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Capítulo 51

VIOLETA

Seth tenía pulso y al poco tiempo volvió a respirar, de forma calmada, pero sus ojos seguían cerrados como si estuviera durmiendo.

Eso alivió cada parte de mi ser.

Sin embargo, el hecho de que no despertara aún nos preocupó a todos por lo que lo llevamos a enfermería, una vez ahí, su papá lo revisó completamente comprobando si podíamos estar tranquilos o no.

Nosotros tenemos que esperar afuera.

— Tenemos que ir por Iria y Oliver.

Apenas dije eso, Caleb salió corriendo rumbo a lo que creo son los calabozos los cuales no se porque necesitaban, ya que todo aquí parece ser una utopía de la más moderna que existe.

Supongo que tenían sus propios límites al igual que mi ciudad, yo vivía en una jaula de oro y ellos en una titanio.

Corrimos por los pasillos hasta una puerta que Caleb abrió de una patada, la derribó como si no fuese nada y luego siguió su camino en profundo silencio, nosotras lo seguimos.

Tuvimos que bajar unas escaleras en forma de caracol, desde esta parte de las instalaciones las paredes dejaban de tener color, hasta tenían musgo, se nota que este lugar no lo limpiaban y mucho menos cuidaban.

Era una pocilga donde creo haber visto un par de ratas, genial, los primeros animales que veo son ratas.

Cuando llegamos al final de las escaleras ví como Caleb tomó una farola de un estante, y la encendió con un fósforo, íbamos a adentrarnos en ese oscuro pasillo que parece ser sacado de una película de terror.

Barrotes y piedra, si que parece un calabozo antiguo.

En eso un sonido nos alerta, eran pasos acercándose aquí, los tres esperamos a que lo que sea que se esté acercando saliera de las sombras.

Y me alegré mucho al ver a la señora Mónica con mis dos mejores amigos a su costado.

— ¡Iria! — Corrí a ver a mi amiga a la cual abracé con fuerza — No sabes lo feliz que estoy de verte.

— Yo también — Me devuelve el abrazo — Me alegra verte.

— Sabía cielo que apenas salieras querrías ver a tus amigos — Sonríe la señora Mónica — Tantas cosas han pasado, necesitarías a tus amigos.

— Pero al parecer solo quiere a la mejor amiga — Se cruza de brazos Oliver, ofendido — A mí me puede partir un rayo y ella estaría igual, tranquila.

— Si supieras lo que casi me pasa por querer salvarlos a ustedes dos... — Solté un fuerte suspiro — Ven aquí, te extrañé ricitos.

Abracé a Oliver con fuerza, después le agradecí a la señora Mónica por sacarlos.

Todo parece andar bien, algo que me calma.

— Oh cierto, alguien más fue traído aquí — Voltea a ver atrás, quien sea que sea estaba escondido en la oscuridad — ¡Sal de ahí que no somos caníbales!.

Sus pasos acercándose era lo que escuchábamos hasta que salió a la luz, pude reconocer inmediatamente quien era, y saberlo solo hizo que me dieran ganas de romperle la cara.

Axel, hubiese sido mejor que te quedaras en la ciudad.

— Hola Vi...

Mi puño terminó accidentalmente sobre su rostro, haciéndolo caer con la nariz rota, todos me miraban asombrados pero no él, sabe muy bien porque lo estoy golpeando y porque quiero asesinarlo en este mismo instante.

— Violeta... — Se agarró la nariz, mientras retrocedía — Juro que estoy arrepentido, yo no quería golpearte, además tú me provocabas, no puedes culparme.

— ¡¿Era él?! — Grita Mía, enfadada — Oh maldito bastardo te mataré.

— Mía — Oigo a la señora Mónica, deteniendo a su hija, adoptando esta vez un tono más serio — Ese es el deber de Violeta, ella se encargará.

Siento muchas ganas de romperle las costillas, la sangre que corre por su nariz no me satisface menos después de las sandeces que acaba de soltar.

Sin embargo yo no le daría ni la mitad de lo que se merece, pero sé quién si.

— De hecho, no podría hacerlo — Solté un fuerte suspiro, mientras miraba mal a Axel — Pero conozco a alguien que te trataría mejor que yo.

Seth.

No me considero una persona que ame ver a la gente sufrir, pero es imposible someterse a la rabia que se siente cuando te pasan por encima y encima no te piden perdón como se debe.

Yo por lo menos lo hubiese perdonado si su disculpa no hubiera sido muy barata además con muy poco arrepentimiento.

Caleb levantó con fuerza al escarabajo, puso sus manos detrás de su espalda para que no intente escapar y lo subió.

Nosotros íbamos detrás

— Ponlo al lado de la pelirroja loca — Menciona Mía, algo que me hace voltear a verla confundida — Oh cierto, tu amiga también está aquí y es una desquiciada.

— ¿Lydia? — Asiente mientras sube las escaleras — ¿Qué ha hecho?.

— Nos daba comida mientras nos tenían encerrados, decía algo que va a tener a alguien como nosotros y que seríamos familia — Rueda los ojos, enojada  — Supongo que les debe una explicación.

— Jamás imaginé que Lydia sería así...

