La eriza estuvo prácticamente todo el día buscando a Shadow sin éxito, pues entre que aún estaba muy débil y se mareaba, y que apenas era capaz de detectar la energía de las Esmeraldas llegando hasta a confundirlas, estuvo mucho tiempo dando vueltas sin éxito alguno. 

Pero por fin lo había encontrado en una cueva oculta por una cascada, así que se quedo fuera de esta tímida -¿S-shad-dow? ¿E-estas ahí? -algo nerviosa.

El erizo no le respondió, solo se quedó detrás de una roca, no quería verla, no quería hablar con ella. Él pensaba que todo lo ocurrido con Eggman fue culpa suya, y creía que alejarse de ella era la mejor solución, pues aquella no había sido la primera vez que ella acabó mal por protegerlo.

-S-shadow por favor... N-no podrías... n-no se... ¿s-salir un moment-to y hab-blar? -aquel temblor en su voz delataba su nerviosismo y una pizca de miedo, miedo de que lo que había escuchado fuera cierto y que él se alejó de ella sin querer saber más.

-No, no deberías estar aquí, así que vete -dice con toda la seriedad que puede aún sin salir de la cueva, por lo que no pudo ver como ella bajaba las orejas y pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos.

-P-por favor... s-solo un r-rato y prom-meto que te dejo en paz... p-por favor S-shad... -empezaba a acercarse a la cascada con la intención de entrar a la cueva.

-Ya te dije que no, deja de insistir y solo vete de una vez -dice algo más serio nervioso por su insistencia.

La eriza bajó las orejas con más ganas aún de llorar, pero se aguantó y finalmente entró en la cueva mirándolo -P-pues n-no digas n-nada si no quieres... P-pero tengo alg-go import-tante que decirte...

Al notar que estaba dentro se levantó del suelo y la miró con seriedad -Por última vez te lo digo, vete.

N-no... -algo más seria pero un poco sonrojada por lo que estaba a punto de decir -S-shadow, y-yo te...

Pero él la interrumpió sin querer saber nada -¿Es que acaso estás sorda? Te dije que te fueras, ¡así que hazlo ya! -le grita para después gruñir con molestia.

Ella se quedó callada por unos cuantos segundos mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas y sus orejas se pegaban a su cabeza mientras daba pasos hacia atrás -V-vale... y-ya m-me v-voy... -saliendo de la cueva -S-supongo que... f-fue tont-tería e-esperarte... -sin ya poder aguantar más se  va corriendo de allí mientras lloraba desconsolada sintiendo un gran vacío en su interior.

Pero mientras ella estuvo en esa especie de shock, el erizo se dio cuenta de lo que acababa de decirle y de la forma en la que lo hizo, pero cuando intentó suavizarlo se quedó callado escuchándola, no entendía a que se refería. 

Este la miró irse sintiéndose mal consigo mismo por hacerla llorar, es cierto que la había visto antes de aquella manera, pero nunca con aquella intensidad.

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Por su parte, la eriza siguió corriendo entre lágrimas, no sabía muy bien a donde iba, pero ya le daba igual, aquellas palabras de parte del erizo la habían destrozado, además de que no entendía por qué se alejó de ella de repente, ¿qué le había hecho para que no quisiera saber más de ella? 

Aquel pensamiento la hizo sentir peor aún, y sin darse cuenta llegó hasta su casa.

-Vaya vaya, ya decía yo que era mala idea ir allí, ya volvieron a hacerlo -resuena una voz en la cabeza de la eriza.

-C-cállate...

-Vamos, sabes que digo la verdad, ¿durante cuánto tiempo más vas a dejar que todos te pisoteen como si no fueras nadie? Tú eres una princesa, como la gata esa, y a ella no le pasa ni la mitad de lo que a ti.

-N-no es lo mismo, y-ya deja de intentar confundirme -aprieta un poco los puños entre lágrimas.

-Para nada, esta es la realidad y tú no quieres verla. Nadie te valora, nadie te trata como deberían, todos se creen que son tus iguales cuando tú estás por encima.

-No, cállate, basta ya -empezando a molestarse y ponerse nerviosa, al punto de que algunas chispas salían de sus púas.

-Tú eres una princesa, que digo, eres una reina. Déjame tomar el control y así conseguirás todo lo que algún día quisiste, porque te conozco y sé que sigues amando a ese erizo a pesar de que se acaba de portar como un aunténtico imbécil y...

-¡Ya cállate! -acaba "explotando" soltando una descarga eléctrica a la casa que provocó que las bombillas reventaran, y las pocas que sobrevivieron empezaron a parpadear.

Tras la descarga volvió a sollozar y se miró al espejo.

-¿Es esto lo que quieres? ¿Sentirte una miserable por el resto de tu vida mientras lloras como una cobarde? Sólo mírate, las dos sabemos que no mereces este trato. Déjame el control, y él volverá de rodillas implorando tu perdón.

Ella se quedó callada por un rato mirando su reflejo en el espejo, ya no quería volver a llorar, no quería que le hicieran daño de nuevo -E-esta b-bien...

-Gran decisión "mi reina".

Tras estas palabras, Alba cerró los ojos y su pelaje se fue oscureciendo poco a poco hasta ser marrón oscuro, su vestido se volvió negro, y cuando abrió los ojos, sus pupilas ahora eran de color rojo.

-Que bien se siente estar de vuelta~ -tras decir esto con una voz más grave de lo normal empezó a reírse a carcajadas.