1. Silenciosamente
La primera, en realidad, fue más bien una especie de búsqueda de información, una forma de saciar las dudas que lo habían carcomido desde siempre, y, una vez hecho eso, pensó que, otra vez, no había un sentido por el cuál seguir en esa vida. Pero entonces, frustrando su deseo, llegó una segunda vez. Y esta, fue mucho más extraña.
Él sólo quería borrar su existencia.
No es como si lo hubiera considerado como una segunda oportunidad (o una tercera), de hecho, morir dos veces y volver a nacer era bastante frustante. Pero quizás lo merecía, y debía sufrir para siempre.
Era todo demasiado extraño. ¿O en realidad murió y esto era una especie de ciclo de sueño? ¿Pero no se supone que la actividad cerebral se detiene cuando una persona muere? ¿O quizás estaba en coma...? Sin dudas no lo entendía, más agregando el hecho de que su aspecto habia cambiado de nuevo. Para empezar, ¿de dónde habia salido esa mezcla de verde, rubio y blanco en su cabello? En la primera vez, el rubio ya estaba ahí, y sus ojos se habían convertido en un verde más claro y brillante, pero ahora, uno de ellos era rojo, lo que lo hacía heterocromático. ¿Y qué diablos eran esos pequeños triángulos negros a los costados? Entendía la cicatriz en su antebrazo y la que recorría su párpado desde encima de su ceja hasta su pómulo, porque sus "marcas de nacimiento", eran en realidad, una especie de recordatorio se sus muertes, pero por lo demás, no le encontraba algún "sentido", si es que entre todo esto, eso existía.
Sin embargo, su extraño aspecto no fue lo que más lo sorprendió, sino que, la verdadera sorpresa, llegó cuando tenía tres años.
Estaba en casa, sentado en el sofá leyendo un libro que, según su madre, tenía palabras muy difíciles para un niño pequeño-pero bueno, aunque había sido calificado como un "súperdotado", en realidad, él simplemente había comenzado a estudiar desde dónde lo había dejado: la preparatoria. Tenía años de ventaja de los demás, acompañados de su inteligencia (que él no se reconocía y atribuía su desempeño escolar con su esfuerzo), y los juegos ya no le eran divertidos, así que prefería la lectura-, cuando sintió un dolor agudo en su espalda.
Inko se acercó preocupada cuando lo vió apoyarse con las rodillas y las manos en el suelo, temblando fuertemente, pero antes de llegar hacia él, un par de alas negras emergieron abrupta y elegantemente de su espalda, y ella, por la sorpresa, frenó con las cejas alzadas.
¿Podría ser que su hijo...?
Viendo que Izuku respiraba violentamente y se tambaleaba un poco hacia los lados, se recuperó del shock y volvió a acercarse hacia él. Pero cuando llegó a su lado, para ayudarlo a tranquilizarse, las plumas que tenía se dispersaron completamente, sin dejar rastro de la existencia de aquellas alas, y comenzaron a revolotearse por todos lados, como si fueran aviones de papel negros arrojados por diferentes personas, y en su paso, tiraron algunos objetos de la sala.
Izuku estaba en shock. ¿Qué era esto que le pasaba? ¿Qué estaba sucediendo? Era como si pudiera escuchar, sentir y moverse a través de muchos lugares. Espera, ¿esas no eran las plumas? Entonces... ¿Podría ser que él... había despertado un quirk...? ¿Tenía un quirk? ¿Como era eso posible? Debía ser una broma, ¿no? Una mala broma. Si, eso debía ser... Él siempre iba a ser un inútil, nada podía cambiarlo, ni siquiera un par de alas; todos segurían odiándolo e insultándolo, ¿verdad? Aunque tampoco podía decir con certeza que era un quirk, pero si no... ¿qué más podía ser? ¿Y por qué su vista había empezado a nublarse? ¿Por qué su pecho ardía más que su espalda? ¿Por qué su garganta... se había cerrado?
