Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Priscila 14 años

Hades estaba recostado en su buró pensando en miles de cosas. Sobre todo, cómo terminaría los papeles que tenía delante de él. Eran miles y Siran no estaba a su lado pues su esposa estaba en celo y tenían cierto asunto en mano como la tarea de crear un cachorro propio. De cierta forma sonrió. Ya era hora que su beta sentara cabeza  le diera un ahijado. Oyó como la puerta de su oficina era abierta ligeramente y una mata de cabello oscuro seguido de un risueño ojo plateado se asomaba suavemente.

La sonrisa de Hades se hizo más intensa y le indicó con el dedo a su hija que se acercara. Priscila entró cerrando educadamente la puerta y caminó hacia su padre sentándose en su regazo. Hades la miró por unos segundos. En los últimos cuatro años, su hija había crecido considerablemente pareciendo ahora una adolescente tierna y cada día más hermosa. No quería discutir con Nebraska pero había heredado los mejores rasgos de ambos. Su cabello oscuro había crecido hasta la altura de la cintura y sus puntas se rizaban igual a las de él con un reflejo violáceo oscuro. No había ninguna duda de que era su hija.

Su esposa se las había arreglado para en los últimos tiempos poner Priscila en un horario de entrenamiento riguroso  pero que había dado sus frutos. No había más indicios de ninguna pérdida de control por parte de la cachorra, más bien sus habilidades con la mente eran incluso capaz de superar a su madre en poco tiempo. Por suerte esta le había ordenado no usarlas con nadie a menos que la situación lo ameritara y Priscila era demasiado obediente por lo que siempre hacía lo que le decían.

-Pa, irá a correr hoy conmigo, me lo prometiste ayer- su voz todavía era grave pero no como hacía un poco atrás.

Hades pasó la mano por su cabeza con rostro desilusionado.

-Disculpa Pris, pero no puedo- besó su mejilla- Esta mañana me acaba de llegar una carta, es para una reunión importante por parte del Consejo. El lobo que la traía se atrasó por una lección en la pata y llegó con un día de atraso-

Hades esperaba con ansias esa reunión. En parte era porque se trataría por primera vez con el que sería el nuevo dirigente de la manada de hierro, cosa que aligeraría la carga sobre todos ellos, y en segundo porque necesitaba hablar sobre una solución para resolver el tema del crecimiento de su hija. No tocaría el asunto del lobo muerto, eso podría condenarla a pesar de ser una cachorra, pero no podía extender más el asunto. Habían estado buscando una solución por sus medios todos esos años y no habían tenido resultado.

-Está bien- allí estaba otra vez, la sonrisa de su cachorra, sin acusación de ningún tipo, siempre complaciente- Será en otro momento- se abrazó a su padre- pero no te dejaré romper la promesa de nuevo-

Hades se carcajeó.

-Está bien, correré contigo, solo si me prometes que te mantendrás lejos de Layan-

Esta vez ella hizo un puchero.

-Otra vez con eso Pa- resopló. Pris nunca pedía mucho y siempre se conformaba con lo que recibía pero era bastante terca cuando se trataba precisamente del lobo de cabello rojo- No te prometo nada- alzó la nariz.

-Mi pequeña tramposa, estás intentando jugarle una mala a tu alfa- Hades le hizo cosquillas en la cintura.

-Tú no eres mi alfa- ella se rio- Eres mi pa- ella siguió riéndose pues al final, por mucho que ellos se negaran ella sabía que al final iba a ganar, solo era cuestión de tiempo. No podía esperar mucho pero si el suficiente.

Esa tarde fue un revuelo completo en toda la mansión como siempre ocurría como cuando el Consejo se reunía. Desde que se había desplazado la sede del castillo de Layan a la manada de Hades para ocultar el seceso de su hermana convertida y sin control, esta era una rutina que los lobos habían admitido sin protestas.

Pris estaba sentada junto a Nicolás en uno de los enormes sofás de la sala principal. Tanto ella como su hermano leían cada uno un libro. El de él era más sobre registro económicos de la manada y el de ella sobre historia. Ya se había devorado casi toda la biblioteca por lo que estaba repitiendo libros. Gracias a eso tenía más conocimiento que muchos de los lobos de la misma manada que tenía mucho más tiempo que ella.

-Nico, ma y pa van a estar muy ocupados hoy- le dijo a su hermano cerrando el libro.

-Si- el le acarició la cabeza- hay algunos asuntos pendientes importantes, y la reunión del consejo serán como tres días por lo que no debemos estarlos molestando mucho. Terminarán muy cansados.

