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Capítulo 04

VIOLETA

¿Se acuerdan cuándo les dije que el gobernador en cualquier momento aclarará esto?.

Pues exactamente a las 2:40 p.m. que por cierto es nuestra hora de salida del centro de estudios, sonaron en todos sitios la alarma de anuncio, cuando esa alarma sonaba todos debíamos ir a la plaza central a escuchar el anuncio del gobernador principal, él era el vocero de todos los dirigentes de esta ciudad y como ya lo veía venir nos va a aclarar el ingreso de los nuevos.

Menos mal porque quiero que esta sensación se acabe de una vez.

Todos en orden nos reunimos en la plaza central, los gobernadores ya estaban ahí esperando que cada uno de nosotros tome su sitio indicado y designado después de los 6 años, el mío es al lado de mi madre y es el número 2093.

Una vez todos tomamos asientos, el gobernador se hace presente para aclarar esta enorme duda que me atormenta, gracias al cielo decidió acabar con mi tortura y empezó a hablar.

— Buenas tardes a todos ustedes, hermanos, compañeros y hermosos seres humanos — Sonríe de manera gentil, cautivando a más de uno con sus sororidad — Primero felicitarlos por su esfuerzo para que nuestra sociedad salga adelante, gracias a sus cimientos lograremos en algún futuro volver a ser la civilización que éramos, es más, hasta me atrevería decir que seremos mejores aún sin esa odiada corrupción que atormentaba cada país de nuestro mundo, hablarán de nosotros en los libros de historia, se lo merecen cada uno de ustedes, desde el más grande hasta el mas chico, un aplauso para todos ustedes.

Empezamos a aplaudir, todos lo veían con admiración y si es un hombre admirable pero quiero que vaya directo al grano, definitivamente ese no era el motivo de la convocatoria.

— Ahora siguiendo con esto, quiero que todos les demos la bienvenida a esta nueva familia que volvió después de mucho tiempo a nuestra hermosa ciudad.

¡¿Familia?!

¡¿Volvió?!

¡¿QUÉ?!

Un señor de tés morena ingresa de la mano con su pareja de la mano, una señora de tés blanca, ambos altos pero el señor era unos centímetros más que el de aquella mujer, los ojos del padre de esa familia eran negros mientras que el de la madre son verdes, lo que más cautiva es la hermosa anatomía que todos en esa familia al parecer tienen, sus hijos ingresaron segundos después que sus padres, se pusieron a su lado de ambos y sonrieron a todos los cuales los recibieron con aplausos, silbidos y gritos.

Pero yo me quedé en mi sitio observándolos, Caleb y Mía se escondían de forma disimulada detrás de su figura materna mientras que Seth se puso al lado de su padre, ambos compartían esa postura firme que intimidaría a cualquiera.

Parecen una familia de catalogo.

Seth sonreía a todos con una sonrisa dulce, la misma sonrisa que tuvo en el salón, pero claro yo ya no puedo creer en la bondad de ese rostro, no después de la mirada que vi el día de hoy hace apenas unas horas.

Una vez la bulla que hicieron todos acabó el gobernador con una sonrisa se acercó a cada uno y les estrechó la mano, para luego dirigirse de nuevo a nosotros, supongo para explicar como es que ellos pudieron sobrevivir allá afuera si es que todo aquel que sale muere a la semana, con esa lógica que todos aquí conocemos es imposible que ellos hayan sobrevivido años afuera.

— Sé que muchos deben tener preguntas, pero tranquilos, tenemos las respuestas y se las diremos porque merecen saberlo — Menos mal Los padres del señor Henry decidieron un día comprobar por si mismos lo que ya todos conocemos, afuera de estos muros no hay vida y todo intento de hacer fértiles las tierras de afuera fueron un fiasco pero aún así ellos no confiaban en nuestras palabras y decidieron vivir afuera del muro, nadie aquí los detuvo, respetamos sus ideas y los dejamos ir, allá afuera no encontraron más que miseria pero claro que nosotros movidos por la compasión les mandábamos comida, estuvieron años recorriendo el planeta y comprobaron todo lo que hemos dicho...

Un hombre aparece de la nada, casi corriendo a decirle algo en la oreja al vocero, apenas acaba de decirle lo que sea que le haya dicho se va corriendo de la misma manera de la que había ingresado.

— Oh por cierto, se me olvidaba esta parte, él ya ahora crecido Henry había partido con solo 19 años y acompañado de su novia la ahora señora Mónica — Sonríe señalando a la pareja la cual nos deleita con una gran sonrisa — Ahora que han vuelto con su progenie debemos tratarlos como si nunca se hubiesen ido, denles una grata bienvenida, háganlos sentir parte de nosotros.

La gente empezó a gritar y silbar, en honor de los nuevos invitados que trajo la nada, pero yo no pude decir nada, mi mente se encuentra con millones de dudas las cuales estoy segura ninguna obtendrá una respuesta.

Oír todo este escandalo hace que me sienta mareada, mi mente solo me da vueltas, me aturde y no me deja pensar en paz...

Mi respiración empezó a volverse cada vez más acelerada, como si se me fuera a acabar el oxigeno.

Siento los latidos de mi corazón chocar contra mi pecho pero no como normalmente lo haría, lo hace con fuerza.

Mi piel se erizó, levantando una alarma dentro de mi.

Todo ahora parece ir en cámara lenta, siento unas miradas, nadie parece estarme mirando pero solo hablo de los que estamos debajo de la tarima...

Dentro de mi sé que son ellos, pero me da miedo confirmarlo.

¡¿Soy la única que se siente así?!.

— ¿Vi? — Se acerca mi papá preocupado, se agacha un poco para verme a los ojos y me vi ligeramente reflejada en ellos, me veo como si estuviera entrando en pánico — Cariño estás pálida, ¿Te pasa algo?.

— Quiero vomitar... — Dije rápidamente — No me siento bien, iré a casa.

— Iremos contigo — Añade mi mamá —

Negué rápidamente con la cabeza, necesito mantener a mis padres lejos de esto que ni yo sé explicar, sus preguntas no me harían mejor en nada.

— Estaré bien, volveré enseguida — Les sonreí lo mejor que pude, tratando de convencerlos — Disfruten de la bienvenida.

Ambos me vieron no muy convencidos, luego de mirarse entre si por unos segundos vuelven a verme a mi asintiendo con la cabeza. Me di la vuelta inmediatamente, sin esperar nada busqué la salida, abriéndome paso entre la gente lo más rápido que puedo y de manera desesperada, las miradas se intensifican haciendo que esta sensación empeore, llegué con rapidez a la última fila y apenas lo hice salí corriendo sin mirar atrás, me tropecé un par de veces en el camino pero me levanté rápidamente volviendo a correr como si mi vida dependiera de eso, me siento perseguida, y eso hace que abra la puerta de mi casa casi a golpes, cuando estuve adentro cerré la puerta de inmediato.

No pude mantener mi equilibrio, caí recostando mi espalda contra la puerta, puse un poco de presión ante la idea de que alguien me podía estar siguiendo.

Mi pulso estaba acelerado al igual que mi respiración.

Un zumbido en mis oídos resonaba entre el silencio de mi sala.

Empecé a respirar de manera pausada, tratando de controlar esta horrenda sensación, no fue sencillo pero conseguí por lo menos calmarme un poco, mis latidos se están regulando y mi respiración se está normalizando.

¿Qué fue eso? Ni yo sé que me sucedió.

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