Capitulo 19
Magnolia, 1593
-A-anna...
-¿Si?- Arely lo volteó a ver, esperando por una respuesta.
-C-creo que... q-que...
-¡Habla de una buena vez, chico!- dijo la anciana, desesperada.
-Hay... hay otra Anna allá.- con su dedo índice, señaló entre la multitud de personas a una chica, quien era idéntica a Arely. Su vestimenta parecía ser de la realeza, montaba a caballo, y alrededor de ella habían muchos guardias cuidando de ella.
El rostro de confusión de Arely se tornó a sorpresa, mientras sentía sus manos temblar de los nervios. Cada vez que aquella chica se acercaba cada vez más a ellos, Arely retrocedía, escondiéndose detrás de la anciana.
Las personas le abrieron paso, y los murmullos se hacían presente en la zona. Christian no podía quitar la vista en aquella chica montada en aquel caballo, quien al percatarse de su presencia paró justo en frente de él, y le vio seriamente.
-¿Te gusto, o qué?- esa pregunta inesperada, y un poco directa, le dejó boquiabierto, no sabía qué decir.
-Discúlpelo, señorita. Aveces tiende a ser muy curioso con la gente.- habló la anciana al ver que el chico ni decía nada.
-Parece que su vestimenta no es lo único raro en él.- dijo la chica, viendo a Christian de pies a cabeza -¿De quién eres hijo?- preguntó, refiriéndose al chico.
-Yo...
-Es mi nieto. Mi hijo es el doctor más codiciado de Magnolia, señorita.- habló una vez más la anciana.
La chica suspiró frustrada, y le vio con repugnancia a la anciana.
-Señora, ya es hora de que deje que su nieto crezca y se defienda por si solo.- apartó la vista para posarla al frente, riéndose irónicamente -Tal vez él debería ir a la guardia real, como todos los chicos en Tante.
Arely y la anciana temblaron al escuchar esas palabras; la chica al ver eso se echó a reír, como si hubieran contado un chiste.
-Veo que no entienden las bromas, como sea.- en parte eso hizo que la anciana se calmara un poco, pero Arely seguía con aquel miedo de que algún día se dieran cuenta de que Christian se había escapado, y que había cometido un acto del cual se le podía cobrar con su vida. -Tu nombre.- dijo, viendo fijamente a Christian.
-¿Eh?
-¿Cuál es tu nombre?- preguntó, enfatizando cada palabra lentamente.
-Oh, yo... y-yo soy... John.
-¿John? Bueno,- la chica sonrió de lado -te veré en otro momento.- dicho esto, siguió con su trayecto, con los guardias siguiéndole por detrás.
Cuando estaba fuera de vista, Christian pudo soltar todo el aire contenido. En cierta manera, esa chica le recordó a Anna. Directa, carácter fuerte, no le importaba lo que los demás dijeran, tantas cualidades idéntica a su mejor amiga. Sin embargo, volteó a ver a Arely, y no podía dar una respuesta del porqué eso parecía haber cambiado de la noche a la mañana. Se pregunta qué cosa terrible le pudo haber pasado mientras él estaba en la guardia para que Anna hubiera cambiado casi por completo.
-¿Quién es ella?- le preguntó Arely a la anciana.
-No lo sé, pero tengo que averiguarlo.- la anciana empezó a caminar lejos de ellos, hasta desaparecer entre las personas.
-Vaya que ella es rápida.- dijo Arely riéndose al ver que la anciana había desaparecido en cuestión de segundos, volteó a ver a Christian, y su sonrisa se esfumó tan rápido como había llegado -¿Qué pasa?- se mostró preocupada al ver la expresión seria del contrario.
-Ella... se parecía a ti.
-¿Por qué hablas en pasado?- Christian empezó a jugar con sus dedos, nervioso.
-Mismo rostro, y si estuviéramos en Tante tal vez podría ser la misma personalidad, pero has cambiado.
Las piernas de Arely parecían gelatina, y su mente estaba tan ocupada en pensar en alguna buena excusa para darle a Christian.
-¿Sabes? Creo que me he vuelto loco. Olvida lo que dije.- en su rostro se encontraba una sonrisa, parecía tan sincera que Arely nunca se hubiera imaginado que era falsa. -¿Deberíamos conseguir carne o verduras para la cena? Ella me dio un poco de dinero para comprar algo de comer.- se refirió a la anciana.
-Eh... creo que verduras.
-Vamos.- le invitó a Arely a que le siguiera para ir al mercado a conseguir lo ya mencionado, y ella no se negó en absoluto.
***
Un silencio incómodo yacía en la mesa, donde Arely, Christian, y la anciana se encontraban comiendo las verduras que habían.
-En el mercado se está hablando mucho de esa chica de la tarde.- empezó a hablar la anciana para romper el silencio. -No es de aquí. Según los rumores, viene para hacer un acuerdo con la reina, así el ejército de su padre y el de Ellewebis se unan para futuros conflictos que se presenten.
-¿Quién es el padre de la chica?- preguntó curioso Christian.
-Creo que es el rey Clark. Gobierna la nación de Titania.
Christian asintió sin más que decir, y todos acabaron de comer en silencio.
Cuando la anciana ya dormía, Arely se dispuso a ir a la habitación de Christian, y le sorprendió encontrarlo aún despierto. Se acercó a él, hasta sentarse a su lado en la cama.