No podía respirar.
Inko abrió los ojos de par en par al ver la expresión de su hijo, sosteniendo su garganta con fuerza, emitiendo sonidos extraños.
Estaba teniendo un ataque de pánico.
Tenía las extremidades entumecidas, su cuerpo sudaba incontrolablemente, su mente era un caos, con recuerdos de su vida cero—como llamaba al tiempo antes de los reinicios—llegando constantemente y su corazón latiendo desbocado. ¿Acaso se estaba volviendo loco? ¿Por qué no podía calmarse de una vez? Era como si perdiera el control de sí mismo.
Se sentía asustado.
Las plumas comenzaron a revolotearse más violentamente, como si con ellas, quisiera obtener el aire que no encontraba.
—¡Izuku!—llamó Inko, pero quiso golpearse al notar lo horrorizada que sonó, así que tomó una respiración profunda y calmó su temblorosa voz—Izuku...—dijo esta vez, de forma suave, lenta. La verdad era que no tenía la mínima idea de cómo tratar con un ataque de pánico, pero para ella, no existía otra opción más que intentarlo, porque no podía ver a su hijo sufriendo de esa manera—. Izuku, mírame—tomó con suavidad su rostro, girandolo hacia ella, incluso con miedo de que pudiera reaccionar mal. Sus ojos estaban fuera de él, como si no supiera a dónde mirar. Estaba perdido—. Escucha, no tienes nada de qué temer, esto es algo normal, simplemente despertaste tu quirk. Está bien, yo estoy aquí. Mamá siempre está aquí—susurró.
Las lágrimas comenzaron a asomar en sus ojos, mientras seguía intentado controlar las plumas y que regresaran con él, asociando rápidamente este... quirk, con un referente del futuro que tenía uno bastante parecido: el héroe profesional número tres, Hawks. Aunque claro, en este tiempo, él no era alguien inducido en la industria, por lo que no era ni medianamente conocido, pero Izuku sabía mucho de él porque había estado en sus libretas más de una vez, esas de las que Katsuki siempre se burlaba.
Oh, no, si seguía pensando de esa manera, entonces nunca lograría calmarse. ¿Pero cómo lo haría? No podía ejecutar una orden para que todas volvieran con él, aún no estaba tan familiarizado con ellas como si fueran una pierna.
Sin embargo, una rozó levemente el brazo de su madre, cortándolo apenas, y entonces, cuando ella emitió un pequeño quejido, fue como un golpe de autocontrol o concentración, como quiera llamarlo, pero pudo dar la orden con certeza.
Se fueron uniendo una con la otra, conectando como alguna especie de red de información, y encajando perfectamente como engranajes.
Cuando ya estaban todas, sintió un cosquilleo extraño recorrer desde su columna hasta el resto de su cuerpo, casi como una enredadera que crecía en él. Eso lo hizo fruncir el ceño, pero sin tiempo para pensar en eso, Inko lo abrazó suavemente, con ciudado y preocupación.
—¿Te ecuentras bien?
Él, aún sin poder creerlo, giró su cabeza hacia su espalda, y efectivamente, era cierto.
¿Cómo era posible? Siempre fue quirkless.
—Si, yo sólo...—las lágrimas llegaron de nuevo, mojando la ropa de su madre. Era extraño, pero él... sentía que esta vez, quizás podía hacer el esfuerzo de seguir viviendo, ya que, ahora que tenía un don, entonces no sería una verguenza ni un estorbo para nadie—, estoy feliz-susurró.
Después de un rato, cuando logró calmarse y su madre le ofreció un vaso de agua, ella habló:
—Mañana iremos al hospital, para ver que nos expliquen más sobre tu quirk—volvió a abrazarlo, pero esta vez, de costado con una sonrisa, para que pudiera beber el agua.
(...)
A la mañana siguiente, Izuku faltó al jardín de niños, y fueron atendidos por un doctor joven de cabello negro.
—Buenos días, soy el doctor Shima—saludó él con una sonrisa.
—Buenos días—respondieron ellos.
Le tomaron una muestra de sangre, donde el doctor explicó que tenían un especialista en laboratorio, con un quirk para comprender los quirks de los demás al ver su sangre.
Eso intrigó a Izuku bastante. ¿Podría ser que lo que comprendía el especialista variaba según la cantidad de sangre? ¿O quizás según el tipo? Si la sangre de dos personas se mezclaba, ¿el vería dos tipos de don distintos, una mezcla de ambos o nada? Si se basaba en entender un don, ¿si no lo entendía no podía saber cuál era? Entonces si la sangre se mezclaba podía ver cualquiera de las tres opciones. ¿Podría...-
—Hijo, estás murmurando—dijo su madre con una risita divertida, cortando su hilo de pensamiento.
Al ver su expresión suave y maternal, una sonrisa inconsciente se formó en sus labios, lo que lo relajó un poco.
Luego, llegó Shima con los resultados de los "análisis".
Se sentó pesadamente sobre la silla, acompañado de un suspiro, que reflejaba la incredulidad.
—Bueno, primero que nada, todo está en orden—dijo, e Inko suspiró de alivio, ya que, generalmente, cuando se manifiesta un quirk, puede también, manifestarse una complicación en la salud—. Y ahora, Izuku—sonrió con complicidad—, debo decir que no posees sólo un don.
Tanto él como su madre, fruncieron el ceño con confusión, sin saber a qué se refería, y dándole la clara señal de que continuara con la explicación.
—Los resultados arrojaron que posees dos.
Casi olvida cómo respirar. ¿Qué era lo que acababa de decir? ¿Que tenía dos quirks? ¡Eso era algo completamente raro en la sociedad actual! ¿Pero qué diablos...? No podía creerlo, aún si el doctor lo había dicho, era muy difícil de asimilar. Siempre había sido un quirkless inútil, y había sido odiado por todo el mundo, y ahora, ¿tenía dos? Era como una maldita broma. O quizás, un muy buen sueño, del que pronto se despertaría y se decepcionaría por la realidad.
Inko y él se miraron, para comprobar que habían escuchado lo mismo, y efectivamente, era así.
Habían visto ese par de alas negras en su espalda, pero, ¿cuál podría ser el otro? No había evidencia de la existencia del segundo. ¿O quizás todavía no se había manifestado?
Pero entre todo ese asombro, las palabras que All Might le había dicho aquella vez, llegaron a él, y en lugar de sentirse triste, se sintió emocionado. Después de todo, su sueño de ser un héroe seguía aferrándose a él con fuerza. A pesar de sus intentos de desecharlo, simplemente no podía dejar de querer ser uno, y es por eso que, ahora que podía llegara a cumplirlo, sus ojos comenzaron a brillar junto a una pequeña sonrisa.
—Tu primera peculiaridad, según el único registro que hay de ella, se llama "Alas feroces"—retomó el hombre, señalando con su bolígrafo al niño—. Puedes volar y manipular tus plumas de la forma que quieras—explicó—. Sin embargo, hay algo más sobre este quirk, que lo hace drásticamente diferente al regristro, pero el especialista no pudo determinar qué es.
Ellos asintieron, con su ceño ligeramente hundido en preocupación, pero fuera lo que fuera, no podía ser tan malo. ¿Verdad?
—En cuánto al otro quirk...—el doctor suspiró, alzando sus cejas. Parecía estar entre confundido, asombrado e incrédulo—. Se llama "Reinicio". No hay registros, así que tuvimos que abrir uno. Es realmente increíble—suspiró de nuevo, pasando los papeles entre sus manos—. En simples palabras... debes tener un objetivo en tu vida y cumplirlo, sea cual sea. Si no lo tienes o no lo cumples, y mueres, reiniciarás toda tu vida hasta hacerlo, como si retrocedieras en el tiempo.
La sala quedó en completo silencio una vez más. Su madre, tratando de entender bien lo que acababa de escuchar, e Izuku... Bueno, su cabeza trabajaba rápidamente. Entonces, eso que lo había hecho volver a ser un bebé dos veces, ¿en realidad era una peculiaridad? No sabía cómo sentirse al respecto. Estaba confundido, porque, ¿qué clase de quirk extraño era ese? Frustrado porque no importaba si él quería morir, nunca podría hacerlo verdaderamente. Y enojado porque siempre había vivído como un quirkless ¿y ahora resulta que no lo era?
Al darse cuenta de eso, frunció el ceño. Si él verdaderamente tenía un don desde siempre, ¿por qué había sido calificado como alguien sin uno?
—¿Ya has reiniciado tu vida?—indagó el hombre, mirándolo suavemente con alguna especie de extraña comprensión. Él guardó silencio por unos segundos, mientras Inko intercalaba la vista entre ambos, algo temerosa de pensar que su hijo había muerto una vez—No tienes los ojos de un niño de tres años.
Él asintió con lentitud, no tenía ningún sentido mentir.
—Dos veces—su madre abrió los ojos de par en par, horrorizada, y estuvo a punto de hablar, pero él se le adelantó:—. Pero fuí diagnosticado como alguien sin don.
El doctor alzó sus cejas, pero luego, pareció entenderlo.
—Debe ser porque esta es una peculiaridad del tipo que es inexistente hasta que es usada—respondió mientras ojeaba los papeles—. Quiero decir, las condiciones para que se manifiesten claramente son que mueras, entonces, hasta que eso suceda una vez, técnicamente no tendrás un don, pero cuando ya lo hayas hecho, entonces quedará activa para siempre, como una forma de estar en guardia—el niño volvió a asentir en compresión. Sí que era un tema extraño—. En cuánto a por qué despertaste un segundo don... Supongo que fue algún tipo de cambio biológico en tu ADN que se produjo por accidente al haber reiniciado tu vida dos veces. ¿Quizás una especie de efecto mariposa?—se llevó una mano a su barbilla, pensativo—Según lo que comprendió el especialista, y usando la lógica de las personas con quirks basados en el tiempo, seguramente eso llevará a que haya otro cambio significativo en tu vida que no estuvo antes, pero por lo demás, se basará en las decisiones que tomes—levantó la vista de los papeles y sonrió—. Después de todo, cada quien hace su propio destino.
Lo último lo cautivó por completo. No hubo un "deberías rendirte", ni palabras de perdón o insultos, ni siquiera lástima. Lo invitaba a hacer lo que quisiera. Lo invitaba a vivir.
Asintió una tercera vez, con una sonrisa plantada en su rostro, y su madre unió las piezas: la mirada aburrida de su hijo, su actitud madura, su inteligencia, el no poseer un don, y el volver a nacer dos veces.
El doctor explicó un par de cosas más, como que sus alas no tenían una estructura ósea, a diferencia del registro-que Izuku asoció obviamente con Hawks-, sino que eran como un conjunto de plumas enganchadas entre ellas, por lo que podía desplegarlas todas si así lo quería, y parecería que no las tenía. También, que eran resistentes tanto al hielo como al fuego, que podían usarse como micrófonos ocultos e incluso, cortra el metal, y que al tener la telequinésis de su madre en su ADN, su control sobre ellas era aún más pulcro.
Hubiera agradecido tener sus libretas de análisis con él, ya que, aunque su quirk era muy distinto al de Hawks, también era bastante parecido, y podría aprender un poco más. Pero bueno, había dejado de hacer esas libretas hace mucho tiempo, o mejor dicho, nunca las había empezado a hacer, porque, bueno, ¿por qué empezaría con algo de lo que todos se burlarían? Aunque eso no impedía que las peculiaridades llamaran su atención y se pusiera a murmurar como un loco en medio de la calle.
