Cobarde
Nebraska se removió en la cama ante las voces a su alrededor y que taladraban su cerebro. Como resultado abrió los ojos de muy mal humor. Y eso no era anda bueno...nada bueno. En la puerta vio a su esposo que tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados delante de su pecho.
La loba apretó los dientes. Rápidamente reconoció el olor de su hija y con ella el de alguien más. El de Layan. Así que estaban discutiendo como lobos incivilizados durante la mañana como si nadie en la mansión estuviera durmiendo. Y más ella que su esposo la había tenido despierta hasta muy tarde.
Sigilosamente se levantó de la cama y se pasó un camisón largo hasta los tobillo y caminó hasta ponerse detrás de hades que apenas si la notó. Por su parte él estaba enfrascado en la imagen que había presenciado.
-Layan, mantén las manos fuera de mi hija-
El pelirrojo chasqueó la lengua apartando las manos que había puesto sobre los hombros de Priscila corriéndola hacia atrás para darse un poco de espacio. Ella por suerte no mostró resistencia.
-Dejemos las cosas claras otra vez Hades. Tu hija es la que está detrás de mí y la que me puso las manos encima-
-¿En serio?- protestó este- Me parece algo increíble que una cachorra te acorrale contra la pared. Oh gran líder del Consejo de Alfas- dijo con ironía- si mi esposa te viera estoy seguro se reiría, eso ayudaría a su humor que últimamente está un poco agrio, debe ser hormonal-
-Si Nebraska te oye hablar así de ella de seguro que te deja sin sexo por más de un mes alfa cuida tu lengua- Layan soltó despreocupado.
-Al menos yo tengo con quien tener sexo sin preocupaciones- tocó en la vena delicada del otro alfa.
Layan hizo una mueca.
-te recuerdo la razón del por qué no puedo enredarme con alguien más, y esa razón la tengo precisamente aquí al lado- gruñó.
-Cobarde- soltó Priscila casual- Solo excusas, cariño- ella le sonrió de forma calculadora para después mirar al lado- Y hola ma. No seas muy dura con pa-
Hades pudo jurar que al sangre le bajaba a los pies y se ponía realmente pálido. Cómo demonios no se dio cuenta que su esposa llevaba tiempo detrás de él. La había impregnado de su aroma durante toda la noche que el de ella era muy imperceptible. Tragó en seco mirando por encima del hombro. Lo que vio para nada le gustó.
-Así que humor agrio, hormonal- su voz era como una lija que estremeció a los dos lobos ya además Nebraska tenía los ojos entrecerrados y su cabello oscuro alborotado- Me parece que no tengo que decir mucho, ¿verdad amor?- sonrió de lado a lado y Hades tembló. Layan tenía razón en una cosa. Venía un mes entero de abstinencia.
Dos horas más tarde y después del desayuno tres lobos estaban reunidos en el estudio de Hades. Layan sentado en el sofá, mientras Hades detrás de su escritorio. EN una esquina de este Priscila estaba sentada en el borde con las piernas cruzadas y jugaban con un mechón de su largo cabello. Litus, el alfa de la Manada de Hielo se había ido la antes del amanecer razón por la que Priscila estaba en la ventana despidiéndolo.
Layan no pudo evitar quedarse mirando la larga melena, era igual de brillante que la de su padre, que decía, era la copia exacta y parecía suave al tacto. Encontró que las yemas de sus dedos picaban ante el hecho de querer enterrarse entre las hebras y saborear la textura.
Cerró los ojos por un momento y se centró. Primero tenia cosas que atender, como por ejemplo, saber por qué la cachorra había despertado cinco años antes del tiempo estipulado.
-¿Y bien? Hablen, no es por gusto que me mandaste el mensaje de que viniera- soltó recostando el brazo por el respaldo del sofá. Quería parecer despreocupado pero con Priscila allí eso no era tan fácil. La loba podía ser de cierta forma intimidante en la forma que reclamaba lo que quería. ¿Cómo demonios tenía tanto poder?
Padre e hija se miraron, la última sonrió pero dejó que el lobo hablara.
-Layan, cuando vuelvas a tu manada llevarás a Priscila contigo-
Y el lobo pelirrojo pudo jurar que dejó de respirar unos segundos. Hasta tosió.
-Esa es una muy buena broma Hades. Intenta de nuevo, me cogiste desprevenido-
Hades alzó la ceja ante esto.
-No estoy bromeando Layan. Priscila despertó hace poco y todavía no tiene control sobre todos sus poderes además que la habilidad de sanar que de paso te pertenece está a punto de despertar. Eso sin quitar que de paso eres tú el mejor capacitado para entrenarla. Resultados tenemos con la reina de la Manada de hierro que lo está haciendo muy bien-
Layan cerró los ojos y respiró profundo.
