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Capítulo 16

Los murmullos ya eran algo normal en aquella sala, donde las personas criticaban a los superiores, el acusado simplemente esperaba la hora de su muerte, y la reina sólo quería respuestas al repentino cambio en su hija.

-El acusado aquí presente, esta siendo juzgado injustamente, en mi humilde opinión. Creo que nadie de los de aquí le dimos la oportunidad de dar a conocer qué fue lo que el hizo o vio aquel día que una persona murió a causa de la delincuencia, es por eso que decidí hablar con él personalmente para que ustedes puedan tomar la decisión.

-Humilde, ja.- susurró el encargado de la corte con sarcasmo en sus palabras. Anna giró a verle inexpresiva, pues ese hombre había hablado a propósito  para que ella lo escuchara.

-¿Tiene algo que quiera decir, o sólo está divagando?- el contrario se tragó todas las palabras en su boca, pues él aún quería seguir viviendo.

-¿Uh? No, princesa. Disculpe por interrumpir.

-Como decía,- aclaró su garganta -se le esta acusando injustamente. Y ahora, enfrente de la reina, quiero que sean ustedes como poblanos de Ellewebis, quienes tomen por primera vez un veredicto en esta corte. Si alguien esta en desacuerdo, por favor, levantense.

Ante esta orden, la mitad de las personas presentes se pararon, esperando por que la princesa continuara.

-Ahora, quiero que se pregunten a ustedes mismos, ¿en realidad son parte de Ellewebis? Porque si su respuesta es no,- señaló a la puerta principal -creo que esa salida es suficientemente grande para que salgan ¿no?

John rió por lo bajo, se imaginaba lo mucho que Anna debía estar guardandose las groserías.

-¡Esto es injusto!- se quejó una señora.

-¿Por qué lo es?- preguntó Anna frunciendo el entrecejo.

-Hay jurados aquí especializados para tomar decisiones, el hecho que no queramos hacerlo nosotros no nos hace menos parte de la nación.

-Yo no creo que la inteligencia se mida por el nivel de estudio que usted tiene, o dígame, ¿usted se siente menos especializada para tomar una decisión aquí?- la contraria no dijo nada -Tanto ellos como usted puede tomar una decisión aquí.

-¿Y qué con las pruebas? Nosotros no podemos hablar sobre.- interfirió otro hombre.

-¿Pruebas?- rió irónicamente -¿Eso es lo que les preocupa?- la mayoría asintió -Está bien.- caminó hasta el jurado inexpresiva -¿Puedo ver la evidencia que tengan?- pidió amablemente.

Los jurados se vieron unos a otros, para al final voltear a ver a la reina, quien los ignoró por completo.

-L-la evidencia ya se dio a c-conocer.- habló un señor alto con sumo nerviosismo.

-Bueno, díganme si no veo entonces, pero ni yo, ni nadie más en esta sala ha visto esa evidencia. Si la dieron a conocer, pero ¿esa evidencia existe?- parecía que Anna estaba hablando sola, pues nadie respondió. -¿Alguno de ustedes aunque sea saben cómo se llama el acusado?- el silencio siguió en pie, cosa que le hizo girar a las personas de nuevo -¿Es este el tipo de jurado que quieren para tomar veredictos, un jurado que no tiene pruebas sólidas y concretas para acusar a una persona? ¿Qué rumbo tomará la nación por personas que dicen ser especializados pero ni siquiera saben de qué se trata su trabajo?

Y ahí fue cuando un tercio de las personas paradas volvieron a tomar asiento.

-Este no es un debate sobre quién deba tomar decisiones, este es un caso  en proceso, y si no quieren ser parte de ello, les invito a dejar la sala.- Anna vio atentamente cuando tan sólo cinco personas salían de la sala, mientras que las demás volvieron a sus asientos. -Encargado de la corte, ¿podría volver a repetirnos de los cargos para el acusado?

-Seguro.- dijo cansado.

-Pero...- lo paró antes de que hablara -No use ese tono para persuadir a los demás de lo que usted piensa que esta bien.

El contrario trató de no darle una mirada asesina, pues esa chica lo estaba sacando de sus casillas por completo.

Aclaró su voz, y sin voltear a ver a Anna, empezó por redactar los hechos y los cargos del acusado a los que Anna había traído como jurado. Los tres escuchaban atentamente, mientras sus mentes pensaban, y en sus hombros caía la presión por tomar una decisión correcta, tanto para el acusado como para la nación.

Al terminar, el encargado guardó silencio para que Anna siguiera dirigiendo el caso.

-Un caso llevado a esta corte con un nivel de gravedad gigante,- empezó a contar con sus dedos -sin una investigación previa, sin evidencia o testigos que certifique lo que se cree. Tomando todo esto en cuenta, es por eso que los he traído a ustedes hasta aquí, para tomar una decisión justa. Y no es que yo esté defendiendo al acusado, yo sólo quiero que la que algún día será mi nación sea justa para todos los que formamos parte de ella.

John se levantó de su asiento, y empezó a aplaudir ante las palabras de Anna con una sonrisa orgullosa. Los demás no tardaron en repetir la acción de este, pues Anna estaba logrando quitarles la venda de los ojos que las personas de Magnolia traían desde hace muchos años.

La sangre de la reina hirvió, a un punto donde ni ella misma se controló, y terminó por darle un golpe con su puño a su silla, haciendo que todos callaran de la sorpresa. Ella al darse cuenta de lo que acababa de hacer, su expresión furiosa cambió a una expresión de felicidad falsa tan rápidamente que le dio un escalofrío a Anna por el cambio de humor de esa mujer.

-Creo que estamos gastando mucho tiempo en discusiones y cosas innecesarias aquí.- fingió amabilidad -Que tal si dejamos que nuestro nuevo sistema tome el veredicto.

Todos se volvieron a sentar, esta vez ansiosos por la decisión final.

Pero a pesar de que Anna había hablado con lógica, algunos de los presentes no se les quitaba la idea de que ese hombre simplemente debería ser castigado por lo que hizo.

-¿Algo más que quiera agregar el acusado?- el ya mencionado negó cabizbajo. Anna asintió antes de volver a hablar -Empezaremos con usted, señora Elena.- la ya mencionada volteó a ver a Anna, en su mente sólo pensaba que esa princesa estaba ahí por una sola razón, y esa era terminar con las cosas malas que la reina había construido con el paso de los años. -Tenga en mente que lo que usted elija será su última palabra, y no habrá vuelta atrás.

Ella volteó a ver al acusado, quien tal vez podía parecer que no le importaba ya lo que harían con él, pero más allá de su mirada había un pequeño rayo de luz que le daba esperanza a él mismo.

-Tomaré esta decisión no sólo porque creo que es la indicada, también es porque una persona que conozco vio lo sucedido, e incluso me contó como en realidad fueron las cosas.

Los presentes vieron de mala manera al jurado de la reina, pues lo que básicamente estaba diciendo esa anciana era que si había un testigo que vio todo, y el jurado no se tomó el tiempo para buscarlo.

-¿Puede dar a conocer su decisión?- preguntó el encargado de la corte cansado, a lo que Anna rodó los ojos disimuladamente.

-Yo creo que deberíamos de vernos nosotros mismos en el espejo antes de criticar a los demás...- la anciana acomodó su vestido antes de volver a hablar con la frente en alto -Ese hombre de ahí es inocente, que me pique una serpiente venenosa si estoy equivocada.

El acusado no pudo evitar dejar salir una lágrima, la cual rápidamente la limpió a como pudo. Pues jamás olvidaría el esfuerzo que estaba haciendo la princesa por hacerle saber la verdad a los demás.

Nunca olvidaré lo que hizo esa chica, aunque al final sea en vano, pensó el acusado.

-Continuo con usted, señor Francisco.- este al escucharla se hecho a reír a carcajadas, confundiendo a las personas, excepto a Anna. -¿Podría contar el chiste en voz alta para que nos podamos reír todos?- preguntó completamente seria.

-Con todo respeto, ¿usted piensa que ese hombre será declarado inocente luego de lo que hizo?- arqueo una ceja.

-En primer lugar, yo no estoy declarando a una persona inocente o culpable, estoy dejando completamente en claro que la población decidirá el veredicto. Y en segundo lugar, debería dejar de ser tan inmaduro en este tipo de situaciones donde sólo las personas ignorantes se atreven a reírse.

-Es culpable. ¿Ya me puedo retirar?

-Si no le importa esto, claro que se puede ir.- todos vieron como el hombre se esfumaba, sintiéndose humillado por lo que acababa de pasar.

Anna soltó un suspiro, e hizo puños sus manos sudorosas debido al nerviosismo de la situación. Porque ella quería mostrar la inocencia de aquel hombre, y aún tenía la esperanza de que eso sería así.

-¿Ya ha pensado en su decisión, señor Fredy?- ambos se vieron por unos instantes, antes de que él volteara a ver a su alrededor, como si estuviera perdido. Al final dejó un leve asentimiento de cabeza, y todos callaron para escucharlo.

Pero pasaban los segundos y él seguía callado, mientras veía a un punto fijo en el suelo.

Vamos, abuelo carnicero. Sea justo, pensaba Anna, mientras movía sus dedos de un lado a otro para calmar su angustia.

Parecía que ya había pasado una hora desde que él no hablaba, y la gente se empezaba a desesperar. Justo cuando el encargado de la corte estaba por hablar, se vio interrumpido por el carnicero.

-Es inocente.

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