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Capítulo 3

Frontera entre Tante y Magnolia, 1593

Anna se escondía entre los árboles, calculando cuánto tiempo tenía para correr y saltar el gran muro. No habían guardias por el momento, pero eso no quería decir qué no estuvieran al tanto de quién cruzaba.

Debía ser muy cautelosa, de no ser así tal vez podría ser llevaba al mayor castigo de Ellewebis por romper la máxima regla de la nación, cruzar el muro.

Para evitar morir sin haber salvado a su amigo debía cruzar. Y eso estaba segura de qué tenía qué pasar ese muro qué parecía ridículo pero dividía la parte rica de la pobre.

Su ropa estaba sucia, cómo si en lodo hubiera estado. Y sus cabello contenía muchas hojas secas qué hacían ver su cabello cómo un nido de pájaro. Pero ese era su disfraz para burlar a la guardia y pasar ese muro ilesa.

-Por el idiota.- susurro para si misma antes de salir corriendo al muro.

La oscuridad de la noche era una gran ventaja, pero el ruido qué sus pasos emitían no eran de mucha ayuda.

Toda la mañana había preparado todo el material necesario para poder cruzar ese muro.

Una cuerda con un anzuelo le ayudó a escalar el gran muro. Justo sentada enmedio del muro los pasos apresurados de los guardias se escuchaban.

-¡Un intruso!- esto la alarmó y desde el muro cayó sobre una rama. Su lado izquierdo del estómago dolía, pues una rama se había incrustado ahí.

A duras penas se levantó para salir corriendo a buscar un escondite.

Nadie en Tante sabía cómo lucía Magnolia. A pesar de la situación ella pensaba qué ese lado era mucho mejor qué de dónde estaba.

Se escabulló entre los árboles corriendo tan lejos hasta dónde sus piernas alcanzarán. Estaba exhausta, había perdido mucha sangre y con ella sus energías. Se sentó en la tierra y con todo el dolor de su alma empezaba a jalar el pedazo de rama incrustado en su estómago.

Esto no era parte del plan. Ella pensó.

Arrancó tela de su enorme suéter para amarrarlo con fuerza en su estómago para qué la sangre dejará de salir. Sin perder más tiempo retomó el camino corriendo a toda velocidad, ya no se escuchaba los pasos de los guardias, pero no podía quedarse a qué ellos la alcanzarán.

Volteo a ver si había algo sospechoso pero luego su cara impactó con la tierra. Por alguna extraña razón ya no pudo mover ni un músculo, su cabeza daba vueltas hasta marearla, y sus ojos sólo vieron la oscuridad.

***

El dolor qué sentía en su estómago era incomparable, al igual qué su cabeza. Abrió los ojos de golpe al recordar en la situación qué su mejor amigo podría estar pasando.

Su vista recorrió en todo el lugar en dónde se encontraba. Ella no recordaba haber entrado en alguna casa o algo por el estilo.

No había nadie en el lugar, aprovechó y de la cama se levantó, se arrepentia por haber hecho tal estupidez a gran velocidad. Levantó sus suéter encontrándose con una venda alrededor de su estómago.

Al abrir la ventana una mano hizo contacto con su hombro, no fue muy duro el golpe pero si fue suficiente para qué Anna se diera la vuelta para ver a la persona confundida.

-¿Acaso quieres morir por perder sangre? Y no estoy hablando de la sangre de la menstruación.- Anna no entendía el comportamiento de esa anciana qué ya hasta parecía su madre por los regaños.

-¡Ah! Duele, duele, duele.- se quejaba Anna cuándo la anciana la tomó del oído arrastrandola a la cama de nuevo.

-No te he dejado morir para qué tu te vayas así de la nada, tienes qué descansar.

Ninguna de las dos mujeres se conocían, a Anna no le daba buena espina. Bueno, a Anna nadie le da buena espina a primera vista.

-No me mires así, mocosa.- la anciana la regañó y Anna sin querer hizo un puchero, la debilidad de Anna eran las personas mayores, los niños y los animales, ahí incluido su mejor amigo. -Si te vuelves a levantar te encontraré. Te traeré la sopa.

Cuándo la anciana salió, Anna se mantuvo en su lugar. No quería poner a prueba a la anciana, qué después de todo la salvó de morir.

No tardó la puerta en volverse a abrir y dejar un delicioso aroma en el aire. El estómago de Anna se escuchaba rugir y eso sólo hizo qué la anciana se sintiera satisfecha de su trabajo en la comida.

-Ahora a comer, perdiste mucha sangre- con una cuchara alimentaba a la chica, cómo si de un niño se trataba. Anna nunca había recibido ese tipo de atención, aunque de alguna manera la hacía sentir bien y no le negaba cada cucharada de sopa qué la anciana le ponía en su boca. -Buena chica.- la anciana rió por el gesto qué Anna puso al escuchar cómo la anciana la trataba cómo un animal sólo en broma.

-¿Quién es...- antes de qué terminara la pregunta su boca fue llenada con sopa.

-Soy una anciana ¿Qué no ves?- a pesar de ser mayor el sarcasmo estaba intacto de su ser.

-¿Porqué hace esto?

-No te iba a dejar morir desangrada en medio del bosque.

Anna dejó a un lado los malos pensamientos qué tenía sobre la mujer y se dedicó a comer.

-Estás muy delgada, estos tres días sin comer te hicieron mal.- Anna empezó a toser la sopa al escuchar eso.

¡¿Tres dias?! Eso era suficiente para ella cómo para preocuparse de su amigo. Tenía qué hacer algo rápido.

-Necesito irme- la señora de un jalón la volvió a sentar en la cama.

