Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Golpe en la mejilla

Si lees este antes pues ve al anterior que hice actualización doble

Litus sintió la puerta que sonaba y no tuve que hacer mucho para saber quién estaba del otro lado de la puerta. El olor que se filtraba incluso del otro lado era bastante potente y era bastante denso.

Layan estaba molesto.

El alfa abrió la puerta y por supuesto se esperó que el puño del líder del Consejo se estrellara contra su rostro. Más de un hueso crujió en su mejilla más no dijo nada mientras se mantenía sentado en el suelo. Era un alfa, sí, pero estaba tanto en la manada de Layan como había tocado a la loba de él. Que solo lo hubiera golpeado, y bueno casi desgarrado el cuello, era un milagro.

Ya lo hubiera mandado a matar y no hubiera pasado nada. Era el líder del Consejo. Podía hacer lo que le viniera en gana.

-¿Se puede saber que mierda estabas haciendo?- el gruñido del alfa de cabello rojo hizo retumbar las ventanas.

-¿A qué parte te refieres?- Litus mantuvo la calma.

Layan lo fulminó con la mirada, sus ojos estaba sumamente dorados.

-A todas. Desde el beso a Priscila hasta liberar sus emociones. Estás loco. Acaso pretendes que ella muera- se dio cuenta que estaba gritando y chasqueó la lengua.

Litus se levantó del suelo con agilidad pero con movimientos medidos. Layan no estaba de buen humor y no debía provocarlo.

-Ella me lo pidió-

-¿Pedir qué?-

-Que liberara sus emociones-

A Layan le tomó unos segundos procesar sus palabras. ¿Para qué Priscila querría eso?

-¿Y tú simplemente lo hiciste? Tú mismo fuiste el que selló sus emociones para salvarla de que muriera. ¿Cómo demonios piensas que va a lidiar ahora con eso?- sus colmillos se mostraban.

El rostro de Litus se mantuvo tranquilo.

-Al principio realmente me negué. Incluso cuando lo hice y comencé a deshacer la barrera que estaba dentro de ella todavía me lo cuestionaba. Pero me informaron lo que a ella le pasó. ¿Liberó tu poder?-

Layan escondió ligeramente sus colmillos y asintió.

-Entonces no estés tan alarmado. Ya no debe correr peligro-

-¿Dé que estás hablando?-

Litus alzó el mentón.

-Si ella aprende a controlar tu poder puede curarse por sí sola y retener el envejecimiento acelerado de sus células-

Y Layan se quedó sin palabras.

***

A pesar de que Layan le había pedido que se quedara en la habitación, Priscila estaba agotada de estar o en una cama o descansando. Por eso y antes de darse cuenta ya estaba caminado por los terrenos del castillo. Aún estaba algo confundida sobre todo por sus emociones y aprendiendo de ellas o lo que podía recordar.

Había un vestigio de cuando dormía con sus hermanos y era abrazada por ella. La forma en que se sentía en esos momentos era lejana pero se sentía bien. Cuando su madre le daba un beso o su padre la cargaba en sus brazos. Felicidad. Esa era la palabra indicada y le hizo sonreír ligeramente.

Tener emociones era complicado pero no era desagradable. Al menos por ahora y podía tratar con ello.

Se detuvo en seco y recordó la primera vez que había visto a Layan, cuando había ido a la manada de Plata. Había sido su primera transformación y se había golpeado. Había sido cómica su cara cuando él le quitó la sangre y supo quién era ella. Nunca podría olvidar su rostro. Y claro que no lo haría.

Su lobo era hermoso, no por gusto lo había reclamado desde mucho antes. Se llevó una uña a su boca y la apretó, un ligero sabor metálico llegó a sus papilas gustativas y pensó que todavía debí de quedar algún rastro de sangre en ellas y lo ignoró. Pero no podía ignorar como su corazón latía igual que cuando era niña.

Lailai. Era extraño recordar ese nombre y sentir calidez dentro de ella.

Sí, le gustaba tener emociones.

Avanzó un paso y se dio cuenta que debajo de su pie había diminutas escarchas de nieve. Entrecerró los ojos. Debía tener cuidado. Sus poderes despertaban con la influencia de sus emociones, así que aunque ahora las sintiera debía mantenerlos bajo control. No todo era felicidad.

Respiró profundo y pudo notar como la escarcha funcionó. El entrenamiento que le había dado su madre cuando era muy pequeña podía funcionar para aplicarlo a todos los poderes que ahora residían en su cuerpo. Incluyendo ese nuevo que había despertado. El de Layan.

Siguió paseando dejando que el viento refrescara su rostro hasta que vio a lo lejos algo que le llamó la atención. Hacía buen rato que no veía a Leila, más bien, sus caminos no se cruzaban y al menos esta ya no irrumpía en plena madrugada o mañana. Porque de seguro más de una escena de desnudo y toqueteos húmedos iba a encontrar protagonizada por su hermano mayor. Layan se podía intenso en plena madrugada.