-Todo eso está muy bien y todo lo que tú quieras pero son historias diferentes. Yo ayudo a los lobos a ser más fuertes y a desarrollar sus capacidades para una situación específica, pero ella...-
-Ella viene siendo ahora mismo el lobo más fuerte en todos lo kilómetros a la redonda, si pierde el control como la otra vez estaremos en problemas. Lo más recomendable es que sea bien entrenada. Nebraska le enseño a dominar su propia habilidad y lo aprendió bastante rápido.
Layan quiso protestar pero Hades tenía razón en cada una de las palabras que decía. Aunque no cedería tan fácilmente. No era alguien que podía ser manipulado tan fácilmente. Para manipular estaba él.
-Quiero algo a cambio- vio como padre e hija inclinaron la cabeza dudosos- Quiero retirar la marca de la nuca de Priscila. Romper el vínculo- dijo serio.
Esta vez fue Priscila la que alzó una ceja.
-Tanto miedo tienes Layan- sonrió fríamente cambiando la posición de sus piernas lentamente.
El lobo gruñó.
-Tampoco toques terreno pantanoso cachorra. Puede que esté aquí tu padre pero yo sigo mandando.
Ella no apreció inmutarse ni por sus palabras ni por su tono. No cedería.
-Está bien, pero la quitarás después de un mes- dijo finalmente desconcertando a Layan.
-¿Por qué un mes?- sus dientes estaban apretados.
-Solo necesito que me entrenes un mes, después que terminemos puedes quitar la marca-
-Priscila me parece que las condiciones ahora están de más-
-Y que vas a hacer, saltarme a arriba y borrarla con tus garras. Te puedo asegurar que con todo lo fuerte que seas no podrás llegar a mi cuello tan fácilmente Layan- ella sonreía más sus ojos vacíos y fríos lo miraban como dos témpanos de hielo- Seamos civilizados, solo un mes y no intentes la sumisión conmigo, no funcionará-
Ante las palabras de la loba que no le tenía el menor miedo Layan frunció el ceño marcadamente.
-Layan- le advirtió Hades sintiendo que el olor de él se volvía mucho más denso.
Al final este suspiró y se pasó la mano por el cabello llevando las largas hebras hacia atrás.
-Está bien, basta, no digan más. La llevaré conmigo pero te advierto con mis entrenamientos son verdaderamente duros. Si flaqueas una sola vez no daré vuelta atrás para recogerte-
Priscila se bajó de la mesa con un suave saltó cayendo elegantemente.
-Como quieras- alzó los hombros- Nos vamos-
Esto dejó estupefacto a Layan.
-¿Cómo que nos vamos?-
-Lo que oíste, nos vamos. Quiero salir cuanto antes y empezar, te lo dije, solo será un mes- se acercó a él y se inclinó- acaso quieres estar más tiempo aquí- los ojos se ella se entrecerraron. El lobo supo a qué se refería.
-Tanto ansias que te preste atención Priscila- la retó pero en cambio, pensando que recibiría uno de los comentarios sarcásticos o provocadores por parte de ella, la loba se enderezó. Su expresión se mostró libre se expresiones, completamente seria, dejando ver a Layan lo que ella era realmente, alguien sin sentimientos.
-Pa, voy a buscar la ropa que preparaste para mí- dijo sin mirar a ninguno de ellos y se dirigió a la puerta. El sonido del cierre invadió el estudio.
Hades se quedó quieto en su asiento. Su atención fija en Layan.
-No me mires así que la trágica es tu hija-
Hades apretó los dedos sobre la mesa.
-Layan, solo pondré en tus manos a mi hija porque sé que aunque digas todo eso eres alguien que cuida bien de los que están alrededor de ti-
El alfa chasqueó la lengua. Otra vez Hades tenía razón.
-Pero te pido que seas un poco flexible con Priscila. Al menos hasta que rompas el vínculo. Puede parecer alguien realmente fuerte pero eso no quita que tenga un límite. Ya es suficiente con que sus emociones fueron selladas-
Layan entrecerró los ojos.
-¿Te diste cuenta?-
Hades asintió con la cabeza.
-Amo su sonrisa, y esta que tiene actualmente no es ni remotamente tan cálida como cuando era cachorra. Por eso te lo digo-
Layan suspiró y se levantó.
-No te preocupes. Puede ser alguien obstinado pero puedo lidiar con ella. Solo es una simple cachorra con desarrollo acelerado. Puedo apañármelas o no sería el alfa más fuerte- le sonrió a Hades antes de salir por la puerta.
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