-No puedes andar así en el pueblo, pero si tanto quieres salir me tendrás qué acompañar ¿Si?- pensándolo bien, Anna le favorecía quedarse con la señora. Tenía un techo, sólo estaría con ella hasta qué Anna encontrara a su amigo y luego se iría.

-Esta bien.- dijo entre dientes.

Caminaron en el mercado cerca de la casa, todo era diferente a Tante. Se sentía ese ambiente alegre qué los bailarines transmitían mediante la música y el baile. Frutas, verduras y carnes limpias y frescas. Personas conversando con otras alegremente.

Sus ánimos bajaron al recordar la última aventura con su amigo, si salvar a su amigo era la última cosa qué haría en su miserable vida ella quisiera recordar al viejo carnicero qué aunque odiaba a Christian y a Anna, tenía qué admitir qué fueron unas buenas personas con los niños del orfanato.

La señora parecía conocer a todas las mujeres porqué no importaba si estaban lejos, ella emprendian conversaciones desde lejos con gritos y casi eternas.

La curiosidad de la gente eran tanto así qué cuándo le preguntaban a la señora de quién era la chica, la anciana respondía con qué era su nieta. A la gente se le hacía muy raro qué la anciana nunca hubiera mencionado a su nieta.

-¡Una nueva noticia!- gritaban las personas mientras iban corriendo para enterarse de lo más reciente en la nación.

La anciana tomo el brazo de Anna arrastrandola al mural dónde solían poner las noticias.

-Leeme qué dice, mi vista ya no funciona bien.- la chica rodó los ojos y se dedico a ver las noticias del papel en el muro.

Se llevó una gran sorpresa al ver qué una imágen de un ladrón en un muro. No mostraba el rostro de la persona, pero no debía bajar la guardia y encontrar a su amigo rápido para regresar a su hogar.

-Emm, sobre...- no sabía qué excusa poner, la señora había sido buena con ella por lo qué se le hacía casi imposible mentir -Ya no habrá... ¡Maní!

-¿Maní?- Anna se dio un golpe mentalmente por haber dicho tal estupidez -Qué bueno, soy alérgica a eso.- ella suspiró aliviada y tomo a la anciana del brazo para llevarla lejos de ahí.

Se pararon enfrente de un puesto de frutas. El estómago de Anna rugia, aprovechó qué el dueño estaba distraído y tomo una manzana para esconderla debajo de su camisa.

-¡Auch!- exclamó al recibir un golpe em la cabeza por parte de la anciana llamando la atención del dueño -¿Porqué me pega?

-Pagaré dos manzanas.- dijo dándole el dinero al dueño quién la miraba confundido porqué sólo había tomado una manzana -Mi nieta ya se comió la otra, lo siento por las molestias.- hizo una leve reverencia, cosa qué Anna no hizo. La anciana tomó un mechón de pelo de Anna e hizo qué también hiciera una reverencia por respeto.

Cuándo estaban lo suficientemente lejos del puesto Anna empezó a devorar la manzana.

-Mocosa mal educada, si tenías hambre me lo hubieras dicho. Nunca deberías de robar cosas qué son el pan de cada día de otros.

Anna dejó de comer para verla a los ojos. Nunca nadie había hecho tal cosa por ella, estaba acostumbrada a robar para sobrevivir. Sin duda esa anciana se estaba convirtiendo en una parte muy importante para Anna.

La anciana dejó un rato a la chica para ir a platicar con otra señora, Anna se cruzo de brazos mientras pensaba en algún plan para salvar a su amigo.

Cansada se levantó, pero en su espalda un bulto cayó haciéndole perder el aquilibrio.

-¡Fíjate, idiota!

-Lo siento- el chico se levantó y le ofreció su mano para ayudarla pero ella sólo lo ignoro y se levantó. -Mil disculpas- hizo una reverencia para mostrar lo arrepentido qué estaba.

Ella empezó a caminar buscando a la anciana pero una voz hizo qué parara.

-Tu brazo esta sangrando- el chico se acercó y tomó su brazo para verlo mejor -Ven conmigo, mi padre es doctor...- Anna se soltó bruscamente de su agarre.

-Quítate acosador.

-¡Oye!- ambos giraron a ver a la anciana -¿Qué haces?- le preguntó fingiendo una sonrisa.

-Este idiota... ¡Ah!- su brazo se vio aruñado por la anciana.

-Vocabulario- volteo a ver al jóven -Disculpa, ella aún es una niña.

-No se preocupe, pero si quiere mi padre puede ayudar con su brazo.

-¡Claro! Ella ha estado muy enferma.

Anna no sabía porqué hacían gran alboroto, sólo era un pequeño raspon. La anciana la jalo hasta un pequeño negocio, el chico nunca se despegó de ella, pues se sentía culpable por la chica.

-Padre, ¿Puedes ayudarla? Por accidente me he caído y la empuje.

El otro señor no habló nada durante la curación, Anna era la única qué no sabia pero el señor era mudo. Ella lo miraba de mala manera porqué ni siquiera preguntaba si dolía o no.

Al final se encontraron con el chico en la salida, se disculpó por décima vez y las mujeres salieron del negocio.

-Estaba muy guapo ¿No?- la anciana miraba con picardía a la chica.

-Pero lo guapo no le quita lo estúpido.

-Tu mejor busca a un chico antes de qué quedes sola- Anna negaba sin importancia -O es qué... ¿Te gustan las chicas?

-¡Claro qué no!

-Yo sólo decía- la anciana se burló de la chica a lo qué Anna sólo rodó los ojos.

Era tan impresionante cómo esas dos mujeres se llevaban bien a pesar de no saber ni siquiera sus nombres.

Capítulo dedicado a todas las Arely❤ gracias por su apoyo😊

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