposible para alguien como él.
No podía hacerle esto, le había arrebatado la oportunidad de vivir. Debía.... Si él reiniciaba su vida una vez más, ¿era posible que...?
—Ten—dijo el mismo héroe de antes, pasándole un taza con café caliente y sentándose a su lado.
—Hace unas horas, un ladrón entró en una tienda de convivencia y al salir, asesinó al dueño—decia la reportera a unos metros de él—. Mientras escapaba, usó su peculiaridad para producir explosivos y atacó este restaurante familiar, destrozando el techo. Lamentablemente, se llevó la vida de tres personas, pero los héroes pudieron atraparlo y es seguro que la justicia lo hará pagar. Nuestras más sinceras condolencias a las familias de estas cuatro víctimas.
—Es relamente doloroso y frustrante, ¿sabes?—Izuku lo miró cuando volvió a hablar—Se supone que cuando eres un héroe salvas personas, ayudas a los demás, los haces sonreir y estás ahí cuando te necesitan. El no poder lograr eso...—apretó su propia taza—... es realmente doloroso y frustrante.
Él lo miró un poco asombrado, incluso aunque no conocía a su madre, parecía muy afectado por su muerte.
—Pero lo importante, es poder seguir adelante. Muchos tienen secuelas después de eventos como estos, y salvar no es sólo luchar contra villanos o asegurarse de que el corazón de esa persona siga latiendo. También debes salvarlos en mente y alma.
«—Créeme cuando te digo, que siempre encontrarás una luz, por pequeña que sea»
Quiso golpearse. ¿En qué rayos estaba pensando? ¡Le había prometido que sería feliz en esta vida! Era un idiota.
Un par de lágrimas se le escaparon, por su desilusión hacia él mismo.
—Gracias—susurró.
—¿Eh?
—Si no estuvieras apoyándome ahora mismo, realmente no creo que puediera mantener la compostura. Es un alivio... saber que todavía queda gente como tú.
El héroe suspiró y sonrió. No era un niño común y corriente, ¿eh? Había una especie de aura a su alrededor que lo hacía más llamativo, una especie de sentimiento, una llama especial e importante.
—Sé que nada de lo que te diga te hará sentir mejor pero...de ahora en adelante, si necesitas algo, lo que sea, ven a buscarme—dijo extendiendo su mano hacia él. Izuku la estrechó y ambos se pusieron de pie.
—Gracias de nuevo. Soy Izuku Midoriya—se presentó.
—Soy Ingenium, pero puedes llamarme Tensei—sonrió—. Ahora vamos, te llevaré a tu casa.
Lo esencial para salvarte de las sombras, no es luchar contra ellas, sino poder ver la luz que te rodea.
«Él luce como un héroe» pensó Tensei.
(...)
Nota de la autora: HOLA, QUÉ TAL, PASÓ UN TIEMPITO, NO?
bueno, qué decirles, fue difícil encontrar la inspiración para seguir escribiendo este fic, estaba como en un punto muerto, re trabada, pero se encontró la inspo así que vamos bien, eh, ojo q puede que hasta aparezca un actualización doble con retraso
aunque yo no prometo nada, capaz que vuelvo a desaparecer por otros 5 meses
pero sigo respirando, así q buenas noticias
para aclarar: izuku en esta parte andaría teniendo como 13 años
qué les pareció la aparición del hermano de Iida? fue más improvisado que mis ganas de vivir
la verdad que el cap me salió más distinto de lo que esperaba
acá diganme qué onda con la historia, les va gustando🤔?
tristeza del 1 al 17🤨?
hay que socializar un poco vieron, aunque no nos guste y sea a través de una pantalla, algo es algo
bueno, creo q no tengo nada más que decir, pq vieron q mi vida es más aburrrrrrida
un besito, nos vemos🤑
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro