VIOLETA

Axel no está en ningún lado.

Lo buscamos por todos lados de esta casa pero no había ni rastro de él, quizá se fue a su casa antes de tiempo debido a que no tenía con quién hablar.

Pobre, Oliver no debió dejarlo solo.

— ¿Dónde se habrá metido esa rata? — Se queja Seth, quién me ha estado ayudando a buscarlo, se ve harto de eso — Puede que ni esté aquí.

— Tenía que asegurarme de ello, pero ya lo buscamos en todo sitio, no está aquí.

En eso su mirada va directamente a la parte de arriba de la casa, justo en el segundo piso, algo que hizo que me estremeciera.

Nadie entra ahí, está prohibido.

— Bueno... — Señala las escaleras de la casa — No en todos sitios.

— Nadie sube al segundo piso en una fiesta.

— Quizá fue al baño o se le cayó una bebida encima y está esperando a que se seque, pero puede estar arriba — Se hunde de hombros — Pero si dices que nadie sube, entonces seguro tu amigo está en su casa durmiendo como un angelito.

Seth estaba yéndose afuera, de nuevo con su hermano quien parecía estar conversando con Iria muy animadamente sin embargo las palabras de él volvieron a mi mente, puede que esté arriba.

Si necesita mi ayuda, debo estar ahí, por lo que no puedo negar cualquier posibilidad.

— Seth — Él voltea a verme — ¿Me acompañas arriba?.

Él suelta un suspiro de fastidio para luego asentir, ambos nos aventuramos a ver que había en el segundo piso y si por casualidad, mi mejor amigo estaba aquí.

Aquí arriba la música ya no se escucha, aunque en algunos cuartos parece que hay gente escuchando música.

El olor es horrible, asfixiante.

Seguimos caminando.

El pasillo está escasamente iluminado por las luces que salían de los cuartos, había algunos abiertos pero la mayoría estaban vacíos,.

Ninguna señal de mi mejor amigo.

Me asomé a otro que tenía la puerta abierta, viendo si podía encontrar a mi amigo y me topé con una escena que desearía borrar de mi mente.

Una pareja teniendo sexo, ambos desnudos y teniendo una experiencia placentera.

Gracias al cielo no se dieron cuenta de mi, ya que seguían en lo suyo.

Solo los vi por unos segundos ya que una mano me tapó los ojos y me llevó de nuevo afuera, mi salvador era Seth.

— Definitivamente Axel no está aquí — Murmuré tratando de pensar en ese momento vergonzoso — Vámonos, esto es...

Él me tapó la boca, indicándome de que estaba hablando muy alto.

— Solo vámonos — Susurra, yo asentí — Sígueme.

Íbamos a darnos media vuelta y salir de este sitio, no sé qué hay dentro de otras habitaciones y sinceramente tampoco quiero enterarme, suficiente he visto ya.

Se supone que todos se quedaban vírgenes hasta el pacto pero veo que algunos no pueden esperar mucho.

Si los dirigentes se enteran de esto, seguro cancelan toda fiesta de por vida.

— ¡Juro que te llamaré Frida! — La voz de Axel hace que me detenga en seco — De todas, tú eres mi favorita.

Volteé y efectivamente, era él, estaba saliendo de una habitación pero aún no me veía sino que estaba hablando con unas chica dentro del cuarto por lo que su mirada estaba centrada ahí.

Estoy en shock.

No pude verlo por mucho tiempo ya que Seth tomó de mi brazo y me metió en un cuarto, espero vacío, luego entró él y cerró la puerta.

Jamás pensé que Axel estuviera aquí arriba y hablando con quién sabe quien, aún me parece tan irreal que haya dicho todo eso sin tener ningún tipo de pudor, si hasta se sonrojaba cuando alguien decía la palabra desnudo...

Esa parte de él no la conocía.

No pensé que tuviera este pasatiempo en las fiestas, en todas las que he ido con Alex solía ser distante y solo andaba con nosotros, temiendo a que lo dejaramos solo, casi como Caleb.

Pero ahora veo que quizá la mayoría de cosas que hace y dice son solo una fachada.

— Bueno, por lo menos sabemos que no está solo — Se hunde de hombros, yo ruedo los ojos — Sinceramente me esperaba algo así de tu tribu, aunque no tanto de Axel ya que parece ser un amante de las reglas.

— Él... — Iba a defenderlo, pero entendí que tiene razón. Dice respetar las reglas, critica a cualquiera que no las siga pero de noche parece olvidarse de todo eso — Es un hipócrita.

— Tú lo dijiste, no yo, pero tienes razón — Sonríe de lado, yo no puedo sonreír debido a la decepción — Entiendo lo que sientes, es extraña está situación, creer conocer a alguien y darte cuenta que en realidad nunca lo hiciste.

— Ahora sé porque cuando vimos el jorobado de Notre-Dame él defendía al conde Frollo  — Suspiré recordando sus palabras, en ese momento no me imaginé algo así — Estuve cegada en ese momento.

Lo que duele no es su acto, después de todo parece no ser el único que hace esto pero lo que si duele es aparentar ser algo diferente.

La amistad no vuelve a ser la misma, las mentiras siempre han existido y seguirán existiendo, pero la magnitud de estás pueden derrumbar una relación.

Y la confianza.

— ¿Violeta? — Volteo a verlo, directamente está vez, a los ojos. Algunos asociarían el color de sus ojos a una penumbra terrorífica y los entiendo, suele ser así, pero ahora parecen una noche pacífica — No te sientas mal, estarás bien.

— Lo sé — Sonreí confirmando lo dicho, me siento mal pero no quiero que eso me derrumbe — Axel puede ser quien quiera, después de todo, de eso trata la libertad, hacer lo que quieras mientras no dañes la libertad del otro.

— Estás aprendiendo de nosotros muy rápido — Suelta una carcajada — Como si tu lugar siempre hubiese estado aquí, con nosotros.

— Todos nacemos para ser libres Seth, no puedes llevarte el crédito de mi forma de pensar.

Aunque a decir verdad si, podía de cierta manera, él y su familia son los que me han abierto los ojos aunque como mencioné antes, tengo orgullo.

— Eres astuta — Pone sus manos en sus bolsillos — Más de lo que creí cuando te vi por primera vez.

— Tus poderes de manipulación tienen cierto límite conmigo — Le saqué la lengua, el rueda los ojos — Eso debías haberlo sabido desde el momento en que no me creía tu actuación de niño bueno, el cual no eres.

— Tampoco te lleves el crédito de eso, mi intención nunca fue tratarte como el resto — Se hundió de hombros — Para serte sincero, pensaba ser más cruel contigo, ya sabes por lo de Victoria.

— Pero mis encantos te cautivaron y terminaste por dejarme viva, suena tan cliché.

— No fueron precisamente tus encantos lo que me hicieron detenerme, simplemente, me di cuenta de que estaba siendo absurdo en vengarme de alguien que solo se parece a esa traidora.

— ¿Osea que mis encantos no te cautivaron?.

— También, no estaría aquí si no estuviera cautivado, rodeado de personas teniendo sexo y consoladote por el hipócrita de tu amigo — Suspira pesadamente — A decir verdad, extraño al antiguo yo que no se sentía obligado a nada.

— Yo no te obligo a nada — Le dije cruzandome de brazos mientras fruncía el ceño — Y si quieres te puedes ir, nunca te obligué a nada.

— Nunca dije que fueses tú.

— ¿Entonces quién te obliga?.

— No es un quién, sino más bien un que — Murmura, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón — Mis sentimientos por ti, son molestos a veces, como tú.

Tierno.

Mi corazón se llenó de ternura al verlo expresarse así, su rostro es neutral, como si hubiese dicho algo común pero yo estoy con una sonrisa de oreja a oreja que no puedo contener debido a la emoción del momento.

¡¿Cómo puede estar tan inexpresivo después de decir eso?!.

Sin poder dejar el momento así, me acerqué a él y lo besé tomándolo por sorpresa.

Así es, di el primer paso en esto, sentí el impulso de besarlo y eso hice.

Él a pesar de estar sorprendido por el acto me siguió el beso sin dudar, la sensación de querer estar así siempre nació derrepente, sin miedo de lo que me digan, sin tener que quebrantar ninguna regla ridícula.

Este es mi primer abrazo a la libertad de amar, a quien yo quiera y no a quien me impongan.

Sin embargo, no puedo estar pegada a él por más que quisiera, el beso iba a acabar en cualquier momento pero por eso disfruto cada instante de este, sentir sus labios fundiéndose con los míos, el compartir un mismo sentimiento.

Es tan lindo, pero como dije, en algún momento iba a acabar.

— Gracias por estar aquí Seth — Susurré cerca de sus labios — Vale mucho para mí.

— Por eso estaré cuando me necesites, soy tu devoto esclavo — Sonríe de lado — Y después de este beso estoy más rendido a ti que nunca.

— ¿Ahora eres poeta?.

— Puedo ser todo aquello que desees, solo no te alejes de mi.

— Jamás.

Cada uno ama a su manera, esta es la de Seth, ser aquello que necesites, hacer cualquier cosa para garantizar tu felicidad, luchar por ti a pesar de que muchos le digan lo contrario y hasta daría la vida por alguien que ama.

Seth es aquel chico que podría dominarte con facilidad pero ante la gente que ama, no es más que un humilde siervo.

Algo que muchos se aprovecharían, por lo que debes cuidarte de no defraudarlo porque una vez que lo hagas, él te mataría, la traición tiene un precio y ese, para él, es la muerte.

Su experiencia con Victoria lo comprueba.

— ¿Sabes? — Suelta de la nada, sacando algo de su pantalón, era un frasco pequeño — Podemos hacer que esta fiesta sea memorable.

— ¿Cómo?.

— Este es un purgante hecho por Caleb, una gota es lo suficientemente fuerte como para dejar mal del estómago a 20 personas — Sonríe de lado, de forma maliciosa — Podríamos poner esto en sus bebidas, después de todo, se lo merecen por actuar como una manada de prehistóricos.

— Eso es malo... — Murmuré, pero la idea es demasiado tentadora como para declinarla, da igual, después de todo no es muy grave, es solo una pequeña lección — Hagámoslo, pero hay que avisarles a Mía, Caleb, Iria y Oliver.

— ¿Y Axel?.

La respuesta salió de mi sin titubear, se lo que merece por ser deshonesto con nuestra amistad y por hacer malos comentarios de Seth cuando él es quien menos puede juzgarlo.

— Se lo merece por hipócrita.

Una nueva sensación se apoderó de mi, algo que me hace sentir poderosa, quizá esto es lo que tanto lo impulsa a Seth para ser como es y a decir verdad no se siente nada mal.

Es magnífica.