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Capítulo 50

VIOLETA

Seth parece estar desorientado y adolorido, mi preocupación empieza a aumentar cuando veo que grita de dolor tocándose el brazo el cual se ve terrible.

Las venas que estaban alrededor de donde fue aplicada la inyección se han tornado negras.

Esa no es una buena señal.

— ¡¿Qué era eso?! — Grita el señor Henry tomandandolo de la camisa a Jhon, quién parece estar feliz con la situación — Más te vale hablar o cortarte el miembro no será lo peor que te sucederá.

— ¡Puedes hasta matarme si quieres! — Sonríe como desquiciado, para nada arrepentido — Pero tu hijo se irá conmigo, directo al infierno.

Escuchar eso no me hizo para nada sentir mejor, con desesperación empecé a buscar aquella aguja para ver si podría ser de ayuda, el papá de Seth le gritaba a Jhon de fondo algo que me no me ayudaba, ponía mis nervios de punta.

No puedo perderlo, no ahora que todo parecía ir bien.

Quiero una vida junto a él, ya creí perderlo una vez, no dejaré que esto se lo lleve.

Cuando encontré la aguja vi que aún contenía algo del contenido por lo que con rapidez fui hasta Caleb para que identifique de alguna manera aquella cosa que le habían inyectado a Seth.

— ¿Esta es la aguja?.

Asentí, Caleb la tomó y observó aquel líquido grisáceo cerca de una luz, puso una gota en una bombilla y la observó con detenimiento.

Un gran grito por parte de Seth hizo que dejara de observar a Caleb y pusiera mi atención en él, tomé su rostro entre mis manos en hice que me mirara.

No pienso perderte Seth

— Vamos Seth, lucha — Lo animé, su nariz empezó a sangrar, algo que despertó con más intensidad mi preocupación — Todo estará bien, estaremos bien, saldremos de aquí y formaremos una vida.

— Nn-o, carajo — Se queja una vez más, su respiración parece estar agitándose — No quiero morir, no ahora.

— No lo harás, estaremos juntos.

— Violeta yo...

Por su tono de voz supe que quería despedirse, negué con la cabeza soltando muchas lágrimas, puse mis manos alrededor de mis orejas evitando escuchar esas palabras.

No voy a aceptar su despedida, me niego.

El papá de Seth buscaba entre todos los estantes algo, mientras que Mía supervisa aquel loco que juro que asesinaré.

— Violeta, escúchame...

— ¡No pienso hacerlo! — Le grité con fuerza, lo miré de vuelta con determinación. No acepto este final — Saldremos juntos de aquí, tengo mucho que contarte, nos falta mucho por vivir.

— No lo...

— ¡Basta! — Negué con la cabeza de nuevo, mi llanto es intenso, las lágrimas salen y salen sin descanso — Si te atreves a dejarme sola en esto, juro que te odiaré el resto de mi vida, ¿Es eso lo que quieres?, ¿Ganarte mi odio?.

— No.

— Entonces no te rindas, sigue aquí conmigo y juro quedarme contigo por toda la eternidad.

— ¿Lo juras?.

— Lo juro, y está vez por mi vida.

Esta vez no fue necesario un pacto de sangre, esto era incluso más poderoso que eso, estas palabras salían del corazón y si alguna vez yo quisiera romper este juramento rompería lo más sagrado que existe y mi condena sería una vida en completa soledad.

Nadie volvería a amarme, estaría sola.

— ¡Ya se lo que es! — Anuncia Caleb, haciendo que todos volteemos a verlo — Es lo que usamos para salvar a Violeta, el T-99.

— ¿Por qué algo que me salvó lo mata a él?.

— Te lo explicaré después, ahora no hay tiempo.

Corre hasta la mesa y vacía el líquido en un recipiente, su papá saca una hoja de un portafolio y se la da a Caleb quién la lee con detenimiento para luego asentir.

— Violeta, te necesitamos aquí.

— Pero... Seth.

No quiero que esté solo, me da miedo soltarlo y que al darme la vuelta lo encuentre sin vida.

Ya pensé que estaba muerto una vez, no quiero esa sensación de que lo he perdido de nuevo.

— Yo estaré con él — Se acerca el señor Henry, mientras le hace un torniquete en el brazo a Seth — Ve.

Le di un vistazo a Seth quién parecía retener muchos gritos y maldiciones. Corrí hasta donde estaba Caleb y lo encontre sacando muchas cosas de laboratorio, demasiadas.

— ¿En qué te ayudo?.

— Necesito de tu sangre, por lo que ha escrito Jhon en este documento — Me lo entrega, empecé a darle una lectura rápida pero nada de esto parece estar escrito a mi idioma o por lo menos no conozco la mayoría de palabras — Tu cuerpo ha desarrollado un anticuerpo de inmortalidad, dime, ¿Cuántas veces te has resfriado en tu vida?.

— Pues...

Traté de recordar algo, alguna gripe, fiebre o algo pero anda venía a mi mente, no porque el momento no me deje pensar con claridad sino porque realmente no recuerdo ni una, al parecer después de que presenté esa fiebre severa yo...

No me he enfermado.

— No me ha pasado después de que casi me he muerto.

— Bueno, literalmente te moriste, pero ese anticuerpo te salvó la vida, desde entonces no has desarrollado nada ni siquiera un resfriado debido a lo que ahora corre por tu sangre — Me explica buscando desesperadamente algo entre las gavetas — Por eso sí lo combino con el T-99 quizá desarrolle la vacuna que contrarreste sus efectos, pero debe ser rápido.

— ¿Podría matarlo?.

— Si, pero solo si llega a infectar su corazón de manera directa, de ser así, ya no habrá nada que lo salve, su corazón empezaría a bombear sangre contaminada y se esparciría por todo el cuerpo, no podríamos hacer nada.

— Entonces toma de mi sangre, no me importa — Dije mirándolo, pero él seguía buscando algo — ¡¿Qué es lo que estás buscando?!.

— Una aguja para sacarte sangre, pero solo hay para inyectar no encuentro para...

No tenemos tiempo para eso.

Tomé el bisturí y corté mi mano, mi sangre empezó a salir sin cesar, no esperé a que Caleb me diera órdenes simplemente puse mi mano ensangrentada arriba del recipiente dónde había depositado el T-99 y dejé que un chorro de mi sangre cayera sobre él, combinándose entre si.

— Perfecto — Caleb aleja mi mano, para alcanzarme una toalla — Hazle presión, déjalo así.

Hice lo que me pidió, ese contenido lo depositó en una probeta pequeña que puso dentro de una máquina, esa probeta empezó a girar una vez ese aparato fue encendido.

— Tomará un minuto.

Tomé la toalla y la envolví en mi mano tratando de que deje de sangrar, el corte había sido profundo por lo que me arde y duele, pero nada de eso me importa ahora.

Volví con Seth, quien estaba pálido y sudado casi moribundo, veo como su sangre sale por su nariz de manera lenta y está empieza a tener un color que no me gusta.

Espero no haya llegado a su corazón.

Aquel minuto se hizo eterno, Seth está cada vez más desorientado y hasta parece que se va a desmayar en cualquier momento, sin embargo su papá ha hablado, si Seth se llega a dormir no volverá a despertar.

Por lo que no he dejado que cierre sus ojos y el ha cooperado, sigue luchando.

Temo que esto sea más fuerte que él.

Caleb aparece y saca el torniquete que se le había hecho a Seth, para ponerle la inyección que contrarreste eso que lo está matando, tengo millones de inseguridades que me gritan que nada de esto funcionará, no ha sido probada por lo que no sabemos si hará lo que tiene que hacer.

Pero tengo fe.

Sin embargo mi fe empezó a tambalear cuando ví que Seth seguía sin mejorar, más bien parece estar peor, mantenerse despierto lo costaba más y la sangre que sale por si nariz no ha cesado.

¡¿Por qué ese veneno actúa más rápido que el anticuerpo?!.

— Violeta... — Dice con pocas fuerzas, algo que me hace llorar con fuerza — Lo... Siento.

— No te odiaría ni aunque quisiera — Confesé acariciando su rostro con mi mano buena — También te amo Seth.

Cuando decidí ir a hablar con él a pedido de Mía, me había gritado que me amaba, algo que no contesté y opté por mentirle, pero ahora he remediado eso.

Lo amo con todas mis fuerzas.

El sonríe de lado viéndome, con pena voltea a ver a su familia a la que le dedica una enorme sonrisa, todos empiezan a llorar sabiendo que este es su final, no había resultado.

Cerró los ojos y emitió un último suspiro.

Se había ido.

— Seth... — Susurré y besé sus labios — No, no, no otra vez.

Cuanto quisiera verlo abrir sus ojos, que me diga algo sarcástico, que de queje de algo pero que diga algo.

Sin embargo está vez es real, se ha ido, el señor Henry lo confirmó diciendo que de había quedado sin pulso.

Su corazón dejó de latir.

Empecé a llorar con fuerza aferrándome a su cuerpo sin vida, siento un vacío en el alma, como si me hubiesen arrancado alguna extremidad, sin embargo hubiese preferido eso a que me quitaran al amor de mi vida.

Jhon...

Es su culpa.

Volteó a ver a Jhon quien mantiene su estúpida sonrisa, le quité el arma que tenía Seth en su cinturón y le apunté, no sé como se usan estas cosas pero lo que si se es que lo descubriré dentro de poco.

— Lo mataste — Murmuré, él rodó los ojos — ¿Cuáles son tus últimas palabras?.

— Tú no serías capa...

Mala elección.

Jalé del famoso gatillo, la fuerza con la que salió la bala hizo que diera un par de pasos hacia atrás, la solté de golpe apenas sentí el impacto salir, cerré los ojos por un instante debido a la fuerza.

Un gran sonido hizo que mis oídos zumbaran, lo único que pude escuchar por unos segundos fue un pitido.

Sin embargo cuando los abrí ví que la bala había atravesado su cráneo, justo entre los ojos, esparciendo parte de sus cesos a la pared de atrás.

No merece estar vivo, después de quitarle la vida al amor de mi vida, debía hacer justicia.

Ahora ese idiota está en el infierno, justo donde debe.

— Esperen un momento — Habla el señor Henry, todos volteamos a ver que sucedía, sostenía la muñeca de Seth con dos dedos — ¡Tiene pulso!.

Su corazón late.

Está vivo.

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