Capítulo 48
VIOLETA
Siempre pensé que mi muerte iba a ser como los demás, quizá por un accidente, salud o vejez, algo común dentro del tema, pero ni en mis más locos sueños me hubiese imaginado esto, estar caminando detrás de este señor a punto de darle mi sangre para que pueda salvarse.
¿Cómo es que mi sangre podrá salvarlo?.
No lo sé, y a decir verdad, no me molestaré en preguntar.
Una vez me pongan el sedante todo habrá acabado para mi, no moriría al instante pero supongo que sabré en que momento mi alma abandone este cuerpo, creo que será como he leído alguna vez, veré mi vida pasar a través de mis ojos, algo que de cierta manera me hace ilusión pero a la vez me asusta ya que este no es el final que hubiese querido para mí.
Pero nada está a nuestro control, eso con Seth lo aprendí.
La fiesta se acabó, ya no queda nadie, solo el desastre a lo que llamo mi vida.
Pudo ser mejor, supongo que si, pero mis decisiones me guiaron hasta aquí y a decir verdad no quiero pasar el poco tiempo que me queda quejándome de lo que pudo o no ser.
Estoy a punto de reunirme con aquellos a los que defraudé aquí en tierra, o por lo menos eso espero, quisiera llegar a su lado y pedirles perdón por todo lo que han sufrido por mi culpa, principalmente a mis padres quienes me cuidaron a pesar de todo, me acogieron en su hogar y me criaron como una más, nunca me hicieron de lado por no ser de su sangre, esa fue algo que yo hice, no ellos.
Me fue inevitable no llorar durante el trayecto, doy un paso tras otro sintiendo cada uno de ellos, nunca me detuve a pensar en esto pero ahora entiendo eso de "Cada paso cuenta", pensaba que era ridículo, pero cada uno de estos pasos serán solo memoria de lo que fui en algún momento, algo que hubiese querido apreciar antes.
— ¿Quieres comer algo antes de esto? — Me pregunta aquel hombre, deteniéndose enfrente de una puerta de metal, está no era rectangular como la de Seth, esta tiene un acabado en forma circular — Tenemos un buen chef que puede prepararte lo que desees.
— No — Me opuse de manera inmediata — Quiero que esto acabe pronto, solo abra la puerta.
El hombre asiente en silencio y después de presionar varios botones la puerta se abre de par a par, un fuerte olor a hospital salió de aquella habitación haciéndome sentir mareada, algo que decidí ignorar con tal de hacer esto rápido, estaba oscuro pero aún así estaba decidida a...
— ¡Violeta aléjate de ahí!.
Esa voz.
SU voz me hizo voltear de golpe, buscando con desesperación de donde venía, y en ese instante lo vi a él viniendo a toda velocidad hacía mi, parpadeé varias veces rogando que nada de esto sea una ilusión.
Pero él seguía ahí, viniendo hacía mi a toda velocidad junto a Caleb y Mía.
Lo primero que mi cuerpo decidió hacer fue ir corriendo hasta ellos y abrazarlos, pero solo alcancé a dar algunos pasos debido a que una fuerza externa me jaló para atrás metiéndome a la fuerza a la habitación que estaba detrás, oí un golpe a una pared y luego la puerta se cerró de manera inmediata dejándome encerrada con aquel señor que ya no parecía tan amable, su verdadera sonrisa salió al ver que me tiene acorralada.
Detrás los hermanos golpean la puerta con fuerza, oí que gritaban pero debido a la poca acústica de este sitio no logro escuchar nada de lo que decían.
— Usted me engañó — Retrocedí unos pasos, esperando salir de aquí por algún tipo de puerta mágica — Sabía que ellos seguían vivos.
— Si lo sabía — Se hunde de hombros, restándole importancia — Pero si te lo decía no ibas a estar lo suficientemente devastada como para entregarme tu sangre la cual aún necesito con urgencia.
Presiona unos botones y todo se ilumina, retrocedí hasta un rincón alejado del maníaco que tengo aquí, el cual empezó a presionar más botones que causaron que parte del suelo se abra para que una maquina ascienda hasta ocupar la mayor parte de esta sala, lo que más destaca de esto, es la gran aguja que tiene uno de los brazos que salen de aquella blanquecina máquina, tiene un asiento de dentista unida a la monstruosidad que tengo enfrente pero con porta brazos, en uno de estos la aguja antes mencionada esta reposando.
Ese hombre quiere matarme.
Y yo quiero vivir.
— Mira, hagamos esto de la manera sencilla, como verás no tenemos tiempo para sedarte por lo que solo te sentarás aquí — Señala el asiento, yo lo miré asustada — Y dejarás que la maquina haga su trabajo, te dolerá como no tienes idea pero solo será por un minuto, estarás muerta para entonces.
— ¡Váyase al infierno! — Le grité — No cooperaré con usted viejo loco.
— No escuchaste lo que pasaría si no accedías, siempre debes tener que escuchar las opciones, pero te lo perdonaré solo por ser una joven ingenua.
Suelta una risita similar a la de un psicópata y después de pulsar otro botón un monitor aparece del techo, el hombre lo acomodó para poder ver lo que sea que quiera mostrarme, la pantalla se enciende mostrándome la imagen de una chica atada de pies y manos, además de que la boca también la tiene cubierta, no tuvo que ampliar la imagen para identificarla, su piel morena hizo que la identifique al instante.
Me quedé estática mirando aquella pantalla.
— Iria — Dije identificando a la chica que estaba ahí — Está con vida.
— Y no es la única...
Apretó otro botón, la imagen cambió, esta vez era un chico el que estaba atado y amordazado, también inconsciente. Su cabello rubio hizo que casi me de un infarto, dándome cuenta de que he sido una tonta al aceptar esto.
Ese imbécil se aprovechó de eso.
— Oliver, también está vivo — El monitor desaparece, miré al hombre con rabia — Ni se te ocurra hacerles daño.
Esperaba que mostrara a mis padres, pero al ver que no se molestaba en mostrarmelos deducí que ellos se habían quedado en la ciudad...
Maldito loco.
— Eso depende de ti querida Violeta, si colaboras ellos son liberados junto a los desesperados que tratan de entrar — Miré por un segundo la puerta, la cual no deja de sonar debido a los intentos de abrirla — Pero si no, haré que mi gente los asesine.
— Tú gente no aprobará esto.
— Oh no me refiero a esa gente — Suelta una carcajada — De ser así tuvieras la razón pero ninguno de ellos vive, de hecho los cambié por algo mejor — Sonríe de lado — Experimentos, pero no como estos que valga la redundancia son un desastre, darles consciencia humana fue un sacrilegio, así nunca obedecerían ordenes estrictas, estaría esa porquería de individualidad de pensamiento estropeando todo, siempre habría algo y la terrible misión que hicieron en tu ciudad es ejemplo de ello.
— Eres un asco.
— No, de hecho solo trato de sobrevivir — Vi como apretaba los nudillos, tanto que parecía que iba a romperlos, pero después de suspirar volvió a su pose serena — Eso es algo que no te pienso contar, solo súbete a la camilla o este será el fin de tus amigos y de regalo, también moriría tu noviesito, quizá sea astuto pero si mando a mis experimentos programados para asesinarlo junto a su familia probablemente acabe mal, para ellos claro.
— Eres un monstruo...
— Se te acaba el tiempo para decidir, tengo mis limites y si presiono este botón — Señala un gran botón rojo, este hombre debe estar obsesionado con los botones — Mis creaciones saldrán y matarán a quienes amas, esta vez de forma definitiva.
Volteo a ver aquella puerta, la cual sigue sin abrirse, mis mejores amigos se encuentran encerrados en quien sabe donde sedados pero eso no es lo peor, al parecer tiene un ejecito de asesinos quienes no dudarían en hacerles daño.
Pero están con vida, ellos valen más que la basura que soy.
Di un paso adelante sin dejar de verlo con enojo, a pesar que no he dicho nada acerca mi decisión su sonrisa me indica que sabe lo que voy a hacer, odiaría vivir con la culpa de que murieron por mi culpa, además ellos pueden vivir sin mi, yo soy la tonta que no podría vivir sin ellos.
Tomé aire y me senté en esa silla de muerte.
— Buena elección, recuestate.
Me recosté en aquella silla mientras el hombre entusiasta prendía aquella máquina, organizaba las cosas, mientras yo espero a que suceda.
He firmado mi sentencia de muerte cuando acepté salvar a este demente.
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