-Crees que alguna vez pueda aligerar su carga- la pregunta lo tomó de sorpresa- Su hermana era demasiado joven para hacer comentarios así, aunque había notado su rápido y anormal crecimiento.

Había criado prácticamente a sus hermanos menores y sabía perfectamente como era cada fase. Le había preguntado a sus padres pero estos parecían evitar la conversación, alegando que todo estaba bien. No estaba bien, no era estúpido, pero por el momento y hasta que ellos se lo dijeran solo la miraría.
Pris entonces comenzó a agitar la cabeza de un lado a otro.
-¿Qué ocurre?- Nico le prestó atención a su extraño comportamiento de repente.

-¿Escuchaste eso?- ella se sobó la sien y sacudió otra vez la cabeza como si tuviera algo dentro de los oídos.

Nico agudizó su audición pero solo escuchó los pasos de los lobos en toda la mansión pero de otras salas. La principal estaba en total silencio, por eso es que estaban allí leyendo.

-No, Pris ¿qué es?-

Ella lo miró y negó con la cabeza al darse cuenta que él no percibía lo mismo. Lo había oído. Varias voces en su cabeza, no uno, ni dos, varias, muchas, eran leves pero se volvía incómodo, tampoco era que pudiera identificarlas y menos concentrarse en una, solo entendía palabras pues las oraciones se entrelazaban. Cerró los ojos y tomó un suspiro. Debían ser ideas suyas o tal vez estaba cansada. Su madre era firma con su entrenamiento a pesar de no ser duro, pero si utilizaba bastante su concentración.

Media hora después las voces en su cabeza no cesaban, más bien, de alguna forma se hacía más fuerte y comenzaban a marearla. Se llevó una mano a su frente y la masajeó.

-Pris- Nico dejó su libro y se enfocó en su hermana masajeando su nuca al notar su ceño fruncido.

La cachorra iba a hablar cuando algunos lobos se alinearon en la puerta antes de abrirla. Segundos después comenzaron a llegar algunos miembros del Consejo. Pris abrió los ojos y se paró al lado de su hermano aunque se recostó a él, era de mala educación, no recibirlos con educación. Además, eso significaba que volvería a ver a Layan después de años.

Primero reconoció al lobo más viejo del Consejo, Asule, poco después entraron los gemelos, uno vestido totalmente de blanco y plateado y el otro de rojo y dorado. Eran tan iguales y a la vez tan diferentes, que llamaban la atención. Esperaron un poco más, aunque no entró nadie más y esta se cerró. La decepción cruzó en el rostro de Pris, esperaba ver a Lai Lai pero no fue así.

-Pris- su hermano tocó su hombro- vamos a acostarte, descansa-

Ella quiso negarse pero las voces volvían en su cabeza, incluso, esta vez, había nuevas, añadiendo la de su hermano, que decían palabras diferentes a las que salían de su boca. Ella asintió y estiró sus brazos.

-Eres una mimada- Nicolás se rio y la cargó entre sus brazos. De cierta forma, cuando él la tocaba las voces disminuían un poco, solo un poco.

Ella había estado recostada por un tiempo en que no pudo pegar ojo. A pesar de estar sola todavía había mucho ruido en su mente, tanto que era agobiante y cada vez que cerraba los ojos se incrementaba. No le había dicho nada a su hermano a su lado para no molestarlo, ya bastante que tenía que acompañarla pues ella nunca podía dormir sola, por lo que siempre se rotaba las camas. Su cuarto solo estaba para guardar la ropa, pues siempre lograba invadir la cama de sus padres con facilidad.

Se levantó sin hacer mucho movimiento y salió de la habitación. Quería saber si Lailai había vuelto. Cerró la puerta en su espalda y cuando se giró chocó con alguien casi cayendo al suelo.

-¿Estás bien?- una melódica voz se filtró tanto por su piel como en su mente.

Pris alzó la cabeza y se sorprendió. Delante de ella había una mujer de piel pálida, así como su cabello y pestañas totalmente blancas y sus ojos eran rojos, pero no de locura, es que eran así. Era una loba albina, la loba más hermosa que había visto antes.

Ella le sonrió a la menor y se giró al escuchar unos pasos que venían de detrás de Priscila.

-Al fin te encuentro, dónde te metiste- Priscila se tensó al escuchar aquella voz masculina.

-Lo siento, solo me perdí- ella sonrió abiertamente- No me regañes, Layan-

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro