Capítulo 37
SETH
La hoja que tengo en la mano eran los pasos que se siguieron para hacer a Violeta, yo estuve ahí cuando Victoria la creó, un pequeño feto de probeta, algo que parecía ser imposible de hacer, sin embargo la fantástica mente de la joven Victoria lo había logrado.
Vida artificial, no desde una edad adulta, si no desde bebés, eso le daba tiempo a Victoria para planear como traspasaría su mente al cuerpo de Violeta.
Ese era el plan inicial.
Victoria era una humana biológica, natural, concebida por dos gametos humanos, sin ningún químico de laboratorio por lo que como todos los humanos ella se degradaría hasta llegar a su vejez y después de cierto tiempo morir, esa era la planificación de una vida humana natural, aunque la fecha de muerte se puede adelantar por lo que no sabía cuánto tiempo tendría con Victoria.
Su idea me pareció fabulosa, era una gran manera para estar juntos, además de que así le demostraría a los demás científicos que ella era más lista que todos en ese sitio, quienes la subestimaban siempre, en fin, ella hizo a Violeta lo más compatible con ella que pudo.
Creó la manera de hacer que todos los experimentos nazcamos con una probabilidad de 100% con vida de que no muramos en el intento.
La pusieron en adopción temporal hasta la edad adulta, que sería la fecha en la que Victoria pasaría su mente al cuerpo de aquel experimento que, en ese momento, no valía nada para mí.
Me mandaba a vigilarla, la veía jugar con sus amigos y ver aquel muro casi a diario, hasta que un día dejó de hacerlo, centrándose más en estar adentro que pensar en estar afuera.
Era una niña maravillosa.
Hasta que una noche de la nada se presentó con una fiebre muy alta, estaba mal, por lo que mi papá junto con nosotros procedimos a su sanación, en el momento en que mi papá le puso las inyecciones ella gritó con fuerza.
Me quebró el alma verla así.
Pero casi se me sale de mi cuerpo cuando ví que ella estaba cerrando los ojos, la estábamos perdiendo, cuando quedó totalmente inconsciente su cuerpo empezó a sangrar por la boca, tuvimos que ponerla boca abajo hasta que el sangrado cesara.
Necesitaba sangre, yo se la di sin dudar.
Resultamos tener el mismo tipo, por lo que no fue problema, lo que no sabía era que en ese momento haría un vínculo con ella.
Mi papá siguió tratandola hasta que su pulso volvió, eso fue un gran alivio.
Después de eso ella regresó a su ciudad, iba a verla de lejos de rato en rato, hasta lo de Victoria, no volví a aquel sitio y no tenía intenciones de hacerlo hasta que nos asignaron esta misión.
Donde descubriría que mi corazón pertenece a aquella chica de ojos violetas, pero en este momento ella parece desconocerme, su ira hacia mi la esta cegando.
Esa es toda la verdad, no hay más, pero ella no parece estar contenta de haberla escuchado.
Y se lo dije, sin embargo ella sigue sin creerme
— Juro que es la verdad — Traté de acercarme a ella, pero retrocedió, indicándome que mantuviera mi distancia — No hay nada más.
— Yo no era una pariente lejana de tu amada Victoria — Dice enojada — Era la manera de hacer que estuvieran juntos.
— Eso es pasado.
— Pero si ella no te hubiera traicionado, no pensarías lo mismo, me seguirías viendo como una simple bolsa de repuesto.
— No tenemos porque pensar en eso, la realidad es muy distinta.
— Jamás me amaste a mi, yo... — Se ve decepcionada, ella estaba al borde de las lágrimas — ¿Te recuerdo a ella verdad?, por eso me mentiste y solo te sientes unido a mi por eso de la sangre...
— No, no — Sentí la desesperación correr por mis venas, la situación parece estar descontrolandose y está vez, el descontrol no es algo que me divierta, no tengo ningún as bajo la manga — No tienen nada en común, quizá si físicamente pero su personalidad...
— No me vengas con estupideces Seth, me ocultaste todo esto y además descubro que soy solo un plan para que estés con esa maldita — Sus lágrimas se desbordaron, pero su expresión llena de furia seguía intacta — Te quedaste callado, tú y tu familia no me dijeron nada, solo...
— Te hicimos sentir libre, te damos la oportunidad de vivir con nosotros, ¿Eso no es nada para ti?.
— ¡TODO FUE UNA MALDITA MENTIRA! — Me grita con fuerza, sus lágrimas siguen saliendo sin control, causandome miedo de que huya de mi — No sé porque me esfuerzo en hacer que entiendas cuando claramente, no lo entenderías.
— Tu vida no es una mentira Violeta, tus padres te aman como si te hubieran concebido ellos mismos, Irina...
— ¡Ni se te ocurra decirme algo de ella! — Me lanza un plato, el cual logro esquivar — Basta, no lo hagas, no trates de manipularme.
— ¡No lo hago! — Me altero, sin poder controlarme — Solo... Evito que te vayas.
— Si crees que voy a quedarme contigo y tú embustera familia estás muy equivocado.
Esas palabras me hicieron temblar, intenté acercarme a ella pero me tiró un golpe directo al rostro, haciéndome perder el equilibrio, por lo que caí al suelo con la nariz sangrando.
Me golpeó...
— Mantente alejado de mi mentiroso, necesito pensar y tus abrazos no me ayudan — Escupe con desprecio, partiendo mi corazón en miles de pedazos — Me voy Seth, no me sigas, porque si no me desapareceré para siempre de tu vida.
— Violeta, no te vayas... — Le rogué, ella se dió la vuelta — ¡VIOLETA! — Grité con lágrimas en los ojos, oí sus pasos detenerse — Vuelve porfavor, no me hagas esto, yo te necesito...
Pero mis súplicas fueron pasadas por alto.
Se fué, escuché la puerta abrirse y cerrarse de golpe, mi cuerpo no reacciona y es por su advertencia, lo que menos puedo aceptar es la idea de que ella se aleje de mi para siempre.
Mi para siempre puede ser hasta mil años, dos mil, millones de años.
Pero no quisiera vivir ni uno más sin ella.
Sin tener fuerzas para levantarme me recosté en la pared más cercana que encontré, lloré con dolor, lo único que puedo oír ahora mismo son mis lamentos, ruegos que se quedan en esta cocina y que no son escuchados.
Duele pensar en que la perderé, no quiero que eso suceda, haré lo que sea que me pida con tal de que no se vaya.
No sé cuánto tiempo he pasado llorando en esa pared, pero escuché a mi familia abrir la puerta, a mi mamá casi le da un infarto al encontrarme tan demacrado.
Les expliqué todo.
— Se iba a entrar de todas formas — Murmura mi papá, mientras sana mi nariz — Tienes que darle su espacio, acercarte a ella fue imprudente.
— Se iba a ir...
— Se fue de todas formas Seth, pero volverá, solo dale tiempo para que piense.
— Oh ella debe odiarnos a todos — Murmura Mía mirándome — Todo estos dilemas se le acumulan en el momento menos indicado.
— Debe estar totalmente perdida — Aumenta Caleb — Solo espero que eso de su pacto no la derrumbe más.
Mis padres y Mía voltean a ver con enojo a Caleb, quien había soltado algo que ninguno de ellos me ha dicho, él parece haber notado el error por lo que procede a tratar de retractarse pero es muy tarde.
— ¿Anunciaron los pactos? — Nadie quería contestarme, pero volteó a ver a Mía, quien es la más inestable en estos momentos — Dilo, ahora.
— Seth, no es un buen momento...
— ¡No te estoy preguntando eso! — Aparté la mano de mi papá, y me acerqué con enojo a Mía — ¿Anunciaron su pacto?.
— Si — Suelta rápido, desviando la mirada — Lo han hecho.
— ¿Con quién la pusieron?.
— Seth, ese chico no tiene nada que ver, sabes que los dirigentes en este lugar están dementes.
— Aprende a responder lo que se te pide — Volteó a ver a Caleb, quien está temblando de pies a cabeza — ¿Con quién la pusieron, Caleb?.
Caleb buscaba ayuda de cualquiera de los presentes, pero supo que no la obtendría, por lo que cerrando los ojos con fuerza soltó el nombre de ese desgraciado.
— Axel.
Mi primer impulso fue ir a quemar su maldita casa de gobiernos con ellos dentro, algo que me parece extraordinario en estos momentos, por lo que siguiendo mi impulso me dirigí a la puerta en busca de una solución a este dilema.
Ella es mía, de nadie más, yo soy con el único que se le permitiría un pacto.
Mis ideas se detuvieron de golpe, debido a que el brazo fornido de mi papá rodeó mi cuello, apretando, dejándome casi sin aire.
— No pelees Seth, solo te dormirás — Murmura en medio de lágrimas, pero me negué a dejar de pelear — Basta, Seth.
Él ajustó más su agarre a mi, haciéndome perder poco a poco las fuerzas, mi vista cada vez se me nublaba más hasta que caí en un agujero totalmente negro.
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