-¿No puedes dormir?- el contrario negó en respuesta -¿Hay algo que te preocupe?- Christian volvió a negar -¿Entonces por qué no duermes?
-Sólo no tengo sueño.- a primera vista se podía notar que él se encontraba triste y raro, no era común en él verse de esa manera. -¿Por qué has venido tan tarde aquí?
-Quería que nadie nos escuchara.- Christian le vio, esperando a que continuara -Hay que mantenerse lo más lejos posible de cualquier persona que tenga acceso al palacio. Podrían darse cuenta de que has escapado.
-Lo sé, no tengo planes de ser descubierto y que me maten antes de ver una vez más a mi abuela.- respondió tan frío como el hielo, ninguna emoción se mostraba en su rostro. Arely supuso que él tal vez quería estar solo, y a ella no le apetecía molestar.
-Bueno... que descanses.- dijo por último Arely antes de salir de la habitación.
Él jamás había tratado de una manera tan indiferentemente a Anna, y se sentía mal por eso. Pero era la única forma de separarse, al menos por esa noche, de Anna.
Christian suspiró calmado, se levantó de su cama para ir a la puerta y cerrarla con llave. Se alejó de esta, se dirigió a la ventana. La abrió, y una brisa fresca entró a la habitación, logrando refrescar. Su salida de la casa no fue tan difícil como esperaba, pues no había hecho demasiado ruido como para que otros se enteraran, y porque ahora estaba fuera de la casa sin ninguna extremidad lesionada.
Dejó la ventana medio abierta para que a su regreso no tenga que entrar por la puerta principal. Se escabulló cautelosamente, y luego de salir de un radar donde no podía ser visto por Anna o por la anciana, empezó a caminar con normalidad. Buscando aquella fuente de agua, la cual no tardó en encontrar. Al llegar, empezó a ver a sus alrededores, matando el tiempo.
*Flashback*
-Anna.- la ya mencionada le volteó a ver -¿Puedo ir a ver a los músicos?
-¿Músicos? ¿Dónde?
-No están muy lejos, ¿puedo ir? Juro que regresaré pronto.
-Está bien. No te alejes mucho. Compraré esto e iré a buscarte ¿si?- Christian asintió feliz, y se fue casi saltando de la emoción hasta donde provenía la música.
Eran tres hombres con instrumentos, tocando melodías de las cuales la gente estaba disfrutando. Habían hecho un pequeño círculo, para que así parejas bailaran en el centro de este. Los que estaban viendo, apoyaban con aplausos.
De un momento a otro, una chica invito al centro a Christian, quien se negó nerviosamente, la chica se acercó, y lo tomó de su muñeca para jalarlo al centro. No pasó mucho tiempo cuando Christian, con pasos un poco torpes, empezó a bailar, sintiendo la música recorrer por todo su cuerpo. No se podía encontrar más feliz en ese momento.
Para cuando la canción terminó, la chica se despidió, y cuando Christian estaba por salir del centro, su muñeca se vio aprisionada por una fuerte mano que le obligó a volver al centro.
-A-anna...
-¿Acaso ya me olvidaste tan fácilmente? Tu amiga y tu abuela estaban muriendo del miedo cuando mencioné lo de la guardia real, pero parece que tú ya lo olvidaste.- dijo riendo, mientras daban vagos pasos de baile.
-Tengo que irme...- Christian ya estaba demasiado incómodo con la presencia de aquella chica, quien ahora usaba una capa que le cubría la mayor parte de cuerpo y rostro. Se deshizo del agarre de la chica, dispuesto a irse, pero la voz de aquella le hizo detener.
-Sé que no eres de aquí. Eso es más que seguro.
Christian se quedó helado ante esa confesión. La música era demasiado fuerte como para que los demás hubieran escuchado, aún así, temía pues aquella chica sabía su secreto.
-Anna, está buscando a ese hombre ¿verdad? Yo sé en dónde está...
-¿Dónde?- regresó a ella, esperando por una respuesta.
-A la media noche, en la fuente. No faltes... y ni una palabra de esto a nadie ¿si?
*Fin del Flashback*
La curiosidad, debido a un cierto ruido entre los árboles, hizo que Christian caminara hacía donde provenía ese extraño ruido. Se adentró por el bosque, el cual por el día era el lugar más hermoso y pacifico del mundo, pero por la noche llegaba a ser tan aterrador como una pesadilla.
No muy lejos divisó una silueta familiar, y no dudó en acercarse.
-Has venido.
Él no pronunció ni una palabra, y se quedó detrás de ella, quien le daba la espalda.
-Te preguntarás qué haces aquí, y solo.
-Sólo quiero saber dónde está ese hombre.
-Qué inteligente.- ella se volteó para verle a los ojos, aunque la luz era escasa -Yo te puedo llevar hasta él si deseas.
-Por favor.- dijo, suplicando con la mirada.
-Para que puedas acercarte a él es si estás en la guardia real.- Christian estaba a punto de dar una respuesta negativa, pero ella siguió hablando -Si no quieres ir ahí, no tienes que hacerlo.
-Pero entonces, ¿cómo me acerco a él?
Ella se acercó peligrosamente a él, dejando apenas centímetros entre ellos, se paró de puntillas para poder alcanzar el oído de Christian y susurrar.
-Quiero que seas mi caballero real.
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