Capítulo 16
SETH
Sentía como ella trataba de librarse de mi agarre pero fue inútil debido a mi fuerza, la cual notablemente es mayor a la del pobre corderito.
Fuimos al cuarto de Mía y una vez adentro ella cerró la puerta para poder soltar al demonio de Tasmania que tengo en el hombro, lucía muy enojada, sus ojos reflejaban una ira fuerte la cual iba a ignorar como siempre ignoro todo aquello que me parece ridículo...
Pero su intento de tirarme una cachetada despertó mi instinto de defensa, por eso impedí el golpe antes que impactara en mi rostro, su sorpresa fue inmediata mientras que mi paciencia pendía de un hilo.
Estamos en una situación complicada, y ella decide comportarse de la manera más inmadura posible.
- ¿Enserio creíste que tenías oportunidad? - Dije soltando una carcajada burlona, dejé rápidamente su mano, ella dio un paso atrás - Espero que tengas mejor suerte a la próxima, corderito.
- Tengo que bajar...
- Las ordenes son claras, nos quedaremos aquí te guste o no, ahora siéntate en un costado y no estorbes.
- Este es mi problema - Rodé los ojos, ¿Acaso es sorda o solo demasiado terca? - Ni mis padres ni los tuyos deben pagar por mis errores, debo solucionarlo yo misma.
- ¿Y qué harás? aparte de salir quizá muerta, todos ahora en esta tribu quieren deshacerte de ti, te ven como una mancha en su perfecto lienzo, no puedes confiar que todo se resolverá con dialogo, míralos - Señale la ventana - Anda, ve.
Ella dudando se dirige a la ventana sin apartar su mirada de mi hasta llegar a ver a través de ese cristal, me aproximé a ella, de ahí vimos como todos los supuestos adultos se comportaban como animales salvajes luchando por territorio, la mayoría de esta tribu están aquí, gritando y haciendo escándalo, lo único que les falta para parecer una horda de gente furiosa de siglos pasados son las antorchas y tridentes.
Se supone que después de sobrevivir a su casi extinción evolucionaron como sociedad, pero ver esto me hace creer lo contrario.
Muestra un poco de imperfección y muere como el bicho raro que eres.
- Ellos no vienen precisamente a hablar, quieren borrarte - Murmuré mientras me cruzaba de brazos - Y ni los dirigentes podrían impedirlo si es que te dejamos bajar.
Al escuchar eso ella empezó a retroceder de golpe mirándome asustada, su labio inferior temblaba, sus ojos de color tan peculiar se abrieron a tope, con su mano derecha se tapó la boca aún tratando de procesar todo lo que está sucediendo, se ve tan vulnerable, todo lo que se ha construido se derrumbó y ahora personas ajenas a su vida le reclaman justicia a algo que debería importarles una mierda.
Ella se está rompiendo, todo por culpa de ellos...
Si mis padres no hacen que se callen en las próximas dos horas voy a encargarme de que ninguno hable en lo que les queda de vida.
- No te harán nada, no mientras yo esté aquí - Dije mirándola firme, ella me miró sorprendida por mis palabras pero no me retracté, yo jamás me retracto - Por eso es mejor que te quedes aquí, conmigo.
De repente ella se abalanza a mi, pensé que iba a golpearme pero mis defensas se bajaron cuando vi que ella solo quería abrazarme, me quedé estático en mi sitio, poco a poco fui sintiendo antiguas sensaciones que creí se habían muerto cuando Victoria nos traicionó, creí que cuando viera a Violeta todo el odio que tenía acumulado iba a soltarse e iba a hacer aquello que no pude hacer con Victoria, matarla cuando tuviera oportunidad.
Si sentí ira al verla...
Pero luego me di cuenta de que Violeta no es Victoria, este abrazo en medio de llanto lo demuestra.
Victoria hubiese actuado con orgullo, sin doblegarse a nada.
Violeta demuestra su debilidad sin importar el que dirán, en busca de ayuda.
Le devolví el abrazo, la envolví con mis brazos, su aroma es exquisito y ahora que la tengo en mis brazos puedo sentirlo con más detalle, no es lo mismo que estar en su cuarto, este es más profundo y definitivamente me encanta. Todo ella es perfecta para mi, sin embargo lo único que no me gusta en este instante son sus lágrimas, juro que esos imbéciles la pagarán, quizá no con la muerte pero no es mi única elección, puedo ponerme muy creativo si me lo propongo.
La muerte es solo en caso de emergencias, esta no es una, pero no significa que dejaré que sigan con sus vidas como si nada luego de causar esto. Su tembloroso cuerpo se esconde dentro del mío buscando protección y eso es lo que haré.
Al demonio con contenerme y centrarme, voy a hacer lo que yo quiera y se acabó.
- No quiero interrumpir... - La voz de Mía se vuelve, una vez más, en una de las cosas más molestas que he escuchado - Pero quizá deberíamos ver alguna película, Seth cierra la cortina y tratemos de ignorar a las bestias que están afuera.
Me separé de Vi, no por que quisiera ni porque Mía pueda darme ordenes, solo porque mi hermano Caleb parece estar a punto de explotar, no sé en que momento él había roto sus audífonos pero están hechos añicos en sus manos, aunque claro, solo sostiene lo que queda de estos. Será mejor que haga algo o él enserio estallará, para mi no es mala idea, pero mis padres me matarían luego a mí y sinceramente yo aún quiero quedarme en esta Tierra y en una sola pieza.
Cerré la cortina pero no sin antes ver como mi papá doma poco a poco a los animales que están afuera, una sonrisa se me escapó, son tan débiles de mente que manipularlos no fue tan difícil como creíamos que sería, hasta nos ven como buenos samaritanos, hagamos lo que hagamos, ellos seguirán viéndonos como seres de luz, son tan simples.
Mía puso una película de comedia, algo que Caleb adora y al parecer Violeta también, ya que ambos se quedaron enganchados en esa pantalla durante todo el tiempo de duración de esa cinta. En eso mi mamá entra con una sonrisa pacifica y una bandeja con té para todos.
- Ya todos afuera se han ido, no te preocupes Violeta - Sonríe mirándola y dejando los tés en una mesita cercana - Ahora quiero que cada uno tome uno y vayan a sus respectivos cuartos, Vi por cierto tus padres han preferido que te quedes aquí, por seguridad, el cuarto de invitados estará a tu disposición.
- Ok - Toma algo de aire - ¿Puedo despedirme de ellos?.
- Claro cielo, están abajo.
Violeta se levanta y se va a paso rápido donde sus padres, mi mamá por su parte empezó a repartirnos té a cada uno de nosotros, cuando me quería dar una taza me negué, debo estar alerta en caso de que esos salvajes vuelvan.
- Nosotros nos encargaremos Seth, no hagas esto difícil.
- Ella me necesita, no puedo bajar la guardia.
- La guardia es nuestra responsabilidad, no tuya, más bien descansa, mañana hay escuela y va a necesitarte...
- Estaré bien - Respondí dirigiéndome a mi cuarto pero ella se puso en mi camino pero ya no con una sonrisa - Mamá, no tomaré ese té.
- Si lo harás, o si no, haré que se la lleven a su casa.
- No lo harías.
- Rétame, sabes muy bien que amo los juegos y más que todo ganar.
Touché.
Recibí mi taza y tomé el contenido de golpe, al acabar se la devolví enojado, ella al comprobar que efectivamente había tomado su té mágico me dejó irme a mi cuarto.
Una vez ahí me acosté en mi cama de golpe, tomé mi almohada y con ella apagué el grito que tengo guardado desde hace horas, sacar eso fue liberador pero aún no he quedado satisfecho.
Antes de caer en los brazos de Morfeo mi cabeza empezó a maquinar muchas ideas, muy buenas, de como me vengaría poco a poco de cada una de esas personas que vinieron hoy a mi casa, llorarán y se frustrarán, con esas lindas imágenes en mi cabeza caí en un profundo sueño.
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