Pero lo que más le llamó la atención a Priscila fue que ella no estaba sola. Antoin, aquel lobo que aquel día se la había comido con los ojos y había ocasionado más de un problema con Layan estaba a su lado. Lo único bueno, Leila al menos llevaba la manilla conformada por la piedra de sangre omega y la fibra de su cabello. Lo malo. Ese lobo no le gustaba para nada.

Aun así no se metió en la relación. Los veía conversando aunque no parecía muy contenta. Él la tenía agarrada de una muñeca y no la soltaba. Quizás debía intervenir pero... Ahhhhhh tener emociones hacía que vacilara que debía hacer. Eso era el lado negativo de todo aquello.

Intentó ingresar en la mente de ese lobo y nuevamente fue rechazada. Esta vez von fuerza que le hizo tocarse la sien. Demonios por qué no podía ingresar. Por lo que se acercó a ellos y agarró la otra mano de él cuando la alzó con ¿intenciones de golpearla?

Las uñas de ella se enterraron en la muñeca de él rompiendo la piel.

-¿Qué crees que haces?- lo fulminó con la mirada.

Antoin la recorrió de arriba abajo y le gruñó.

-No me gruñas lobo, no creo que tu alfa esté muy contento de saber que intentaste golpear a su hermana y desafiar a su pareja- su voz era plana y la temperatura subió alrededor de ellos. Al lobo requirió todo su control para no quemar algo.

Antoin soltó la otra muñeca de Leila y sacudió la que Priscila tenía agarrada.

-Esto no se quedará así- las señaló a las dos y se dio media vuelta. Priscila ya lo tenía en la mira. Ese lobo era sospechoso y descubriría que tramaba.

-¿Estás bien? Creo que no deberías verte más con ese lobo- se giró hacia Leila solo para recibir una cachetada en su rostro. Priscila pestañeó y la miró con los ojos muy abiertos.

Apretó el puño sintiendo dolor para que este la ayudara a calmarse porque...la maldita la había golpeado.

-¿Por qué te metes?- Leila sollozó- No sabes lo que has hecho-

Priscila cerró los ojos y se acarició su mejilla palpitante. Respiró profundo. Muy profundo. Indignación, rabia, eran sensaciones que se movían dentro de ella y que parecían verterse en su cuerpo como una cascada. Pero recordó que esta era la hermana de su lobo y no debí hacerle daño. Aun cuando su mejilla palpitaba por culpa de esta.

-Sí, se lo que he hecho o acaso querías que él te golpeara- intentó no sonar brusca.

-Tú no sabes nada- ella sollozó- No sabes nada- y salió corriendo.

Cómo diablos iba a saber algo. Había visto que la iba a golpear y la ayudó. Acaso eso no era suficiente. Realmente no la entendía. Y ahora su humor estaba bastante agrio por lo que decidió volver. No quería agredir a alguien si estaba tan...molesta.

Se encaminó hacia su cuarto pero realmente no tenía ganas de estar ahí por lo que preguntó dónde estaba el alfa recibiendo respuesta. Minutos después estaba delante de la puerta del estudio de Layan y tocó.

Escuchó un asentimiento del otro lado y entró. Layan alzó la cabeza cuando la vio entrar y sus ojos fueron directamente hacia su mejilla.

-¿Qué te pasó?- se iba a levantar pero ella ya estaba junto a la mesa y se sentó en el borde.

-Tu hermana me golpeó- soltó sin más quitándose los zapatos y poniendo sus pies sobre el muslo de él.

Layan sabía que la relación de ellas era tensa desde que habían peleado pero había esperado que las cosas se tranquilizaran pero al parecer no.

-Hablaré con Leila más tarde- acarició las rodillas de ella- ¿Por qué se pelearon?-

Priscila agarró su mano y comenzó a jugar con sus dedos.

-Al parecer a ella no le gusta que se metan en su vida. Yo solo la ayudé y recibo esto, pero que ella te de los detalles. Capaz que venga a reclamarme solo porque te lo dije-

Layan llevó su mano hacia la mejilla de ella que comenzaba a tener un color rojizo y la tocó levemente.

-¿Estás molesta?-

-¿Tanto se nota?- hizo una mueca ligera con su boca.

Layan sonrió y tiró de ella hasta su regazo.

-Me había acostumbrado a tu cara tan seria que verla ahora algo completamente nuevo. Se nota cómo te sientes-

-Mientes. Mi cara sigue siendo la misma-

Layan acercó su rostro y comenzó a lamer la parte que se estaba hinchando.

-Te equivocas preciosa- y comenzó a curarle el golpe. Si ella supiera como controlar su poder eso sería pan comido. También era hora de comenzarla a entrenar.

En eso tocaron su puerta y un lobo entró corriendo.

-Alfa ha habido otro ataque-

Y Layan gruñó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro