Capítulo 15
VIOLETA
Hacerme la desmayada no es muy díficil, aunque estar en la casa de estos locos que podrían asesinarme despiadadamente no me tiene muy tranquila.
Mantuve la calma cuando desabotonó solo los primeros botones de mi blusa pero casi me da un infarto cuando sentí sus manos en mi cuello buscando mi pulso, mi corazón latía con fuerza, pero mantuve mi actuación.
O eso creo.
— ¿Le sucedió algo en su colegio?.
— Lo que te dijo Seth, apuñaló a un tipo con un tenedor tratando de proteger a su mejor amigo.
Ya no hablen de ello, quiero olvidarlo, por lo menos por un segundo.
— No tuvieron nada que ver ustedes, ¿Verdad?.
— Por supuesto que no, estábamos alejados, ni hemos hablado con ella — Asegura Mía con mucha confianza — Fue una sorpresa para todos.
— Investiguen eso, este sitio ha vivido bajo las reglas durante un siglo, ¿Por qué ahora deciden sacar sus instintos primitivos? — Suspira levemente — Me preocupa que gire al entorno de esta chica, manténganla a salvo en secreto, dile a Seth que no se pase con esta orden.
— Si papá.
El sonido de unos tacones viniendo a gran velocidad hace que ambos dejen la conversación tan interesante que han tenido de lado, lo cual es una lastima para mi.
Nada parece tener sentido.
— Ten cariño, alcohol y algodón — Dice la melodiosa voz de una mujer, la mamá de la familia supongo — Pobre niña, se ve tan pálida y con ojeras, debe tener problemas para dormir y ahora esto...
— Prepara ese té que sabes hacer, le servirá, mientras trataré de ver si despierta.
La mujer se va, mientras escucho como se destapa una botella, el olor del alcohol se hace cada vez más fuerte y cuando me doy cuenta había puesto ese liquido cerca de mi nariz con lo que deduzco algodón que le trajo su esposa.
Esa es mi señal para reaccionar.
Lentamente empiezo a abrir mis ojos, tener tanto tiempo los ojos cerrados hace que la luz de este lugar sea abrumador por lo que me cuesta enfocar con claridad los dos rostros que están frente a mi.
— Despacio, no proceses todo tan rápido — Hizo que me sentara lentamente — Lento, estás segura aquí con nosotros.
Puedo dudar de ello.
Hice algunas preguntas tratando de parecer desorientada, me dieron un vaso con agua el cual bebí por completo para poder calmar mis nervios, mi vista ya se había acostumbrado a la luz por lo que pude ver con claridad el rostro del señor que tengo enfrente, parece sacado de alguna novela para señoras, sus ojos oscuros me recordaron a los de Seth por lo que sé que lo sacaron de él, la mandíbula masculina de este señor es bastante destacable además de que tiene una figura fornida, se ve todos hacen ejercicio en esta familia, seguro deja mucho de que hablar a las señoras por la calle.
— Me dijeron que tuviste un percance en tu colegio — Asentí levemente, despejando todos los pensamientos que vinieron de repente de eso, no es momento — ¿Te encuentras mejor?.
— Supongo que si... — Murmuré despacio — Creo que ya debería irme, mis padres...
— Si, Mía, dale algo de tu ropa — Dice mirando a su hija, la cual asiente al instante — Mi esposa está preparando un té que te ayudará, espera un momento, por mientras Mía te ayudará a que vayas de manera decente a tu casa.
En ese momento bajé a ver mi uniforme, confundida, me percaté de que tengo algunas manchas de sangre en la blusa blanca las cuales creo no saldrán lavándola, quité la vista inmediatamente tratando de no entrar en pánico y al parecer el señor se dio cuenta de ello, se aproximó a mi y me indicó como respirar de forma regulada, sin decir nada, solo haciendo mímicas de que lo imitara, lo cual hice.
Surgió efecto.
— Sigue haciendo eso, no pierdas el enfoque — Asentí levemente, 4 segundos exhalando y botar el aire suavemente... entendido — Mía, llévala a que se cambie.
Mía tomó mi mano y con una expresión seria me guío a su cuarto, una vez adentro ella cerró la puerta pero sin mirarme, no parecía timidez si no más bien como si estuviera a punto de entrar en llanto, ¿Su ropa vale tanto para ella?.
Quizá irme de aquí es la mejor opción, sin nada.
— Mía — Ella se detuvo en su búsqueda de darme ropa nueva, no volteo, pero supe que me prestaba atención — Me voy a ir, no necesito tu ropa.
— Tus padres no pueden verte así — Murmura sacando un conjunto de su armario, lo deposita en la cama. En ese momento voltea a verme — Violeta, perdón por ser distante contigo pero debo pensar algunas cosas, no quiero que pienses que es por ti, creo que tu no tienes nada que ver con esto sin embargo tengo una pequeña pregunta para ti — Toma algo de aire mientras me miraba atenta, como si no quisiera perderse mi expresión — ¿Me reconoces de algo?.
Me quedé quieta, esa duda de nuevo, ¿Realmente los conozco?.
— Eso es algo que Seth mencionó la otra vez, yo... No sé a que se refieren, ¿Nos conocíamos?.
— Hay cosas que mejor deben quedarse como están — Suspira levemente — Perdón, no debería haberte dicho eso.
— Estoy muriendo de curiosidad, hay tantas cosas que no entiendo de ustedes.
— Vi, como te dije, hay cosas que deben mejor quedarse como están, mira nosotros no queremos nada malo y eso es lo único con lo que te vas a tener que conformar — Dice seria, yo suspiré frustrada — Confía en mi, yo... No te traicionaría.
Esa frase parece haber salido de ella con dolor, parece estar reteniendo lagrimas, esa imagen me conmovió más de lo que debería, sentí el impulso de abrazarla y eso hice...
Quizá estoy abrazando a una chica vampira asesina que está a punto de hacerme su cena pero no me gusta esa expresión en su rostro.
Apenas envolví mis brazos alrededor de ella se puso a llorar, se aferró a mi con fuerza, como si no quisiera soltarme, es raro ya que literalmente esta es la conversación mas larga que he tenido con ella, no se lleva al titulo de la más rara pero definitivamente se queda con el segundo lugar y como era de esperarse, nos deja con más dudas que respuestas, nada sólido, puras teorías que cada vez parecen cercanas a la ficción.
Al separarme de ella, sonreí un poco, tratando de animarla.
— Yo supongo que no lo harías, no te preocupes... — Tomé algo de aire — Voy a cambiarme.
Me puse el atuendo, no soy una modelo cuerpo de Barbie como Mía pero esta ropa no me queda mal, ella me había dado unos pantalones de tela de color negro con una camiseta holgada blanca, ningún diseño, completamente neutral.
En eso el sonido de la puerta principal nos estremece a todos, sonaba fuerte, tanto que me asustó.
— Vi quédate en el baño, y no bajes a menos que uno de nosotros venga a por ti — Advierte Mía desde el otro lado de la puerta del baño en el cual estoy — ¿Entendido?.
— Si, aquí estaré... — Dije confundida, y con miedo — Tengan cuidado.
¿Así o más ridícula?.
Eso fue lo primero que se me ocurrió, algo que me arrepiento en decir. Oí sus pasos alejándose, me mantuve cerca de la puerta para ver si podía escuchar algo pero lo único que oí después de que abrieran la puerta fue un escándalo causado por ¿mis padres?.
— ¡Violeta! - Era la voz de mi mamá — ¿Estás aquí?.
Salí del cuarto de baño corriendo, al ver el rostro angustiado de mis padres bajé lo más rápido que pude las escaleras sin importar nada, apenas llegué con ellos los abracé con fuerza y ellos me devolvieron el mismo gesto.
— Oh cariño, estábamos angustiados — Mi mamá parecía aterrada, demasiado diría yo — Muchas personas estuvieron afuera de la casa hoy, querían hacerte daño...
— ¿A mi?... — El momento en el que le clavé el tenedor a ese chico volvió a mi mente, oh no — ¿Es por lo del chico verdad?.
— Si — Suspira mi papá — Menos mal que estabas aquí, dudo que pudiéramos protegerte de ellos — Bajé mi mirada tratando de ocultar mis lágrimas, pero fue en vano, los he decepcionado — Nosotros te conocemos Violeta, eres nuestra hija, ninguna persona puede hablarnos de quien eres porque nosotros lo sabemos, ellos para mi son solo gente paranoica.
— Yo no quería... — Solté llorando con fuerza, muchas cosas vienen a mi mente, esto no debería estar pasando — No, no, todo está mal.
— Tranquila cielo, nada malo te pasará, ¿Me Oíste?.
Iba a responder pero el grito de una muchedumbre se hizo presente alertándonos a todos, están afuera, puedo oírlos, no se oyen nada contentos y parece que son capaces de todo ahora mismo.
— Carajo — Maldice mi papá — Nos siguieron.
— Vi — Me llama el papá de Seth, volteo a verlo — Este problema lo resolveremos los adultos, suban y vean una película si desean — Su tranquilidad es admirable, no luce angustiado ni preocupado — Nosotros lidiaremos con esto.
Mía me toma de una mano y me jala tratando de llevarme con ella, iba a negarme y a afrontar mis problemas pero de un momento a otro mis pies ya no tocan el suelo sin embargo mi mirada solo puede ver el fino piso de mármol. Seth me ha alzado y ahora me está llevando arriba con el resto de sus hermanos, traté de soltarme pero él parece ignorarme, como si cargara una simple bolsa de cemento.
Es un idiota.
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