Capítulo 03
VIOLETA
Las clases siguieron transcurriendo, los profesores no se veían sorprendidos por la llegada de los nuevos estudiantes por lo que creo que ellos ya fueron informados de algo que aún no se nos ha dicho, sinceramente quisiera escuchar la explicación de como ellos aparecen de la nada y lo que más interesa.
¿Cómo sobrevivieron?.
Esa pregunta daba vueltas en mi cabeza, no podía centrarme bien en las clases por ese motivo, en mi mente solo estaba esos chicos además de que la punzada no me ha dejado tranquila, mi cuerpo estaba inquieto, quiero voltear y ver que hacen, quiero saber porque ese chico, Seth, me miró de esa manera tan ¿Negativa?, ni siquiera sé como llamarlo pero no es bueno.
— Disculpa...
Un susurro me sacó de lo profundo de mi mente, volteé inmediatamente sin disimular mi impresión. Soy estúpida por naturaleza.
La voz que me había llamado era de Mía, apenas la vi a los ojos me detuve impactada de lo hermosa que se ve de cerca, ella desvió su mirada sin querer verme directamente a los ojos, parecía querer decirme algo pero su timidez le obligó a callarse por unos segundos.
— ¿Puedes prestarme tus apuntes?, digo, si no te molesta.
— Oh eh, no, no, para nada — Tomé mi cuaderno, casi vacío, para entregárselo — Aunque creo que no te será muy útil, no he escrito casi nada.
— No, está bien, tienes justo lo que quiero.
Asentí algo incomoda, su mirada se tornó intensa de repente, lo que me hizo voltearme de inmediato a ver la pizarra la cual estaba casi llena de todos los datos que estaba escribiendo ahora la profesora de historia, pero está de más decir que mi mente no pensaba en absoluto en la revolución francesa, ahora mi atención está en aquella mirada llena de intensidad de la recién llegada, ¿Qué no era tímida?, se supone que los tímidos no suelen ver a los ojos a muchos y peor ser intensos con solo mirar, ni siquiera sé si eso podía ser posible, bueno de poder si se puede y eso lo tengo más que claro gracias a Mía pero me refiero a que si debería ser así, creo que no, pero parece que eso no pega con ellos.
Los nuevos.
Sus miradas no cesaron, y se volvieron más constantes cuando Mía me devolvió mi cuaderno, hasta creo que están hablando de mi en este momento, o quizá es una paranoia creada por mi alocada mente la cual ahora se encuentra al borde de la locura, suena tan absurdo pero es cierto, esos tres despiertan algo dentro de mí que no puedo explicar, me aturde, distrae y molesta.
Si siguen viéndome por el resto del año voy a pensar que quizá me quieren comer o algo, esto no es normal.
A la hora de comer todos fuimos al salón principal, es donde el colegio nos da nuestro almuerzo para poder seguir con la siguiente parte de nuestros estudios con energía. Como todos los años, iba con mi grupo de amigos,
Primero se encuentra Iria, una chica pelinegra con ojos cafés claros, su morena piel es perfecta y sin ninguna imperfección pero claro ella jamás lo admitiría, es muy modesta cuando se trata de ella misma, no es muy sociable con las personas que no conoce pero una vez que agarra confianza es más extrovertida, más aún cuando tratan temas que son su adoración, como lo es la literatura y películas de terror o con una trama intensa.
Segunda está Lydia, mi escandalosa y pelirroja amiga, sus ojos azules es lo que más llama la atención de esta chica llena de imperatividad y por esa razón es una de las más lindas de nuestro pueblo, su cabello color fuego era algo que no se pasaba por alto convirtiéndola en blanco de muchos pretendientes.
Tercero está Oliver, también llamado ricitos de oro por su melena rubia y ondulada, es un deportista apasionado con complejo de "Siempre ganar, nunca perder", trata de ser siempre el número uno en todo y eso le llama la atención a todas las mujeres con las hormonas sensibles, he visto a más de una profesora babear por él y a decir verdad no es cómodo para nadie, mucho menos para él.