Será mejor que no la vuelva a ver, o por lo menos no ahora ya que estoy segura que la destrozaría y a decir verdad voy a centrarme más en lo que me van a decir de Seth.

En el camino, le contamos a la señora Mónica sobre el estado de Seth, ella se ve muy preocupada por el mayor de sus hijos por lo que fue directamente a ver como se encontraba, entró junto al señor Henry mientras nosotros esperamos afuera.

— La ciudad ya no existe — Le avisé a Iria y Oliver, quienes me voltearon a ver sorprendidos — Me trajeron aquí en helicóptero, ví todo, lo que conocíamos ahora son cenizas.

— Mis padres... — Murmura apenada Iria, la abracé, ella rompió en llanto — Están muertos.

— Igual los míos — Susurré, ambas compartimos el llanto por la pérdida de nuestros seres queridos — Lo lamento, no pude hacer nada, ese loco los capturó solo para tenerme a mi.

Oliver se sumó al abrazo, pero sin llorar, él no parecía muy afectado algo que me sorprendió y ahora que lo recuerdo nunca lo he escuchado decir nada sobre su familia, siempre hablaba de él, omitía todo referente a sus progenitores.

Después de lo vivido, sospecho de todos, sin embargo al ver su rostro supe que había algo que guardaba.

— ¿Oliver?...

— No era feliz con ellos — Suelta sin más — Peleaban a diario, se golpeaban entre si, mi casa era una pesadilla para mí — Baja la mirada — Pero aún así no me siento bien por su muerte, hubiese querido verlos cambiar, preocuparse por mi, o algo.

— Te entiendo — Sonreí de lado — No siempre la familia que nos toca biológicamente es la que se queda con nosotros, a veces nuestros amigos se vuelven más familia que la que debería ser, no tienes que excusar, si no quieres llorar simplemente no lo hagas.

— Gracias, pero lamento mucho lo que les pasa.

— Estaremos bien — Sonreí de lado, Iria seguía llorando — No estamos solas, volveremos a iniciar y haremos que nuestras vidas valgan la pena, es lo que nuestros padres hubiesen querido.

Iria no dice nada, solo llora, todos nos acercamos a ella y le dimos un abrazo grupal, ella sonrió un poco al ver que casi nos caemos por tratar de darle un poco de consuelo en este momento.

Pero sé que ella es más fuerte que yo, saldrá adelante, solo necesita deshahogarlo un poco.

— ¿Tratan de calentarse o qué? — Todos volteamos a ver a Caleb, quien nos mira confundidos — Parecen pingüinos.

— Se llama consuelo sabelotodo — Rueda los ojos Mía, quien se acerca a su hermano y le tira un zape — Eres un insensible, Iria está pasando por un mal momento y tú vienes con eso de que parecemos pingüinos.

Él solo se la queda mirando, ella lentamente trata de secarse las lágrimas y dedicarle una sonrisa, este inesperadamente se acerca y la abraza, algo que no me lo esperaba.

Pensé que iba a darle algunas palabras, ya que esa parece ser la especialidad de Caleb, pero decidió abrazarla.

¡Abrazarla!.

Caleb es muy cuidadoso con casi todo lo que toca, no se arriesgaría a tocar algo que pudiera parecerle asqueroso y a decir verdad mi amiga acaba de salir de un calabozo así que no se ve bien, de hecho ninguno de los que estamos aquí nos vemos bien.

Pero parece no importarle.

— ¿Estás pensando lo mismo que yo? — Susurra Mía, yo asentí levemente — Creo que tendré que darle algunos consejos amorosos a mis dos hermanos, lastimosamente, no soy la protagonista de la historia de amor.

— Pues... — Volteó a ver a Oliver, quien miraba enternecido el abrazo de Caleb y Iria — Está Oliver, por si te interesa.

— ¿Yo qué?.

— Después de darnos un baño, y me vea mejor que ahora, voy a considerarlo — Susurra a mi oído, Oliver nos queda viendo con una ceja alzada — Tranquilo, solo me dice que si tengo acondicionador.

— Voy a extrañar mi acondicionador con aloe vera y eucalipto — Suspira pesadamente, mirando el suelo — Me serviría mucho para salvar un poco mi cabello.

— ¡¿Usas ese acondicionador?!.

— Claro, deja el cabello brilloso y sedoso además de que lo cuida de cualquier daño. ¿Tienes?.

— ¡Por supuesto!.

Quizá estoy desperdiciando cierto don que tengo en juntar a la gente, si esto llega a funcionar voy a poner mi propia agencia, hasta me pondría las alitas de cupido y todo.

Sería muy divertido.

En eso el señor Henry sale con Seth aún en brazos, seguía inconsciente, todos nos acercamos y nos pusimos alrededor del señor esperando respuestas.

— Estará bien, despertará y volverá a ser el mismo amargado de antes.

Salté de alegría al escuchar eso, quizá era un amargado pero era MI amargado, algo que molesta pero a la vez que no cambiaría por nada y a decir verdad creo que le sucede lo mismo conmigo.

Me acerqué a su rostro y deposité un beso en su frente.

— Estaré esperándote aquí.

Se acerca el gran final... :")

3...

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