Después de eso, salieron hacia un restaurante familiar en el centro de la ciudad, para festejar la noticia. Había una mediana cantidad de gente, pero era tranquilo, con una ventana que daba con vista hacia la calle nocturna.
Una señora llamada Marcel tomó su orden, y obviamente, Izuku pidió katsudon, mientras que Inko, pasta. No olvidó decirle que añada cerdo extra.
Fue una cena tranquila, y agradeció internamente a su madre por no hacer ninguna pregunta sobre su vida cero o el primer reinicio, porque, aunque ya había pasado mucho tiempo y lo había superado en gran medida, aún tenía sus días malos, y no estaba listo para hablar de eso con otra persona. Mucho menos, porque sabía que seguramente ella se culparía por las cosas malas, y él no quería que lo hiciera
—¿Y cuál es el objetivo que tienes en mente?—preguntó en su lugar, mientras enrollaba su tenedor en los fideos. Tampoco le hacía mucha gracia que su hijo muriera, menos si sabía que ya lo había hecho dos veces.
Él frenó antes de meterse la comida en la boca, y sonrió.
—Ser un héroe.
Ni siquiera hizo falta que le dijera "creo que serás uno increíble", porque la mirada en sus ojos y la amplia sonrisa que puso, le daban a Izuku las palabras y el apoyo silenciosamente.
(...)
Era obvio que su aspecto físico llamaba la atención, así que, al día siguiente, cuando asistió al mismo jardín de niños al que siempre había ido, y todas las miradas se posaron sobre él a ver sus peculiares ojos y cabello atravesar la puerta, alejándose de Katsuki, no se sorprendió. Incluso las niñas había votado entre ellas y decidido que él, era el más lindo de todos los niños. Además del más inteligente, claro.
Bakugou, luego de que le fuera arrebatada la atención, observó como Izuku hacía los mismo de siempre: se sentaba en la mesa más alejada que encontraba y leía algún libro complejo, de esos que le gustaban, ignorándo a todo el mundo a su alrededor.
Sin embargo, esta vez, había un notorio cambio: tenía un par de alas negras con él, que hacían contraste con su colorida apariencia, pero que iban a juego con su actitud relajada y aburrida.
Rápidamente, cuando los demás se dieron cuenta de eso, se fueron acercando hasta él, formando una ronda a su alrededor.
—¿¡Ya tienes tu quirk!?—exclamó uno de los niños con emoción.
—¡Eso es genial, Izu!
—¿Y cómo funciona? ¡Muestranos, muestranos!
Una simple mirada de fastido con aquellos ojos profundos bastó para que todos se callaran de golpe, y se alejaran para dejarlo con su lectura.
Izuku Midoriya podía dar miedo a veces.
A Bakugou le parecía increíble, pero a la vez, sentía cierta envidia. Era tan distinto al resto, que resaltaba sin siquiera esforzarse. Y él, que quería ser como All Might, por supuesto, debía superarlo sin importar qué.
Lo había metido en una rivalidad sin siquiera consultárselo, y nunca lo haría, porque a pesar de ser los más destacados en todo, jamás se dirigían la palabra.
Pero se sentía derrotado. Él ya le había ganado más de una vez: aprendiendo a leer, llamando la atención sin siquiera intentarlo, siendo más inteligente que él, y ahora, despertando su don. Había perdido la primera batalla. De hecho, ni siquiera sabía si se le había dado la oportunidad de combatir, porque fue demasido rápido, y sin previo aviso.
Por su lado, simplemente odiaba llamar la atención. Hubo veces en las que la deseó, sí, pero ahora que la tenía, sólo le parecía molesta e irritante.
Y para su suerte, fue alejada de él cuando se escucharon pequeñas explosiones provinientes de un niño rubio.
Bakugou sonrió con ensueño, mientras los maestros y compañeros se reunían a su alrededor, tal cuál como había pasado con Midoriya minutos atrás, y sus manos desprendían chispas.
«Con que hoy era el día en el que Katsuki despertaba su don...» pensó desde su esquina, observando como todos alagaban y felicitaban al niño.
Las chispas fueron aumentando su tamaño poco a poco, conviertiéndose en explosiones reales a las que nadie les prestaba la atención necesaria como para notar que podían ser peligrosas.
Pero él sí lo hacía, meticulosa y detalladamente, porque tenía el presentimiento que se saldrían de control—ya que era algo bastante común—, y podrían lastimar a alguien, como le había pasado con su madre.
Por supuesto, no se equivocó, y antes de que una gran explosión detonara, sacó sus plumas y las manipuló para tomar a todos y cada uno de ellos, alejándolos del peligro en milisegundos.
Al ser movidos abruptamente, giraron la cabeza hacia los lados, buscando algún responsable, y cuando su mirada chocó con Izuku, él simplemente regresó sus plumas con él y bajó su aburrida mirada hacia su libro.
Nuevamente, la atención se dirigió a él, alagando que su quirk era increíble y que podía ser un gran héroe.
Casi le pareció hipócrita por su forma de medir el heroísmo en un simple quirk. En especial, de los maestros. De hecho, la gente medía el valor de una persona en sí por su quirk. Mientras mas fuerte fuera, entonce mayor era la posición social. Era genial y asombroso, sí, pero eso no era lo que se basaba un héroe. Aunque tampoco podía culparlos. Para empezar, la mayoría eran niños, y los adultos... Bueno, la sociedad y su educación simplemente los había obligado a pensar de esa manera.
Katsuki lo miró con fastidio, mientras las explosiones en sus manos se apagaban por sí solas.
Le había ganado. Otra vez.
«Yo ganaré la próxima» pensó, sus ojos ardiendo de determinación, ira y envidia.
Y aunque Izuku obviamente no había escuchado sus pensamientos, entendió las palabras que silenciosamente le dirigían sus ojos, y aceptó el reto, también en silencio.
(...)
Nota de la autora: acá el primer capítulo¡
digánme q les pareció🥵🥵
Y bueno, sé que deben pensar en por qué—aunque tampoco es q yo sé lo q piensan, pero por las dudas q se lo pregunten—no puse la primera vez que reinició su vida.
Y es porque, bueno, la primera como que contiene muchos datos importantes que se desarrollan más adelante (spoilers), así que si lo escribía acá, le quitaba emoción a la historia.
A parte de que no pegaba con la temática del capítulo, je😋
es medio cortito, ya séeee, pero de nuevo, lo que sigue no pega con la temática de este capítulo😭
les dejó una imagen q edité de cómo se vería Izuku en esta historia¿
sí, está un poco bastante demasiado mal editada (a parte de que siempre edito la misma imagen😭), pero bueno, es la segunda vez q hago algo como esto y es sólo para q tengan como una imagen mental, tienden.
Y sí también, el don que tiene es básicamente el mismo que el de Hawks, sólo que es más resistente (recuerden que el de Hawks es vulnerable al fuego) y tiene un detalle extra.
En esta historia Deku y Bakugou no son amigos, ya que, bueno, quién se haría amigo de la persona que lo maltrataba.
También que, su apariencia es distinta, porque, al activar el "reinicio" por primera vez, su cuerpo sufrió los cambios físicos, mientras que en el segundo reinicio, su apariecia vuelve a cambiar por despertar el segundo quirk.
Ah, y eso, casi me olvido, cambié al doctor pq no sé, no podía desarrollar la historia con el otro doctor😭😭😭 (capaz porque sé que trabaja para All For One y me daba cosita)
Otra cosa es que, no soy experta escribiendo cosas como los ataques de pánico, sólo lo describí en base a lo que yo conozco de ellos (lo mismo con la situación de autolesión en el prólogo), así que, si está mal, mis disculpas😖
bueno, eso es todo lo que tenía para decir (creo), así que me voy (si no me olvidé de nada, pq me falla un poco la memoria).
nos vemos en el próximo cap🤪
cambio y fuera🤑
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