Por último pero no menos importante, está Alex, mi enciclopedia humana, si le preguntas algo lo más probable es que lo sepa y si no lo sabe es porque quizá no existe, este pelinegro muchacho es como un vampiro de la saga crepúsculo, no solo por su piel y ojos color marrones oscuros, sino también por su misma personalidad, aislado y muy poco sociable con los que no conoce.
Menos con nosotros, una vez que lo conoces te das cuenta de que es tan normal como todos.
— ¿Vi? — La voz de Iria me asustó por un momento haciendo que de un leve brinco por el estimulo — Oye estás rara, no has dicho nada en todo el tiempo que estamos aquí.
— Está así desde que los nuevos aparecieron, más aún desde que ese guapísimo de Seth la quedó viendo — Menciona Lydia de manera coqueta — Tienes suerte Vi, pero parece que no la aprecias.
— No es eso, solo... — Suspiré levemente, quizá confíe en ellos pero hay pensamientos que sé que no entenderían por lo que omitiré mi punzada y todo referente a los nuevos — Es el pacto de Irina, me tiene algo preocupada, es todo.
— ¿Por? — Dice Oliver alzando una ceja — Ningún pacto ha fallado, ni siquiera uno, no tienes nada de que preocuparte.
— Irina no es... — Me paré a mi misma, no quiero sonar grosera pero no encuentro otra palabra — Sana, necesita tomar medicamento de por vida, su corazón es prácticamente de cristal, no sé porque la admitieron en el registro de repoblación, ella debería haber omitido el pacto como los estériles.
— ¡¿Pero que dices?! — Lydia me mira horrorizada, de hecho casi todos mis amigos lo hicieron — Sabes muy bien que eso es una deshonra para todos, sería repudiada por todos.
— Hubiese preferido eso con tal de que esté a salvo con nosotros.
— Ahora creo que has perdido la cabeza — Ríe un poco Alex — No hablas enserio, ¿Verdad?.
Mi mirada le respondió, negó con la cabeza en desacuerdo, todos parecían pensar lo contrario a mi pero dentro de todo mis amigos son un sitio seguro en ese aspecto, ellos no se alejarían de mi aunque estuviera delirando, a pesar de todo sé que ellos se quedarían conmigo y por eso los aprecio.
— No tienes nada de que preocuparte, estoy seguro que Irina y Gael van a ser muy felices, ese chico sabrá que tiene que cuidar a su esposa, cuidará en todo momento de Irina — Alex pasa su mano alrededor de mis hombros, dándome algunas palmadas en el hombro para consolarme — Confía en nuestro sistema, son buenos para variar.
Eso hizo que soltara una carcajada, en ese instante sentí de nuevo esa mirada intensa quemándome la espalda, volteé sin poder resistir a la tentación y me topé con los ojos oscuros de Seth, su mirada demandaba algo pero no sé bien que, su mesa estaba repleta de los chicos y chicas deportistas de este colegio pero ninguno parecía percatarse de nuestro pequeño encuentro de miradas, su rostro de ángel se transformó en uno de psicópata, era serio y intimidante, pero mi propia curiosidad fue el incentivo suficiente para mantenerle la mirada, pero dentro de mi algo se removió y eso él lo notó, ya que su seriedad cambió drásticamente debido a que ahora en su rostro se había formado una sonrisa...
Pero no cualquier sonrisa, una la cual dejaba en claro de que yo no soy nada comparado a él, esa sonrisa de superioridad era algo que se quedaría grabado en mi hasta el fin de mis días, su sonrisa era a la vez juguetona pero no a nivel sexual si no más bien como si yo fuera un juguete para él, una sonrisa siniestra que dejaba en claro que lo que puede tener de ángel también lo puede tener de demonio y al parecer no tiene problema de pertenecer a ambos bandos.
¿Debería estar asustada?.
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